Un fusible blindado; por Adrián Murano

El jueves quedó claro a qué se refirió Patricia Bullrich cuando defendió el accionar de Gendarmería en la cacería que derivó en la muerte de Santiago Maldonado. «Necesito a esa institución para todo lo que estamos haciendo, para la tarea de fondo que está haciendo este gobierno», confesó la ministra de Seguridad en una comisión del Senado. La imagen de gendarmes gaseando y disparando a mansalva contra manifestantes explicitó en qué consiste esa necesidad.   

En la brutal represión participaron todas las fuerzas de seguridad, y hasta se verificó el uso de móviles de traslado del Ejército argentino. El uso de las Fuerzas Armadas para tareas de seguridad interior es un viejo anhelo en el macrismo, pero hasta ahora no consigue masa crítica en sus socios de Cambiemos para modificar la ley que lo prohíbe. Algunos socios radicales que aún poseen algo de pudor histórico se niegan a destruir uno de los buenos legados del gobierno de Raúl Alfonsín.

La ministra es una entusiasta defensora de la incorporación de militares en el «combate» contra el delito. De hecho, como contó este diario ya hace casi dos años, una de sus primera medidas fue constituir una «mesa de trabajo» donde participan los jefes de las fuerzas policiales, el jefe de Estado Mayor Conjunto de las FF AA y las carteras de Defensa y Seguridad. La excusa: trazar «planes de acción» contra el «narcotráfico y el terrorismo». Según el gobierno, las características «transnacionales» de esos delitos amerita la incorporación de militares al «combate». Los entrecomillados son textuales de documentos internos y discursos públicos realizados por la ministra Bullrich y su staff.

A los Estados Unidos le gusta eso. El Comando Sur lleva más de una década promoviendo la incorporación de las Fuerzas Armadas a la lucha contra el delito común. Como quedó en evidencia con los WikiLeaks –que reveló acciones, injerencias y contactos locales del Departamento de Estado en todo el planeta–, Bullrich es una interlocutora habitual y receptiva de las iniciativas norteamericanas.

La relación entre la funcionaria y el poderoso conglomerado de inteligencia-militar-industrial de Estados Unidos es intensa. Antes de llegar al ministerio, el vínculo se alimentó durante años a través de ONG que promueven la «libertad económica y política» en América Latina subsidiando organizaciones locales. 

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) son de las más activas. En la Argentina, esos tentáculos paraoficiales de la CIA y el Departamento de Estado patrocinaron actividades del Instituto de Estudios Argentinos (Idear). Su titular es Guillermo Yanco, pareja de la ministra Bullrich.

Idear es miembro de la Red de Partidos Políticos, una organización impulsada por el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI). Creado en 1983 por el ala derecha del Partido Demócrata estadounidense, el NDI tiene presencia en 50 países y recibe financiamiento, entre otras fuentes, de la NED.

Además de su rol ejecutivo en Idear, Yanco es la cara visible de la Agencia Judía de Noticias Vis-à-vis. Su aliado en ese emprendimiento fue el actual secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. El estrecho vínculo entre ambos se trasladó también al Estado: en tiempos de la intendencia de Mauricio Macri, cuando Avruj fungía como secretario de DD HH en la Ciudad, Yanco fue nombrado titular del Museo del Holocausto.

Pródigo en contactos, Yanco asistió a su pareja ministra en la organización del viaje que Bullrich realizó a Israel en noviembre de 2016. La misión de la comitiva: estrechar lazos con el gobierno de ultraderecha de Benjamin Netanyahu y comprar pertrechos de seguridad. 

Un mes después de la visita, el 30 de diciembre, el gobierno emitió las resoluciones administrativas 1589/2016 y 1591/2016 donde se aprobó la compra de cuatro lanchas equipadas con cañones Typhoon, sistemas de vigilancia y monitoreo, y otros pertrechos bélicos a empresas ligadas al Estado israelí. El monto erogado en esas operaciones: 84 millones de dólares. 

La visita de la ministra a Israel tuvo cobertura en la agencia Vis-à-vis. «Israel: al tope del desarrollo mundial», se titula uno de los artículos, ilustrados con la foto de Bullrich disertando en el HLS & Cyber, una de las mayores exposiciones globales sobre seguridad que tiene lugar en Tel Aviv. El autor del artículo es Mario Montoto, titular de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí y dueño de la empresa de seguridad CODESUR. Montoto y Bullrich se conocen bien: en los setenta, ambos militaban en grupos activos del peronismo revolucionario. Montoto en Montoneros. Bullrich, según la historia oficial, en la JP. 

La empresa de Montoto fue pionera en la venta de cámaras de Seguridad a municipios y estados. Su nombre se menciona como eje de una discordia en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace tiempo venció la concesión a la empresa que opera las cámaras de vigilancia. La disputa por ese millonario contrato, aseguran en el gobierno porteño, es un motivo de tensión entre el intendente Horacio Rodríguez Larreta y su antecesor y mentor, hoy presidente.

Más disciplinada, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal aceptó una invitación cursada por el ministerio de Bullrich para que miembros de la Policía Bonaerense se entrenen en Israel. En octubre pasado viajó el primer contingente, conformado por miembros del Grupo Halcón. Durante dos semanas, los efectivos recibieron instrucción en temas vinculados con despliegue rápido, metodologías convencionales y no convencionales, equipamiento especial, prevención, disuasión, planificación y ejecución del ataque. También, según la información oficial, los bonaerenses «recibieron instrucciones en conocimiento de explosivos, preparación física y mental de policía élite, técnicas de uso del arma, intervenciones en edificios complejos y medios de transporte, rescate y evacuación».

A Macri le gusta eso. Voceros oficiales difundieron hace dos semanas que el presidente está encantado con la tarea que está desarrollando Bullrich. El respaldo se conoció justo después de que una patrulla de Prefectura matara al joven mapuche Rafael Nahuel por la espalda. Entonces, como ahora, surgieron voces que pidieron la renuncia de la ministra. La teoría de la gestión estatal indica que los funcionarios son fusibles que saltan con las crisis para proteger al presidente. No parece ser el caso de Bullrich, cuya gestión ya rompió todos los records de violencia estatal y despertó reproches, incluso, entre los miembros de Cambiemos. Tiene lógica que siga en pie: a la ministra le sobran padrinos con poder.  «