Algunas alarmas se encienden. Pero en la vorágine de los días pasan desapercibidas o se minimizan ante las preocupaciones cotidianas que atraviesan al conjunto de sociedad por el golpe que sufrieron sus bolsillos en los últimos meses, en particular, los de sectores más postergados. Detrás de los tarifazos, de despidos y suspensiones, de CEOs implacables a la hora de profundizar un modelo de exclusión, hay un cambio de época, no solo en lo económico, que estremece.
Algunos ejemplos de la última semana:
1. El juez Carlos Rozanski, quien era titular del Tribunal Oral 1 de La Plata, renunció a su cargo, tras denunciar una persecución político-mediática en su contra. El magistrado fue quien mandó a prisión perpetua al represor Miguel Etchecolatz y al cura Christian von Wernich. En su renuncia apuntó contra miembros del Consejo de la Magistratura a quienes acusó de buscar frenar los juicios a los cómplices civiles de la dictadura.
2. El proyecto para modificar el Ministerio Público Fiscal, una ofensiva para desplazar la procuradora Alejandra Gils Carbó, esconde una serie de reformas que alertan a los organismos de Derechos Humanos, que podrían redundar en la persecución penal de organizaciones populares, y en la destrucción del Estado de Derecho a favor de un Estado de Excepción.
3. Se conoce hoy que la Unidad de Información Financiera UIF no se presentó a una audiencia clave en la principal causa contra lavado en la Argentina, en la que se investigan giros ilegales al exterior del BNP Paribas por unos mil millones de dólares de clientes vip.
4. El Ejecutivo acelerará su plan, vía decreto, para que las Fuerzas Armadas participen en Seguridad Interior. Un modelo que emularía al que se aplicó en Brasil con resultados más que alarmantes.
5. Por último, el ministro de Educación Esteban Bullrich designó a cargo de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONADU) a Francisco José Piñón, que cuenta con un antecedente en su legajo que no debería ser obviado por un gobierno democrático: siendo rector de la Universidad del Salvador distinguió, el 25 de noviembre de 1977, al genocida Emilio Massera, con el título de Honoris Causa. Tiempo Argentino contó esta historia el 25 de noviembre de 2012.
Cuando la Memoria, la Verdad y la Justicia son ignoradas, avasalladas, se clava en la sociedad, como un piñón fijo, la impunidad. Y no es ninguna payasada para andar celebrándola con globitos de colores.