Milagro Sala: «Quiero la libertad de todos los presos políticos»

Por: Maby Sosa

La líder de la Tupac Amaru recibió a Tiempo Argentino en el barrio de Cuyaya donde cumple prisión domiciliaria. Se refirió a la situación actual de Jujuy y señaló a Gerardo Morales como el responsable de su detención.

Los ojos de Milagro Sala están tristes, aunque su mirada, profunda, no pierde la fuerza. Lleva cuatro años presa por 16 causas endebles, detrás de las que se puede percibir el odio racial y político.

Hace un año volvió a su casa (hoy rodeada de policías de civil), en el barrio Cuyaya, donde comparte sus días de encierro con su marido y los compañeros que la visitan.

El 16 de enero de 2016 fue detenida por orden de la Justicia provincial de Jujuy. Su arresto, ante todo disciplinador, fue el primero en el gobierno de Mauricio Macri. También fue el disparador que puso a funcionar un dispositivo de persecución contra los militantes de la Tupac Amaru. La detención de Milagro y el hostigamiento a los tupaqueros vinieron de la mano de la destrucción de las obras que la agrupación había construido en sus casi 15 años de vida. Las consecuencias hoy se ven en los vecinos del Alto Comedero, que perdieron el Parque Acuático, la programación de un gran centro cultural y hasta un centro de rehabilitación para discapacitados que fue completamente cerrado.

La textil y la bloquera, que abastecía a las construcciones de la agrupación, fueron apropiadas por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. Hoy las fábricas que funcionan no tienen ni el 10% de los empleados que trabajaban antes. Sí tienen en la puerta un cartel que dice «Gobierno Provincial de Jujuy».

Milagro mira los planos de cada una de las once localidades donde la Tupac construyó el barrio. «La Justicia no los aceptó como prueba», le cuenta a Tiempo Argentino, escoltada por los cuadros de Juan Perón y Evita que cuelgan de las paredes de su casa. Cuando habla de las obras parece revivir, pero se apaga al recordar la destrucción sistemática que sufrieron.

–¿Qué es lo peor que viviste en estos cuatro años que llevás detenida?

–Lo peor es que se han quedado sin trabajo 5000 compañeros, que se cerraron todas las fábricas. Por ejemplo: en el caso de la textil había 300 trabajadores y hoy quedan 15. Cuando las construimos fue para que los compañeros tengan puestos de trabajo seguro. Otra cosa que sufrí es la persecución nefasta que vivieron todos mis compañeros. Se hicieron allanamientos sin respetar siquiera que había niños. Fue una persecución visceral y con mucho odio racial.

–¿Quién es el responsable de tu detención?

–A mí me tiene detenida Gerardo Morales. Él y sus cómplices, que son los jueces, los fiscales y el Superior Tribunal. Está claro. A los días que asumió Morales, la Cámara de Diputados de la provincia sacó un proyecto de ley –que se aprobó–, para ampliar el Superior Tribunal. Ese proyecto es de Pablo Baca, el actual presidente del Superior Tribunal de Justicia. Eso a nadie le llamó la atención, pero el Poder Judicial comenzó a vestirse de rojo y blanco, de la bandera de los radicales. Muchos creían que era una persecución a Milagro Sala. Después de cuatro años, se dieron cuenta de que fue por muchísimos opositores políticos que no querían hacerle el caldo gordo a los caprichos de Morales. Que eran caprichos para hacer grandes negocios, para endeudar la provincia, para que en el futuro no tenga rival político y para tener un pueblo sumiso. A los sindicatos comenzaron a perseguirlos y a amenazarlos con que los iban a llenar de causas. Los mismos jueces instigaron el miedo para que no se les ocurra nunca hablar mal del gobernador ni marchar. Esa es la «paz social» de Morales. 

–¿Cómo analizás los cuatro años de macrismo?

–Veo que el país está devastado, está destruido, estamos endeudados. En 12 años –y no te lo digo porque sea kirchnerista–, el kirchnerismo trabajó para salir del Fondo Monetario y luego de los cuatro años de Macri el FMI se reinstaló en el país para decir cómo había que comenzar con los grandes ajustes. Lamentablemente, los primeros que pagaron fueron los jubilados, los estatales, la salud y la educación. Se recibió la plata pero nadie sabe dónde está. Es doloroso para los argentinos, pero no sólo tiene la culpa Macri sino también los medios que fueron cómplices de esto. Los medios que aplaudían y entretenían al pueblo diciendo que el kirchnerismo se robó todo. Y hoy ellos se robaron todo y más.

–Después del macrismo, ¿cómo deberían encarar el trabajo las organizaciones sociales?

–Los dirigentes tenemos que tener conciencia de que hay una juventud que está avanzando. Habría que darle lugar a la juventud. Que los jóvenes comiencen a desarrollarse en política porque son el futuro. Muchos dirigentes tenemos que tener la suficiente humildad para estar al lado de Alberto y Cristina para reconstruir la patria. Pero reconstruir en serio, no con un bolsón de mercadería o un plan trabajar. La única manera de reactivar el país y el mercado económico es dando trabajo, aumentando los sueldos, haciendo lo que hace ahora Alberto. Reactivar el mercado económico, reactivar el trabajo en las tierras, reactivar las empresas que se han cerrado para que los que quedaron sin trabajo vuelvan a recuperar sus empleos. El país se reconstruye entre todos, no únicamente con los que gobiernan. Siento que es esa la apertura de Alberto y Cristina, es una unidad con todos: la patria no se reconstruye con dos ni con tres. Ni con esos famosos licenciados en la pobreza, ni esos famosos que te dicen cómo hay que mover el país.

–Alberto Fernández asumió en un contexto latinoamericano hostil, ¿cómo ves lo que pasa en la región  en los últimos tiempos?

Por supuesto que estamos en un contexto diferente al de Bolivia, Chile o Brasil. Alberto está desarrollando todo un trabajo para el beneficio de los que menos tienen, cuando en todos los otros países están quitando beneficios para los que menos tienen. Yo confío mucho en el pueblo de Bolivia porque Evo (Morales) dignificó a su pueblo. Lo que hoy pasa en Chile en parte es beneficioso porque el pueblo sigue en las calles peleando. Después de 30 años, como dijeron los propios chilenos, «despertaron» y salieron a pelear por un hospital público, por la salud pública. Todas las peleas que hay en Latinoamérica son en contra de los Estados Unidos. Los pueblos  no están agachando la cabeza y no tienen miedo. La resistencia de Latinoamérica hoy es muy fuerte.

–La ofensiva de Morales contra la Tupac, ¿impactó para adentro de la organización?

–Hubo mucho dolor, un trago amargo de injusticia, porque hay compañeros que se fueron a trabajar a otro lado para poder hacer una changuita. Otros tuvieron mucho miedo. Pero hoy los compañeros se están reorganizando. Y esto de que la Tupac dejó de existir en Jujuy tampoco es así. Sí en los dos primeros años la Tupac decidió replegar, pero no quiere decir que nos hayan destruido. Sí hubo gente que negoció con Gerardo Morales o gente que se quebró porque fueron muy amenazados, pero no los culpamos. Hubo también compañeros que tuvieron la suficiente dignidad de no conformarse con un plan trabajar.



(Foto: Juan Fernández)


La autocrítica

La Tupac nació a finales de la década del ’90, cuando el desempleo llegaba a su punto más alto en Jujuy. Milagro Sala era secretaria gremial de ATE, que estaba dirigido por Fernando Acosta. Juntos acompañaron la pelea por la reincorporación de los jujeños que se habían quedado sin trabajo. «Cuando vimos que a estos compañeros no los iban a reincoporar, decidimos que había que contenerlos. Así nació la Tupac Amaru, por la inoperancia de todos los sectores políticos», recuerda Milagro. «Empezamos a caminar como caminamos hoy: sin pedirle nada al gobierno de la nación ni de la provincia». «Así sucedió con la copas de leche, con los centros comunitarios, los roperos comunitarios, con médicos voluntarios».

El paso más grande de la organización fue la construcción de viviendas. La Tupac construyó barrios en once localidades de Jujuy, entre ellos en el Alto Comedero, en San Salvador, la capital provincial, donde se inauguró un gran parque acuático del que hoy sólo funciona una pileta.

«Nosotros demostramos que la construcción dejaba mucha plata y a la plata no la agarraba yo, sino que en asamblea popular se resolvía qué hacer con ella», dice Milagro señalando los planos de las obras de cada localidad. «Entonces dijimos: ‘Criticamos la salud, bueno, armemos los centros de salud y demostremos que con muy poca plata se puede entregar medicamentos, un par de anteojos, sillas de ruedas’. No nos quedamos únicamente con las críticas. Y eso es lo que hicimos».

–En estos años, ¿revisaron qué pasó con la agrupación?

–Sí, hicimos una autocrítica. En qué fallamos. No tuvimos tiempo de preparar políticamente a nuestros compañeros porque queríamos resolver lo urgente, el trabajo, la salud, la educación y la vivienda digna. Nos matamos tratando de que en el barrio donde construía la Tupac no falte nada. ¿Fue algo grave? No fue algo grave. Quizás hoy nos pillaron desprevenidos porque nunca nos habíamos imaginado que nos iban a encarcelar, pero queríamos resolver todo lo que los compañeros venían sufriendo desde la década del ’90. Los 12 años del kirchnerismo fueron poco para nosotros. ¿Nos equivocamos? Sí, delegamos responsabilidades en quienes no teníamos que delegar y no preparamos a los cuadros políticamente.

-¿Creés que esta demonización tiene que ver con que sos mujer?

-Sí, porque no puede ser que una mujer conduzca una organización tan grande. Y el odio racial también está. Pero con los audios de Baca (presidente del Tribunal Superior) (ver recuadro) se destapó parte de las mentiras de Gerardo Morales y de lo que venimos diciendo: que somos presos políticos y que nos armaron todas las causas. La mayoría de los testigos tienen cargo en el gobierno o en el Senado o en la Cámara de Diputados. Son los que hoy dicen «tenemos miedo». ¿Miedo a qué? Tienen que volver al banquillo y decir la verdad. Esta mentira ha destruido a 5000 compañeros que se quedaron sin trabajo, que se tuvieron que ir de la provincia por la persecución que sufrían. Morales no sólo implementó el odio racial hacia la Tupac sino que dejó sin comida a muchos compañeros, que es lo peor. Lo político lo podés arreglar, pero el hambre y la necesidad no se pueden arreglar.


(Foto: Juan Fernández)

La detención

Hace un año Milagro cumple prisión domiciliaria en su casa. Pero a lo largo de los cuatro que lleva detenida fue trasladada al menos en seis ocasiones. Gracias a la intervención de organismos internacionales, entre ellos de la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos, volvió al barrio de Cuyaya. «Me tuvieron de un lugar a otro y eso fue para que tenga miedo, para que me quiebre», dice Milagro antes de enumerar cada lugar en el que estuvo. «A mí me encerraron en cuerpo y alma, en cuerpo más que en alma, pero lo que no pudieron nunca encerrar fueron las ideas. Sigo firme y con ganas de trabajar. Trabajo desde los 16 años y voy a seguir trabajando porque nunca me gustó que me mantengan».

–¿Sentiste miedo en estos años, cuando estuviste en la cárcel?

–Miedo no. Lo que sentí es mucha indignación por lo que me pasaba y al resto de los compañeros. Y de no saber nada de lo que le pasaba afuera. Porque nadie podía portar una camiseta o una remera de la Tupac porque los policías de civil les pegaban. Ese es el miedo que tuve. Soy una persona de carne y hueso y de sentimientos. Y tuve sentimientos de mucha tristeza porque los compañeros se quedaban sin trabajo.

–¿Cómo te imaginás cuando te digan que estás en libertad?

–No quiero ni imaginarme. Simplemente quiero la libertad de todos mis compañeros que por el sólo hecho de estar a mi lado hoy están presos. Quiero la libertad para todos los presos políticos de la Argentina y de Latinoamérica. Porque vos podés equivocarte, pero lo que nosotros no hicimos es robar. Nunca tuvimos la intención de competir con el Estado, nosotros queríamos dignificar a los compañeros. «


Audios que prueban la detención arbitraria

En la última semana se difundieron una serie de audios que tienen como protagonista principal a Pablo Baca, el presidente del Superior Tribunal de Justicia de Jujuy. En las grabaciones Baca se refiere  al caso de Milagro Sala y dice que no está presa por sus acusaciones sino para «no volver al quilombo, a los cortes de ruta».  


Luego de que se dieran a conocer las definiciones de Baca, los diputados provinciales del Frente de Todos comenzaron a  trabajar en un pedido de juicio político contra él. “Estos audios del Superior Tribunal de Justicia nos demuestran  que en Jujuy no existe la división de poderes, que forman un equipo que tiene un jefe y que ese jefe es Gerardo Morales”, le dijo la diputada Liliana Fellner a Tiempo Argentino.


“También se pide la renuncia de este señor. Pero más allá de la denuncia, el riesgo es que hablamos de la no independencia de los poderes”, remarcó Fellner.


En las escuchas, Baca también menciona al fiscal general Lello Sánchez.


«Es grave porque apretar un juez es un delito, cajonear causas es un delito. Baca habla de los delitos y reconoce que no hace nada. Es el representante del Poder Judicial de la provincia. La Nación debe decidir si interviene o no la provincia judicialmente. Estamos hablando de que no hay garantías institucionales, están arrasadas. Lo vengo diciendo hace cuatro años», afirmó Fellner.



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