Hace cuatro días que no duerme. Es el mismo tiempo que lleva al frente del Mercado Central de Buenos Aires. Siente que la responsabilidad que asumió, después de una larga experiencia política y militante en la agricultura familiar, a través de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), equivale a la de un gobernador. Para Nahuel Levaggi, el predio ubicado en la localidad bonaerense de Tapiales es «una ciudad donde conviven distintas fuerzas, intereses y lógicas enquistadas, a las que se suma la pandemia”. Sin embargo, en este diálogo con Tiempo, desgrana tres o cuatro ideas clave para lo que considera como uno de los objetivos de su gestión: democratizar el mayor espacio de abastecimiento de frutas y verduras de la Argentina. Por primera vez desde su inauguración en octubre de 1984, esa enorme estructura alimenticia -en la que todos los días interactúan 10 mil personas que despachan mensualmente 106 mil toneladas de frutas y verduras para 13 millones de habitantes- está bajo la conducción de un joven proveniente de la agricultura familiar y de los movimientos campesinos, los mismos que llevan más de dos décadas de organización y desarrollo de métodos sanos y no especulativos de provisión de alimentos, resistencia frente al agronegocio y defensa de la soberanía alimentaria. El llamado del gobierno –dice- llegó acompañado con una misión estratégica: “Con la única consigna que me convocaron es ‘Queremos que la gente coma más barato’”.
-En un escenario inédito, donde la distribución de alimentos está atravesada por la pandemia, ¿cuáles van a ser los mecanismos para garantizar precios baratos para el público y justos para el productor?
-Desde el primer momento que asumimos, hace cuatro días, hicimos dos cosas: primero organizar el protocolo de seguridad higiene y salubridad en un lugar donde circulan cientos de miles de personas, y la segunda fue convocar a un compromiso social de abastecimiento. Hablamos con varios de los operadores y ya desde ayer lanzamos precios fijos al por mayor en el mercado que se van a ir actualizando una vez por semana. Hubo varios operadores que se comprometieron a mantener por ejemplo la papa a 17 pesos el kilo por bolsa, al por mayor, es decir la bolsa que compra el negocio minorista para venderla. El Mercado se abre en el año 1984 y es la primera vez que se construye algo así, es inédito. El Mercado no fija precio, es casi como una inmobiliaria, los operadores alquilan el espacio y vienen los verduleros, o almacenes y le compran al puestero que alquiló, o sea, el mercado no interviene en las transacciones.
-O sea que es la primera vez que el Mercado está aplicando un mecanismo para poder intervenir en los precios.
-Sí, que es una propuesta de consenso y hubo quienes la aceptaron y quienes no. Por ahora los precios que se negocian son por libre oferta y demanda, o sea, el Mercado no fija los precios. Se fijan en el sentido de que es el lugar donde se concentran las mayores transacciones y entonces vos podes decir que los precios que terminan sucediendo en el Mercado Central impactan. Entonces, tenemos ese compromiso de garantizar el abastecimiento, y la transparencia y la comunicación. Así, si tanto los productores como los consumidores saben que la papa en el Mercado Central hay un compromiso de venderla a 17, el productor ya sabe cuánto le tendrían que pagar y el consumidor ya tiene noción de cuánto le tendría que pagar al minorista. Lo que vamos a hacer también es hacer unos precios sugeridos.
-¿Cómo sería en ese caso?
-Los sugerimos porque no los determinamos, pero sí decimos: acá la papa está a 17 pesos, entonces usted en la verdulería no tendría que pagar más de 25, 26, 27 pesos. Hay que empezar a empoderar al consumidor. El consumo tiene un nivel de poder y también un nivel de desprotección. En la cadena de frutas y verduras no hay regulación de precios por parte del Estado, por eso hay comunicación para una regularización social por un lado, y por otro lado en este compromiso social estamos pensando en armar una red que integren desde productores hasta negocios minoristas, para que todos nos vayamos comprometiendo a ese precio. Y si nosotros eso lo comunicamos, y vos por ejemplo entrás a la página o la red social del compromiso de precios, sabés que a la vuelta de tu casa, tal negocio, tal almacén están dentro de la red y sabés que el productor gana tanto, en el Mercado Central se vende a tanto y el minorista vende a tanto. Estamos evaluando quizás una regulación de precio sostén y tope para la verdura y fruta, y esa regulación ordenaría tanto hacia el productor como el consumidor. Porque también es importante hablar del precio sostén para el productor.
– ¿Cuál es el punto de la cadena donde se incrementa el precio, y cuáles son los mayores porcentajes de incremento?
-Es difícil de identificar, son varios eslabones donde cada uno le va agregando algo. Es toda la cadena de intermediación donde se van aumentando porcentajes. El fletero le pone un precio, el puestero le pone otro precio, el otro le pone otro precio y así los que pierden siempre son los productores y los consumidores. Ahora lo que tenemos que construir es una cadena racional y justa, y quitar esa variable especulativa tan fuerte que está en la cadena de frutas y verduras. Hay que entender que esto se maneja 100% por oferta y demanda, entonces si hay mucha oferta y poca demanda bajan el precio y si hay poca oferta y mucha demanda, suben el precio, y así va y viene el precio. El tema es que está naturalizado que es así, pero no tendría que ser así porque al productor le salió lo mismo producir eso, los costos de intermediación son los mismos, excepto en procesos inflacionarios, y doña Rosa también tiene que pagar lo mismo, y si en vez de haber veinte manzanas hay una, ¿por qué tiene que valer el triple? Es hasta una discusión filosófica. Viene un defensor del libre mercado y te dice “a mayor demanda y menor oferta aumenta el precio”, ¿y por qué? Si estamos hablando de un alimento básico y producirlo salió lo mismo.
-¿Cuál sería la alternativa?
-Tenemos que empezar a construir esos precios desde la producción y de ahí ir hacia adelante, que es lo que nosotros hacemos desde la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT). Los productores le ponen un precio a su valor, a ese valor se le agregan los costos de la comercialización y se construye el precio final. Y en cada parte de la cadena se sabe, y es racional y es legítimo.
– ¿Tiene una estimación del tipo de composición del Mercado, en relación a pequeños y grandes productores?
-En el Mercado hay grandes operadores y pocos pequeños productores. Una de las primeras acciones que vamos a realizar es utilizar una nave que está vacía y la queremos poner a disposición de los pequeños productores. Pero ahora estamos en la pandemia y no se puede pensar demasiado en otra cosa.
-Con el aislamiento surgen interrogantes en los barrios y comedores sobre la capacidad de aprovisionamiento de frutas y verduras, ¿hay posibilidad de que el Mercado tome esa tarea?
-Hay un esquema de donaciones y estamos pensando en convocar a los Ministerios de Desarrollo Social y organizaciones sociales para pensar juntos un plan de emergencia de abastecimiento.