Es habitual escuchar en la discursividad del oficialismo nacional una tríada de factores que determinan el actual estado de cosas: la deuda, la pandemia, la guerra. Es este el marco de conflicto económico y cicatrices sanitarias donde los discursos hacia lo profundo de la derecha protagonizan la discusión pública en el año electoral. Pero, ¿qué es ser de derecha hoy? Una investigación reciente sobre 10 mil casos a lo largo del país plantea un escenario donde conviven el individualismo con la solidaridad y la retracción del Estado como articulador social con la preocupación por el futuro ambiental.
“Desde los inicios de esta indagación los objetivos fueron claros: bucear en el sentido común de derecha que muchos agoreros observan con desazón de cara a las elecciones del año 2023”, explican en Sentimientos Públicos, el equipo de investigación que realizó el relevamiento a través de un cuestionario con 19 afirmaciones a valorar con niveles de acuerdo y desacuerdo.
“Inventar nuevos impuestos nunca es la solución para los problemas económicos” y “Los sindicatos son uno de los mayores problemas de nuestro país” fueron algunas de las frases que recibieron mayor positividad, pero también lo fueron “Desearía que el próximo presidente tenga entre sus primeras prioridades la agenda medioambiental” y “La tolerancia a las identidades de género es un requisito indispensable para construir una sociedad abierta”. Las razones para la convivencia de estas aparentes contradicciones abre la mirada a lógicas que hasta el momento no se encuentran tipificadas por la encuestología habitual en años impares.
Hernán Vanoli, integrante de Sentimientos Públicos, explicó en diálogo con Tiempo que este estudio -realizado a través de una combinación de cuestionarios online y llamados telefónicos a todo el país- “muestra un pulso, una foto de la sociedad, pero también ciertas tendencias de fondo, vinculadas mayormente al ocaso de los discursos que intentan sacar una diferencia política en base a la defensa más o menos abstracta del intervencionismo estatal. Por eso afirmamos que las nuevas derechas son menos un temperamento extremista en la sociedad, o un ánimo revanchista ante los políticos, que intérpretes sesgados y siempre incompletos de nuevos sentidos comunes, con elementos irracionales pero también con un alto componente racional”.
El individuo vs el Estado
Esta reciente encuesta, disponible en sentimientospublicos.com.ar, concluye que aquello que se entiende por liberalismo clásico -que en Argentina podría resumirse a neoliberalismo en lo económico y conservadurismo en lo privado- sufrió un giro en los últimos años.
Por un lado, se sostiene la vocación por el libre mercado de divisas, un mayor empoderamiento de las fuerzas de seguridad y el apoyo a una flexibilización de la legislación laboral. En paralelo, aparecen naturalizadas la tolerancia a la diversidad sexual, los beneficios colectivos del deporte en clubes de barrio y la solidaridad como valor por encima de la eficiencia. Se trataría entonces de una sensibilidad de derecha donde el interés está, como siempre pero con nuevos matices, en el desarrollo individual.
“La tendencia a la hiper individuación es una tendencia global, una transformación societal que atraviesa a las formas en que construimos el deseo”, argumenta Vanoli. “Los ideales solidarios o comunitarios, en ese marco, tienen que ser dichos o glosados en base a épicas individuales. Santiago Maratea, el influencer hoy en boga por su intervención en el club Independiente, es un síntoma muy visible de esto. La caída en desgracia de los relatos de transformación gracias a sujetos colectivos se acentúa ante el fracaso estatal a la hora de garantizar una mínima previsibilidad. En un plano global tenemos fenómenos como las pandemias, el terrorismo, la guerra o el cambio climático. La clase política global se muestra impotente. En Argentina a eso le podemos sumar la inflación, el dólar, las inversiones, o el mero horario de llegada de un tren. El individualismo acérrimo se convierte en un refugio contra esa imprevisibilidad”.
Resulta inevitable pensar en la figura de Javier Milei como depositaria del voto para este segmento. Sin embargo, desde Sentimientos Públicos refieren que es difícil correlacionar de manera directa, sobre todo en una instancia en que las candidaturas del Frente de Todos y Juntos por el Cambio no terminan de definirse. Además, la encuesta revela algo que contradice de manera abierta la plataforma del candidato de La Libertad Avanza: sólo el 32.2% respondió que está a favor de que “La única salida posible a la crisis económica permanente que padece la argentina es la dolarización”. Un número apenas mayor prefiere no expedirse sobre este tema (24%).
El estudio, titulado Valores progresistas, voto libertario. Apuntes para pensar una contradicción aparente, retrata lo que consideran una sorpresa en lo referido al cambio climático, otro tópico que Milei desdeña al borde del negacionismo. “La pregunta sobre cuán prioritaria es la agenda ambiental cosechó un 72% de acuerdo, con una tasa de rechazo de poco más del 10%. Ante la creencia de que esta agenda no suma votos expandida en la corporación política argentina, se trata al menos de un llamado de atención”, expresan.
Aunque las categorías de derecha e izquierda siguen presentes y de hecho aplican sobre las decisiones reales de gobierno y oposición, aparecen indicios que habilitan la preocupación por interpretar las nuevas subjetividades en un año electoral que parece definitorio. Las personas menores de 35 años de edad conforman en 2023 el 40% del padrón nacional. ¿Qué quieren y en base a qué deciden su voto? Sin dudas es preciso seguir indagando. «