“Vuelvo a la tardecita”, le dijo Mario Golemba a su familia el 27 de marzo de 2008. Nunca más se supo de él. Recién hace un año el caso pasó a la Justicia Federal y se investiga como desaparición forzada. Los operativos de estos días refuerzan que se trató de un hecho de violencia policial.
“Todas las evidencias y nuevos testimonios fortalecen la hipótesis de violencia institucional. Por más que no aparezca el cuerpo, la causa va a seguir. De ninguna manera se puede decir que hayan sido negativos los operativos: uno de los objetivos de los investigadores era recabar más testimonios y eso se pudo hacer. Obviamente como familia queremos los restos, pero me explicaron que hay que mantener la expectativa de acuerdo a la cantidad de años que pasaron”, dijo Eliezer Golemba, hermano de Mario, en diálogo con Tiempo.
Aquel 27 de marzo de 2008, Mario salió de su casa para ir a ver a una nutricionista en Oberá. Tenía problemas de bajo peso. “Vuelvo a la tardecita”, le dijo a su familia. Y desapareció. “En el aniversario de la desaparición en 2021 hicimos una movida en redes en base a un testimonio que surgió, para reactivar un poco en la sociedad la causa”, repasó Eliezer. “Eso generó que los medios se comuniquen conmigo y generó gran repercusión. Veníamos de la pandemia, el año anterior casi no se había hablado del tema. Esto hizo gran ruido. Rafael Pereyra Pigerl y María Vannela Vignolles toman la causa como nuevos representantes legales y tratamos de hacer la denuncia en la Justicia Federal, como desaparición forzada, no como desaparición de persona como estaba en la justicia provincial”, contó el hermano del joven desaparecido.
Que el caso pasara a la Justicia Federal fue clave para que se dieran los primeros avances, pese al largo tiempo transcurrido. “Ahí empieza a cambiar toda la investigación. Comienza a investigarse realmente el tema. Estamos a un año casi de eso y tenemos estos grandes avances. Interviniendo la Procuraduría contra la Violencia Institucional (Prouvin), el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sifebu) y ahora Gendarmería, Policía Federal, Prefectura”, enumera Eliezer y elogia el trabajo de la fiscal Silvina Gutiérrez y la jueza Verónica Skanata. “Realmente dieron un impulso tremendo a la investigación. Nosotros como querellantes aportamos todos los datos y testimonios que hemos podido recabar en este tiempo. Cambió mucho el estado de la causa en este último año”.
“La fiscal nos pidió mucha prudencia sobre lo que se encontró. Pero son elementos que prueban la conducta de cómo actuaba la Policía, sobre todo en Dos de Mayo”, dice la abogada Vignoles, en relación a la comisaría de esa localidad. Porque a partir de testigos de identidad reservada se supo que Mario estuvo detenido allí, donde lo habrían golpeado. “Hay elementos de maltrato hacia los detenidos. Hay testimonios y objetos”, señaló la abogada, sin dar precisiones “para no entorpecer los avances”.
Una de las hipótesis fuertes sobre qué pasó con Mario es que su cuerpo fue llevado a Oberá –a unos 70 kilómetros de Dos de Mayo-. “Para sacarlo de donde se lo buscaba”, es una de las interpretaciones. En esta línea, hubo allanamientos en una antigua carpintería que quedó como un terreno baldío y había un pozo “que señalaban como que ahí podría estar el cuerpo. Se hizo otro allanamiento en una agencia de seguridad y estamos haciendo un tercero frente a la carpintería donde también señalan que podría estar el cuerpo”, enumeró la letrada.
Vignoles anticipó que “los allanamientos van a seguir hasta que se agoten las posibilidades” y confirmó que fue “a partir de que la causa cambia a la Justicia Federal que se empieza realmente a hacer una instrucción de lo que pasó y la jueza ordena los allanamientos a todos los lugares que estaban aportados por testigos, y nuevos aportados ahora por gente que antes no se animaba a hablar, porque se involucra a las fuerzas de seguridad de la provincia”.
“Hay una madre que está esperando los restos de su hijo. No podemos volver hacia atrás y decirles ‘no hagan esto’, pero creo que si hay una institución que todos respetamos, creyendo en Dios o no, es la madre. Si hasta el asesino piensa en su madre y se emociona. Entonces les pido, piensen en la mamá que está reclamando los restos de su hijo y de alguna forma, aunque sea anónimamente, digan el lugar donde está”, les pidió Eliezer Golemba –en declaraciones al diario local El Territorio- a los policías sospechados de haber desaparecido a su hermano. A más de 14 años, su familia aún espera que haya justicia y un lugar adonde llevar flores.
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