Las banderitas amarillentas de la cascabel de Gadsden flamean en la puerta del búnker ultraderechista erecto en el frígido microcentro porteño. El Hotel Libertador incuba el huevo de la serpiente derechosa. La crema y nata de La Libertad Avanza serpentea a la espera de los guarismos que Milei obtuviera en la primera vuelta electoral.
A las siete de la tarde reina el entusiasmo entre los anarcocapitalistas. “La casta tiene miedo, la casta tiene miedo, la casta…”, es el mantra que cantan en loop unos pocos militantes sobre Avenida Córdoba. Flacucho león de trencito de la alegría incluido entre los presentes.
El salón del hotel parece una rave alucinógena. Música dance al palo. Freak Power: hay streamers en trance, famosos de cabotaje, negacionistas y conservadores jurásicos, usureros canallas recién afeitados, trumpistas con sus gorritos “Make Argentina Great Again”, franquista de Vox y también bolsonaristas. Pulula entre los móviles el ultra facho Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente brasileño, con su pisacorbata con forma de revólver. En cada entrevista, el bronceado diputado carioca repite el acting: dibuja pistolas con los dedos a lo vaquero invertido.
En el día de su cumpleaños 53, Milei duerme la siesta en el piso 21 del hotel, junto con su hermana Karina, “La Jefe” a cargo de la campaña; Guillermo Francos, eventual ministro del Interior; y Ramiro Marra, el frustrado alcalde porteño. Francos es el primer en dar la cara sobre el escenario. Cara dura, seriedad, baja la espuma: los resultados no son los esperados, “los que manejamos nosotros”.
En la avenida Córdoba circulan los datos. Voto no positivo: es buena la performance de Milei, pero queda más de seis puntos abaja de Sergio Massa, el candidato de Unión por la Patria. “Creía que ganábamos en primera, ahora vamos por todo en noviembre, pero es verdad, balde de agua fría”, cuanta Mariana, artesana llegada desde Ezeiza. Finalmente, no se vino el estallido.
Casi a las 11 de la noche sube “El León” a las tablas. No hay “Panic Show”, suena La Beriso. Los globitos de cumple ya están desinflados. Milei se vende sereno: no ruge cuando toma el micrófono por asalto.
«Haber hecho la mejor elección de la historia del liberalismo es orgullo para el liberalismo. Tenemos 40 diputados y ocho senadores. Solo en dos años. Quiero felicitar a todos los dirigentes de nuestro espacio, que hicieron grande a nuestro país. Especialmente a Carolina Píparo y Ramiro Marra, que dieron batalla grande por defender las ideas». Ni en Provincia ni en Capital las ideas de la libertad lograron otra cosa que medallitas de bronce.
Tiende puentes con los cambiemitas, con menciones especiales a Jorge Macri y el ahora gobernador entrerriano Rogelio Frigerio. «Hoy es un día histórico, porque dos tercios de los argentinos votaron por un cambio. Durante todos estos meses campaña hizo mucho porque queremos cambio, quiero dar por terminado y estoy dispuesto para hacer tabula rasa para terminar con el kirchnerismo».
Ahí, de repente -no puede evitarlo- verborrágico vuelve a disparar contra los kirchneristas. «Más allá de las diferencias, enfrente hay una organización criminal. El kirchnerismo es lo peor que le pasó a la Argentina. 100 años de decadencia brutal, Insaurralde es la regla. Si todos no queremos con un cambio se van a quedar con todo. Elección muy grande, cambiar o nos hundimos. Defienden el populismo o República».
Cero motosierra y rezo del padrenuestro liberal-libertario: ese que repite la defensa de la vida, la propiedad privada y la libertad.
Milei termina su cumple alicaído, con sus tropas a los gritos en la calle. Se agitan las banderas de la cascabel y algunas poquitas celestes y blancas. Empieza la campaña para el balotaje. La moneda gira en el aire. Los libertarios dejan el microcentro. Reptan hacia la Casa Rosada. Esa que tiene un león rendido a sus pies. No pasarán.