Al juez federal Claudio Bonadio le surgió un nuevo cuestionamiento por su actuación en la causa de las fotocopias de los cuadernos del chofer Oscar Centeno. Por un flanco inesperado y por un hecho que lo coloca en una situación incómoda: la supuesta protección al empresario Sebastián Eskenazi.
El abogado Alejandro Sánchez Kalbermatten denunció ante el Consejo de la Magistratura a Bonadio porque, según su recolección de testimonios periodísticos, durante la declaración como arrepentido del financista Ernesto Clarens «impidió que se mencionara a Eskenazi».
¿De dónde surge tal hipótesis? De coincidentes publicaciones periodísticas y relatos en otros expedientes. Sánchez Kalbermatten le pidió al Consejo que convoque a declarar a los periodistas Carlos Pagni, Horacio Verbitsky y Rodis Recalt; al exjuez Jorge Brugo (ante quien –dijo– Bonadio buscó influir a favor de Eskenazi) y al propio Centeno.
Sánchez Kalbermatten tiene una vieja inquina con los Eskenazi, a tal punto que está procesado por un presunto intento de extorsión que también se le reprocha a Juan Manuel Ducler, el hijo del difunto financista Aldo Ducler. El abogado subrayó dos circunstancias: el titular del Grupo Petersen aparece mencionado en los cuadernos de Centeno y además fue fotografiado almorzando con Bonadio en un restaurante de La Recoleta.
Eskenazi, según la denuncia, está mencionado en la causa de las fotocopias de los cuadernos. «Así lo demuestra un extracto del cuaderno, donde existe un error ortográfico en el apellido, que se escribe como ‘Skenassi'». Sin embargo, no aparece salpicado, por ahora, en la investigación. «Fácil resultará concluir que juez y parte se conocen, son amigos con suficiente confianza e intimidad, y que esa es la razón por la cual el juez no lo convoca a la causa cuadernos ni a ninguna otra existente en su juzgado, bregando de manera impropia y desvergonzada el juez porque no se mencione a su amigo, ni a su grupo familiar, ni menos aun al Grupo Petersen».
¿La supuesta protección se vincula sólo con la causa de las fotocopias? Según el denunciante, el entramado es más profundo: «Si se mira en detalle la causa que investiga la importación de GNL (Gas Natural Licuado) que se tramita en el juzgado de Bonadio, en el cuerpo Nº 1 y a partir de la foja Nº 98 se agregó un informe realizado por la Auditoría General de la Nación que analizó las importaciones de combustibles por parte de la empresa estatal Enarsa durante el periodo 2008-2010. En la página 28 se describe que Enarsa, por pedido del Poder Ejecutivo, delegó la importación de GNL y se contrató a YPF, que en ese entonces estaba dirigida por Sebastián Eskenazi, para esa tarea. La empresa construyó un puerto para regasificar GNL en Bahía Blanca, donde se amarraría el buque Excelsior, y se encargó también de las compras de GNL, el cual era provisto por Repsol Comercializadora de Gas, una subsidiaria de la empresa matriz española que en ese momento tenía el paquete mayoritario de YPF. El empresario Sebastián Eskenazi llegó a tener el 24,9% de la petrolera argentina y fue designado como CEO. A pesar de la participación del empresario en este negocio, hasta ahora, por razones que hoy podrían encontrarse en la imagen reseñada, que equivale a mil palabras, el juez federal Claudio Bonadio no lo llamó a declarar ni tampoco lo imputó». «Bonadio no es muy diferente al exjuez Norberto Oyarbide», reflexionó el denunciante.
La presentación ante el Consejo de la Magistratura enumera una serie de presuntas irregularidades como causales potenciales de juicio político, entre ellas «llevar causas judiciales de gran trascendencia pública de fuerte contenido de corrupción y con intereses políticos y económicos en juego con empresarios o grupos económicos con quienes tiene encendida amistad, sin efectuarles imputación ni citación de ningún tipo; desempeñar el cargo en causas que involucran a empresarios amigos sin excusarse de intervenir; sentarse a cenar o almorzar con un pretenso imputado o al menos denunciado en causas sensibles que lleva el mismo juez a la luz del día y con absoluta impunidad».
Bonadio –añade el texto– «ha negado hechos existentes en la causa, como la referencia a ‘Skenassi’ en los cuadernos y ha soslayado intencionalmente evidencias para eludir la imputación a su amigo Sebastián Eskenazi, con el ánimo de otorgar impunidad a sus actos criminales».
La denuncia le reprocha «haber actuado con una curiosa, sugestiva y poco frecuente ambigüedad en los tiempos procesales, claramente dinámico en relación a algunos de sus imputados, y con actitud pasiva y displicente respecto de otros, como el caso de Sebastián Eskenazi, a quien el juez conoce, festeja y protege».