Columna de opinión.
Pero más allá de los cuestionamientos a la veracidad de esos argumentos, para quien los cree, son válidos. El tema parece ser que hay mucha gente que igual se pregunta: ¿Por qué no votar a Grabois en las PASO? Es un límite mucho más claro contra la derecha -no hizo campaña con Gerardo Morales en el 2015 ni le votó leyes a Macri-, Cristina habilitó su candidatura para algo -si no se la hubiera bajado como a Scioli- y si bien tiene casi nulas posibilidades de ganar, lo importante son las generales. ¿Qué puede tener de malo votarlo ahora en las PASO?
Grabois viene a ocupar el lugar del deseo, una voz que grita en cada spot, “seamos libres, lo demás no importa nada” y Massa quiere ocupar el lugar de la responsabilidad. Si en las generales opera el miedo, en las PASO opera la culpa. Dicen que votando a Grabois, aunque sea en las PASO, debilitamos al candidato “de la unidad”.
¿Pero no es, justamente, debilitar a Massa el objetivo de votar a Grabois? Sí y no. Sí, porque si a Grabois le va bien, podrá negociar. ¿Negociar qué? Políticas públicas. Y para esto, que los votos de Grabois no vayan a Massa automáticamente es una virtud, no un defecto. Significa que habrá un condicionamiento público a su gobierno desde un sector de la coalición. Significa que Sergio Massa deberá ganarse los votos de Grabois haciendo una promesa y que luego si es presidente deberá cumplirla, y que, si así no lo hiciere, es válido que Grabois y todos sus votantes se lo demanden. Es aprender de lo que pasó con Alberto y no creer que un triunfo electoral garantiza un triunfo político.
Pero ese no es el punto, ese debilitamiento está ok. El tema está en si votar a Grabois en las PASO debilita electoralmente a Massa en las generales. Y la verdad, no se entiende este razonamiento. Porque los que no quieren votar a Massa en las generales, no lo quieren votar independientemente de que Grabois sea candidato o no. Entonces, ¿cuáles son esos votos que la candidatura de Grabois pone en riesgo? Es una falacia que quieren instalar para traccionar votantes kirchneristas a partir del sentimiento de culpa.
En todo caso, si hay mucha gente del campo nacional y popular que no quiere votar a Massa, gracias a la interna se abre la posibilidad de que Grabois los convenza. Y, en todo caso, que esa posibilidad exista después de las PASO depende más de Massa que de Grabois. Es él quien deberá incorporar su agenda y convencer a esos votantes de que su gobierno va a ser significativamente mejor para el pueblo que el de sus contrincantes.
Lo que sí puede pasar es que haya votantes de Massa que vayan a Grabois en las PASO y que, a pesar de que eso no le quite votos a Unión por la Patria, la división de esos votos le impida a Sergio ser el candidato más votado de todos los partidos. O sea, no se trata de las elecciones generales ni se trata de los votos de Unión por la Patria. Pero ¿es tan importante que Massa sea el candidato más votado en las PASO? Es más importante que el resultado exprese lo que el electorado de Unión por la Patria quiere en términos programáticos. Y en todo caso, lo más importante es que Unión por la Patria sea el partido más votado. Si les da temor poder capitalizar los votos de Grabois para la coalición, es porque no paran de negar su candidatura. Pero ahí el problema no es Grabois, sino la estrategia general.
El último escenario que ponen en juego para apelar a la culpa es “si Grabois gana las PASO”. En este universo de fantasía, quienes votan al dirigente social serían responsables de que haya un balotaje entre Bullrich y Milei. Esto es ridículo, pero como hay gente que tal vez lo crea, analicemos. Para ganar, Grabois debería sacar, por lo menos, arriba de 15 puntos. Ese resultado lo convertiría automáticamente en el mejor candidato porque significa que UxP sacó arriba de 30 y que él superó a todo el aparato del PJ y sin un peso. Imagínense qué potencial para las generales, con plata, aparato y el apoyo explícito de Cristina. Otra opción sería que le gane a Massa sacando menos de 15 puntos, pero en ese caso se confirma que Sergio Tomás era un pésimo candidato, a pesar de que quisieron instalarlo como el que más medía. Y poco tendrá que ver con que Grabois esté en las PASO, basta mirar los números para notar que viene teniendo una caída continua de sus votos, en valores absolutos, desde el 2013.
La hipótesis del espacio de Grabois es que no hay un corrimiento de la sociedad hacia la derecha sino un descontento de las personas con la política porque no resuelve los problemas importantes. Y esto se refleja en que aumentó más la gente que no fue a votar y el voto en blanco que los votos a opciones de derecha. A su vez, el hecho de que la gente esté despolitizada hace que resolver los problemas importantes sea cada vez más difícil, porque encontrar una solución estructural implica pelearse con el poder real y con una agenda mediocre y sin el pueblo entusiasmado, eso se vuelve imposible. Estamos, entonces, en un círculo vicioso que va corriendo cada vez más lejos la capacidad de lograr la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.
Si la política deja de ser la herramienta de transformación social, aunque ganemos elecciones, no podremos hacer casi nada. Entonces, el planteo de Grabois de pelear una alternativa en las PASO hasta el último minuto no se explica sólo desde la lógica electoral. Tiene que ver con cambiar el ritmo de la discusión y la orientación del movimiento. Lo que se juega en estas PASO es si hay lugar para ese cambio.
¿Puede ser Grabois una alternativa que logre convencer a una sociedad despolitizada? Suena raro, pero quizás simpatizantes de Milei para los que Massa es parte de la casta sean más permeables a un outsider rebelde. Sectores populares que sufren la inflación y los bajos salarios es difícil que se entusiasmen con el actual ministro de Economía. Además, prometer, por ejemplo, que las familias trabajadoras van a poder acceder a un terreno, ¿no garpa?
Es muy loco porque, por un lado, el argumento es “Grabois no llega, no le da, no puede ganar”, y por otro lado es “si gana o le va bien, perjudica la elección”. Lo más importante debería ser que Unión por la Patria le gane a Juntos por el Cambio y a Milei, si es con muchos o pocos votos de Grabois, no debería plantearse como un problema dentro de la fuerza. Salvo que la verdadera preocupación para el massismo no sean los votos, sino lo que Grabois va a pedir a cambio. Es decir, que tengamos un problema político, de programa, porque el futuro gobierno no tiene como prioridad a los sectores populares.
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Excelente descripción del escenario político
Me gustó tu análisis, Violeta. Muy bueno.
A la autora de esta nota no le gusta Massa. Entonces retuerce los argumentos hasta el delirio. Todos sabemos que votar a Grabois es debilitar a Nada. Y eso es a lo que aspira la oposición cambiemita.
Tremendo. Mucha claridad gracias