El kirchnerismo porteño realizó un acto en Ferro. El diputado nacional volvió a reclamar una suma fija para los trabajadores y cuestionó el acuerdo con el FMI. Toda la expectativa está puesta en el acto del jueves en el que hablará la vicepresidenta.
El jueves se conmemoran los 20 años de la elección fundante del kirchnerismo. El 27 de abril de 2003, Néstor Kirchner sacaba un escaso 22% de los votos, pero suficiente como para espantar del balotaje al expresidente neoliberal Carlos Menem. Además de la fecha, también la locación está cargada de simbolismo. El Teatro Argentino fue el lugar donde Cristina anunció que competiría por la senaduría en representación de la Provincia de Buenos Aires en 2005 contra el armado que, ya sin poder real, quiso imponer el expresidente interino Eduardo Duhalde, que salió eyectado del cargo tras los asesinatos de la Masacre de Avellaneda. Ya en 2007, en el mismo teatro, CFK lanzó su campaña presidencial que la llevaría a la jefatura de Estado por primera vez. Este jueves hablará desde el escenario de la sala Ginastera, lista para ser reinaugurada tras la recuperación llevada adelante por el gobierno provincial, luego del desfinanciamiento que sufrió durante el gobierno de María Eugenia Vidal.
Si bien el operativo clamor se había desinflado debido a que parte de la militancia no estaba convencida de salir a pedirle a Cristina su postulación en medio de la embestida judicial, movida que podía dejarlos sin candidata a mitad del río, la escalada inflacionaria y la corrida cambiaria fueron erosionando al resto de los eventuales candidatos del oficialismo. El diputado Kirchner recordó este sábado desde Ferro que “estas son las cosas que la compañera Cristina fue marcando, no con el diario del lunes, sino con el diario del día”. “Y maldigo hoy todavía que no haya sido escuchada. No por ella sino por mi gente que la está pasando mal. No eran posicionamientos de poder. Queríamos que a nuestro gobierno le fuera mejor. Esa fue nuestra intención», remarcó.
Más allá de la expectativa que despierta la posibilidad de que este jueves Cristina asuma una candidatura presidencial, Máximo Kirchner marcó la necesidad de construir un programa que dé respuesta a la base electoral peronista “para que después no haya sorpresas”. En ese marco afirmó que el acuerdo con el FMI “es inflacionario e incumplible” y sostuvo que hay «compañeros y compañeras con salarios en blanco que están siendo explotados en sus lugares de trabajo. Hay que dar vuelta la taba: paritaria, suma fija, o doble aguinaldo”, medidas resistidas por el presidente, Alberto Fernández, su ministra de Trabajo Kelly Olmos y una parte de la CGT. “Hay que poner los recursos en nuestra gente y no en los mismos empresarios que después extorsionan para llevarse la plata afuera y romper el mercado cambiario argentino”, insistió Kirchner.
«No es hora de replegarse sobre la bronca. Si alguien tiene bronca, acá hay un espacio que la puede traducir en energía», dijo Máximo, y por si no quedaba claro agregó: «No habrá gasoducto que traiga milagros a la Argentina si no se administran los recursos desde el Estado».
Si bien las encuestas que leen cerca de la vicepresidenta la ubican con un piso del 30% de intención de voto sin siquiera haber salido a la cancha, una eventual candidatura para “buscar la tercera” es un camino lleno de escollos sembrados por el Poder Judicial. Por eso es que en respuesta a la metáfora de la birome que instaló el presidente en el video en que anunciaba su paso al costado del proyecto reeleccionista, Máximo Kirchner sostuvo: «Siempre la lapicera la tuvieron las y los militantes”. “El problema que tenemos hoy es que las biromes quieren escribir un nombre y el Poder Judicial saca el nombre que quieren escribir esas biromes para esta elección. Que nadie se pase de vivo acá», remarcó.
El mensaje fue para el sector del peronismo que, casi en paralelo al acto de Ferro, pedía la birome desde el micrófono que sostenía la ministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz desde un escenario en la localidad bonaerense Ensenada, junto con tres funcionarios del presidente: su jefe de Gabinete, Agustín Rossi, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y el canciller Santiago Cafiero. El objetivo de ese sector de dirigentes es lograr un lugar en las listas si es que, tal como habilitó el propio Rossi-quien ahora carga con una eventual candidatura presidencial que representaría la gestión de Alberto-, se arma una PASO “de una, dos o tres listas”.
La corrida cambiaria, la instalación de Javier Milei y su propuesta de dolarización aceleraron los tiempos. El presidente interpretó el momento y abandonó su proyecto reeleccionista. Desde el kirchnerismo vieron que el 25 de mayo, fecha en la que habían programado un masivo acto para que hablara Cristina Fernández en un escenario en la 9 de julio, quedaba muy lejos. Ahora el kirchnerismo espera que este jueves la vicepresidenta abandone su repliegue ante la embestida judicial y pase a la ofensiva.
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Despues de boicitear durante dos años al gobierno que Cristina nos convocó a votar, ahora MÁXIMO se dedica a a desgastar a AXEL para que no le haga sombra. Y a pegarles a SANTORO y LAMMENS para que no se les ocurra competir y ganarle a sus candidatos en las Paso de Capital. Aparte de esas lamentables CHICANAS, el discurso fue una sarta de OBVIEDADES sobre el Macrismo y NINGUNA PROPUESTA.
¿Para que pide un programa? Lo puede retirar de la embajada.