La nueva Ley de Bioinsumos, sancionada a principios de julio de este año por la Legislatura provincial de Misiones, prohíbe en uno de sus artículos el uso del Glifosato (el potente herbicida desarrollado por Monsanto, hoy propiedad de Bayer).
La normativa entrará en plena vigencia a partir de 2025. Fue bien recibida por la comunidad. Sin embargo, organizaciones campesinas y de pequeños productores, junto a médicos y activistas ambientales, advierten que la medida solo afecta a pequeños y medianos productores, ya que tanto la industria forestal como la tabacalera están migrando al uso de otros agroquímicos de nueva generación, basados en ARN de interferencia (ARNi), que son potencialmente más tóxicos.
En su artículo 7 la ley “prohíbe la utilización del glifosato, sus componentes y afines en toda la Provincia”. Y establece que “esta prohibición entra en vigencia luego de dos años desde su publicación oficial a los efectos de una transición progresiva de los sistemas productivos actuales”
“Cuando se conoció la Ley nos pusimos contentos las organizaciones campesinas y de pequeños productores. Pero la realidad es que las grandes forestales y tabacaleras ahora usan otros agrotóxicos más fuertes, y eso nos llega por el aire y por el agua”, dice Miriam Samudio, productora agroecológica de la cooperativa Puerto Piray (a 200 kilómetros de Posadas), integrante de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).
Un contratista de Arauco (la principal firma forestal, de capitales chilenos), relata: “Aparte del glifosato se usa Arsenal (producido por BASF), Metsulfurón (YPF Agro), y más de ocho productos químicos. Y ahora están usando Esplanade (herbicida de Bayer, de prolongado efecto residual), que es impresionante, mata todo. El glifosato que quieren sacar es el más liviano”.
“La nueva ley nos sorprendió –dice la médica pediatra Marcela Bobatto, integrante de la Red de Salud Popular Laicrimpo- porque ya había una ley de 2017 que entró en vigencia hace tres años, prohibiendo la fumigación cerca de zonas urbanas, escuelas rurales, y cursos de agua”.
“En principio creemos que es auspiciosa, pero el glifosato no es el único herbicida ni el peor. Hay que ver en la reglamentación y en la letra chica si este producto es el único que se prohíbe. Además, la nroma habla de bioinsumos y abre la puerta a productos basados en la interferencia de ARN, que usan proteínas recombinantes y otras modificaciones génicas cuyos efectos en la salud y el sistema nervioso no han sido convenientemente estudiados”, advierte.
“El glifosato provoca problemas en la piel, respiratorios, broncoespasmos, rinitis, y últimamente se lo vincula a la intolerancia al glúten. Hemos visto esto en familias que viven frente a aserraderos, pero no tenemos forma de medirlo, salvo en intoxicaciones agudas”, dice la pediatra, citando al cirujano infantil Hugo De Maio (fallecido en 2017), quien durante décadas se dedicó a estudiar y denunciar cómo en forma crónica y a lo largo de los años, los agroquímicos generan aumento del hipotiroidismo, abortos espontáneos, malformaciones al nacer y aumento de la prevalencia de cáncer.
Las organizaciones de productores, junto a activistas ambientales y profesionales del ámbito de la salud, convocaron para el 15 de julio a una jornada en la provincia en la que discutirán la nueva ley y pedirán que se prohíban también otros agroquímicos. “Nuestra lógica es diferente -dice Miriam Samudio-. Dicen que nos van a facilitar la compra de bioinsumos. Pero nosotros usamos nuestros propios biopreparados. Y no hacemos monocultivos, que traen un montón de pestes. La biodiversidad es más productiva”.