“Respondimos con piedras, pero enseguida nos dimos cuenta que estaban tirando con plomo”, contó un testigo y agregó: “Rafael cayó al piso y gritaba: ‘No puedo respirar, no puedo respirar'".
Desde la Lof Lafken Winkul Mapu, un integrante de la comunidad, herido de bala, describió cómo fue la represión del grupo Albatros de Prefectura, y el asesinato del joven mapuche de 22 años.
La represión empezó el jueves, cuando ingresaron al territorio, de madrugada. Empezaron a agarrar a las lamienes (mujeres) y a los niños. A nosotros nos persiguieron por todo el monte. Eran los del grupo especial Albatros, de Prefectura. Salieron a cazarnos. Nosotros nos defendimos con piedras y palos, nada más. Y ellos nos tiraban con municiones de plomo, sin medir consecuencias.
Pese a ese operativo seguimos resistiendo dentro del territorio. Estuvimos escapando durante toda la noche. Nos seguían con drones, con linternas. Los Albatros estaban con la cara pintada, camuflados, y arrastrándose por el suelo.
Ayer pudimos descansar un poco, y comer algo. A las cuatro de la tarde, cuando estábamos reunidos, escuchamos un grito: «¡Quietos, al piso!», aparecieron de la nada y nos tiraron a matar. No dijeron quiénes eran.
Nosotros respondimos con piedras, pero enseguida nos dimos cuenta que estaban tirando con plomo. Ahí hirieron al primer peñi (hermano). Él gritó: «¡Me dieron, me dieron! Nos dimos cuenta que estaban tirando con munición 9 milímetros. Nos agachamos, y las balas rebotaban por todos lados. Otra lamién (mujer) fue herida en el hombro, la bala le pasó de lado a lado.
En un momento sentimos un grito, cayó el peñi (hermano) Rafael al piso, y gritaba: «¡Ahhh, no puedo respirar, no puedo respirar!». Y cuando lo arrastramos para ver lo que tenía, se le había cerrado el pecho. El tiro le había entrado por ahí (se señala la zona de la cadera), y le había salido por acá (las costillas). Pero en verdad no le terminó de salir, quedó encajado en la espalda, tenía como hinchado, como sobresalido, y estuvo agonizando un tiempo.
Le hicimos reanimación. Ya se había puesto pálido, estaba frío. Y mientras lo bajábamos desde arriba del cerro, se nos murió.
Cuando llegamos a la base nos quisieron seguir reprimiendo. Nos apuntaban con sus fusiles, y la Policía Federal estaba con pistolas en la mano, como si fuéramos terroristas. Nosotros veníamos con las manos levantadas, pidiendo por favor que nos dejen sacar el cuerpo, porque el peñi (hermano) se nos murió a la mitad del camino, en nuestros brazos.
Bajamos al peñi y dejamos el cuerpo, porque nosotros no nos queríamos entregar. Ellos nos apuntaban con fusiles y pistolas. Nos dijeron «déjenlo ahí y vengan», como una forma de señuelo para cazarnos. Ahí lo dejamos, y lo tuvieron como hasta las 12 de la noche, tirado, como a un perro.
Lo que le pasó a Rafael Nahuel es una tristeza; se nos fue un peñi (hermano) que tenía 22 años. Mataron a un jovencito. Fue el grupo Albatros el que empezó a los balazos. No hubo un enfrentamiento. Y ahora quieren tapar la realidad de lo que pasó. Ellos vinieron a cazar mapuches. Quieren hacer lo mismo que en la Pu Lof, es decir, lavarse las manos. Pero en este caso no van a poder hacerlo, porque nosotros estamos todos baleados, y ellos no tienen ni un solo herido.
Nosotros teníamos piedras y palos. ¿Qué podíamos hacer con eso? ¡Una bala mata!
No es verdad que haya habido diálogos de negociación ni nada por el estilo. Acá vino la fiscal el miércoles, se rió de nosotros, y dijo que si no desalojábamos pacíficamente, iba a reprimir y mandar a todos los efectivos que fueran necesarios. Estaban los niños jugando frente a ella, pero no le importó. El jueves por la madrugada, a eso de las 5, empezó el desalojo. A las mujeres que se quedaron allá arriba les pegaron, y a los nenes les tiraron gas pimienta en los ojos.
Pedimos que se acerque toda la gente mapuche. Esto es urgente. El apoyo tiene que ser rápido, porque no tenemos seguridad de que vengan a reprimirnos de vuelta.
Ayer no dejaban pasar a nadie. Recién hoy, como a las 10 de la mañana, liberaron los accesos. Nosotros no tenemos celular ni cámaras, ni ningún medio, y queremos comunicarle a la gente de Bariloche, a la gente consciente, que nos venga a brindar apoyo. Hoy perdimos al peñi (hermano) Rafael, y podrían haber sido más los asesinados.
Los días en la lof lafken winkul mapu
Este es un territorio recuperado, un territorio mapuche. Nosotros queremos vivir tranquilos acá, que nos dejen trabajar la tierra, con nuestro ser mapuche, nuestros animales y nuestra gente.
Este territorio era de nuestros ancestros, ES de nuestros ancestros, y SERÁ de nuestros ancestros.
Hace una semana que no comemos nada. Estamos a pura agua, porque cuando entraron se llevaron toda la comida que teníamos. También se robaron tres motosierras que compramos con esfuerzo de lucha y trabajo.
Nos rompieron dos casas que habíamos hecho. Destrozaron la siembra, se llevaron nuestra ropa, la comida, rompieron y se llevaron todo, y nos contaminaron el territorio.
Existe documentación que a nosotros nos avala -hasta legalmente- sobre que estos territorios son ancestralmente mapuches. Es una lucha de más de 500 años. Parques Nacionales y el Estado argentino, en la época de la matanza, venían a asesinarnos, se llevaban a los niños de chiquitos a Buenos Aires o a otros países.
A los peñi (hermanos) de esta zona se los llevaron al Museo de La Plata, y ahí los exhibían. A nuestros abuelos los vinieron a matar, como a nosotros nos vinieron a matar ahora.
Nosotros vamos a seguir acá pacíficamente, como siempre estuvimos. Queremos que nos devuelvan un pedazo de tierra, para poder trabajarla. Ahora se metieron de esta forma, a matarnos, como nos mataron desde hace 200 años, en los barrios pobres, a los hermanos que trabajan en los campos. Y de eso no se sabe nada, no es noticia.
Parece que hay que morir para que la gente se dé cuenta que la nuestra es una lucha digna. Nos dicen que somos terroristas, porque nos encapuchamos. Pero en verdad, nos encapuchamos por seguridad: tenemos cuatro peñi detenidos, dos que bajaron a pedir que no nos disparen más, y otros dos que fueron quienes llevaron el cuerpo.
Nos tienen aislados, y por eso le pedimos a los medios que se acerquen a mostrar cómo nos tienen aquí. Para no decir las mismas mentiras que dice la Justicia.
Acá hubo heridos de bala, y somos nosotros los únicos heridos. El muerto es nuestro.
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