Mauricio Macri demostró desde Madrid que sigue intacto su poder de daño como fundador y virtual propietario del PRO. Mientras el escenario político se polariza por el incremento de la conflictividad social, el expresidente está cada vez más convencido de que la oferta electoral de la coalición opositora en 2023 debe estar a la derecha de las posiciones que tiene actualmente. Si eso no sucede y prevalecen las orientaciones de centroderecha, buscará inclinar la balanza a favor de los más ultras. Así lo repitió en las entrevistas que concedió en la península ibérica donde pareció jugar dos internas: la que se profundizará dentro del PRO y en JxC la que disputa indirectamente con el diputado de ultraderecha Javier Milei, principal beneficiado de la fuga de votos por derecha que no deja de padecer la coalición opositora y el partido amarillo.
Este sábado el dirigente de «La Libertad Avanza» concretó un giro que viene cocinando desde hace meses y que no pasa inadvertido en JxC. Selló públicamente su alianza con Ricardo Bussi, legislador provincial del partido Fuerza Republicana e hijo del genocida y exgobernador de esa provincia, Antonio Domingo Bussi. Para sus detractores en la coalición opositora se trata de un acercamiento que terminará de desnudar que el producto electoral del economista quedará pegado a los sectores más rancios de las ultraderechas provinciales. Para la fuerza de Milei significa un desembarco concreto por fuera de la Ciudad de Buenos Aires y luego de la fallida irrupción que realizó en el límite de Avellaneda con Lanús durante el invierno. La presentación no cubrió ni el 20% del público esperado y la movida desató una feroz interna con su socio Carlos Maslatón, que blanqueó sus diferencias con la hermana del economista, Karina Milei y el vocero Carlos Kikuchi.
La foto del economista de ultraderecha con Bussi buscará dar una vuelta de página de los tragos amargos que tuvo en el primer semestre del año. Dentro de su fuerza política el acto de Tucumán significa el lanzamiento de una campaña nacional que continuará con hitos de ese tipo hasta el arranque del tramo caliente de 2023. Pero no logra resolver el dilema de haber constuido la instalación de su candidatura con demasiada anticipación y en un año electoral. La movida tucumana es vista en La Libertad Avanza como la cristalización de un repunte en las encuestas que ratifica la fuga de voluntades que afecta a JxC, pero en la coalición opositora analizan que ese proceso corre el riesgo de desinflarse cuando llegue el momento de la búsqueda de votos cuerpo a cuerpo y en cada territorio.
Milei no se negará a aglutinar a las ultraderechas provinciales, por más añejas y negacionistas que sean. A la vez se jacta de haber sumado en forma indirecta a la diputada Carolina Píparo, que compartió boleta en 2021 con José Luis Espert, exsocio de Milei. El acercamiento también impactó en la Legislatura bonaerense, con la salida de la diputada Florencia Morales del espacio de Espert para confirmar su acercamiento a Milei. Píparo coronó en Diputados la fuga que comenzó en La Plata. A pesar de los desaciertos del desembarco en el conurbano Milei sigue sumando aliados con capacidad de tracción en la Provincia donde JxC tiene seis candidatos en pugna y no logra ordenar sus liderazgos. A pesar de la dispersión, cuando comience el momento de las definiciones, la coalición opositora buscará aliarse con todos los socios posibles para antagonizar con el frentetodismo bonaerense. «En la Provincia se gana por un voto y para llegar a eso necesitamos de todos», aseguró un dirigente del macrismo que todavía no está seguro de que logren combinar el crujiente tinglado de JxC en la Provincia con la complejidad del entramado que tienen a la derecha.
Macri busca apelar a ese rompecabezas desde Madrid para condicionar su propia interna y evitar que Milei se fortalezca con las debilidades propias. El expresidente considera que su misión es evitar que crezcan las tendencias populistas y de centro en el partido que fundó. Hacerlo puede beneficiar a un sector en pugna del PRO, pero empeorar la relación con el radicalismo. “Mi trabajo de hoy es ayudarlos a crecer y si veo que al final del camino uno garantiza el cambio y el otro no, yo voy a jugar. Si no estoy seguro de que hay una marcada diferencia, no voy a pedir el voto por uno. Creo en la sabiduría de la gente”, vaticinó el magnate en un mensaje que tiene varios destinatarios indirectos pero dos directos: la exministra de Seguridad y titular del PRO, Patricia Bullrich, y el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Mientras Macri enviaba mensajes desde el IV Foro de La Toja, que reúne a líderes conservadores y liberales de Europa, la coyuntura interna del PRO evolucionó signada por el endurecimiento de sus principales contendientes. Bullrich no detiene el ritmo de dos visitas proselitistas por semana, pero esta vez fue a la puerta de la planta de neumáticos Bridgestone, para repudiar el paro, tildar a los trabajadores de extorsionadores y asegurar que con un eventual gobierno de JxC «esto se termina». No llegó a pedir «cárcel o bala» como hizo Espert, pero transmitió la misma arenga electoral.
Rodriguez Larreta, el contendiente porteño, está sumergido en antagonizar con los estudiantes secundarios que protagonizan tomas de colegios en reclamo de mejoras edilicias. El alcalde dijo que no negociará mientras sigan las medidas. Mandó a su ministra de Educación Soledad Acuña a perseguir a los estudiantes. La funcionaria, que también construye su candidatura, recurrió a la Justicia, y la Policía de la Ciudad notificó y amedrentó a los padres con una inédita precisión. Dentro del gabinete capitalino no hay un respaldo unánime a la respuesta que articuló Larreta, pero justifican las sobreactuaciones porque estiman que si no logra reperfilarse antes de fin de año, lo que viene será más empinado.
El giro más a la derecha del partido amarillo tuvo su impacto inmediato en JxC. La primera en advertirlo fue la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. “Macri tiene que dejar de despreciar al partido radical”, dijo en una entrevista y le pidió al magnate que deje de destratar al titular de la UCR, el gobernador jujeño Gerardo Morales. También se metió en la cancha porteña y opinó que el ministro de Salud capitalino, Fernán Quirós, es mejor candidato que el radical Martín Lousteau o el ministro de Gobierno porteño y exintendente de Vicente López Jorge Macri.
Los dos Macri no tomaron el guante que lanzó Carrió, pero en el radicalismo también enviaron advertencias para contrarrestar la hiperexposición del fundador del PRO. Les molesta que hable sobre JxC como si fuera su partido. Sobre esas diferencias gravita con mucha fuerza el temor de que las PASO sean eliminadas. La UCR está dispuesta a afrontar esa ausencia con el mismo interés que tienen para evitar que Macri pretenda una nueva candidatura presidencial. Morales sostiene que no lo aceptarán y condena el giro ultra del expresidente.
En lugar del gobernador jujeño, habló el diputado bonaerense Facundo Manes. «La UCR es uno de los pocos partidos políticos que pueden organizar una elección primaria en todo el país. Se equivocan si piensan que nos van a hacer daño con la suspensión de las PASO porque vamos a salir más fortalecidos», aseguró el dirigente radical y luego le apuntó al PRO: «Estoy a favor de que el radicalismo vaya con una fórmula radical. Una fórmula cruzada sería regalarle la estructura al PRO», sostuvo para descartar cualquier pacto que no sea medirse en elecciones internas para impedir que Macri hegemonice el liderazgo de JxC.