En el horizonte de la Casa Rosada comenzaron a aparecer los nubarrones electorales propios de una tormenta política. La demora del presidente Mauricio Macri para resolver las internas de Cambiemos en distintos puntos del país y el tironeo dentro del PRO, sobre el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses de las nacionales, son dos piezas que el equipo de campaña buscará contener con un posible llamado presidencial para que los sectores en pugna cierren filas detrás de su candidatura por la reelección con un calendario acotado. Las señales buscarán reanudar el plan original para transitar las PASO de agosto con una lista única, pero también apuntarán a disipar las intenciones de un sector del oficialismo que le sube el tono al debate sobre la separación de las elecciones bonaerenses.
El tiempo que se toma el presidente para ordenar a su tropa no es casual. Es síntoma de las dificultades que comienza a experimentar en el cuarto año de su mandato para contener los debates que atraviesan al PRO y mantener con firmeza la búsqueda de un segundo período al frente del Ejecutivo. Esa incertidumbre inquieta a sus aliados a nivel nacional y en distritos clave como Córdoba, donde la pelea por la gobernación es hegemonizada por dos radicales: el diputado nacional Mario Negri y el intendente de la capital cordobesa, Ramón Mestre.
«Si nos manejamos con racionalidad y no con capricho la alianza se mantendrá y tendremos chances de ganar. Si el capricho puede más, podría haber ruptura», amenazó este sábado uno de los terceros en discordia de la pelea cordobesa, el líder del Frente Cívico, Luis Juez. El ex embajador en Ecuador y actual funcionario del Ministerio del Interior bajó su precandidatura a gobernador y busca disputar la intendencia capitalina, dentro de la lista que lidera Negri, con el diputado del PRO y ex árbitro, Héctor “La Coneja” Baldassi. Las palabras de Juez buscaron llamar la atención de la Casa Rosada para que discipline una interna incontrolable, pero sólo aumentaron la desconfianza que le prodiga el jefe de Gabinete Marcos Peña, que ya tuvo un duro cruce privado con el cordobés luego de un reportaje televisivo.
“Lo hace para tener visibilidad porque si hay un dedazo desde Buenos Aires queda relegado de todo. Está con Negri pero también tiene pactos con Mestre”, lo acusó un funcionario de la Casa Rosada que evalúa a la “interna radical” de Cambiemos en Córdoba como parte de una ofensiva del radicalismo a nivel nacional para marcarle la cancha al PRO.
En el Gobierno ven detrás de esa maniobra al gobernador mendocino y titular del Comité Nacional de la UCR, Alfredo Cornejo, a quien cuestionan por “no intervenir” en la interna mediterránea y dejar crecer al sector que insiste con disputar internas en agosto e instalar la figura del ex embajador en los Estados Unidos y ex candidato porteño, Martín “Guga” Lousteau, como contendiente del macrismo, que ya fue mencionado públicamente por el ex diputado Ricardo Alfonsín. Algunos funcionarios de la Rosada interpretan que esos movimientos son impulsados por el ex ministro y operador histórico del radicalismo Enrique “Coti” Nosiglia y su mano derecha, el vicedecano de la Facultad de Derecho, Emiliano Yacobitti, además del activo apoyo del empresario de los juegos de azar y titular del Club Boca Juniors, Daniel Angelici. Quizás por la lista de auspiciantes radicales y los estrechos lazos con Macri, en el gobierno descuentan que “tarde o temprano” ese sector “terminará arreglando, luego de subirse el precio”.
Todo ese reacomodamiento radical tendrá una escala clave en Córdoba, en caso de que se concrete la interna de Cambiemos, dentro de una provincia donde no hay PASO, pero que ya fue solicitada por la UCR local, que conduce Mestre, ante la Justicia electoral para realizar comicios el 17 de marzo, dos meses antes de las provinciales ejecutivas del 12 de mayo.
Los aprestos internistas podrían bajar de tono cuando retumbe la convocatoria presidencial, orientada a unificar todo el cronograma de Cambiemos y profundizar la “hiperpolarización” con el kirchnerismo en las nacionales de octubre. También con el fin de anticiparse en caso de que el “panperonismo” logre acordar una interna abierta en las PASO de agosto, que aglutine a kirchneristas, massistas, peronistas y la eventual candidatura del economista y ex ministro de Economía Roberto Lavagna. Su nombre es minimizado en el oficialismo, aunque lo miden desde el año pasado con la misma dedicación que pusieron en la evolución del diputado del Frente Renovador y ex gobernador bonaerense, Felipe Solá.
Ese horizonte hasta agosto y octubre tiene una escala previa, más determinante que la contienda nacional. Se trata de la decisión que posterga el PRO sobre la separación de los comicios bonaerenses de la contienda nacional, que esta semana profundizó las disputas internas en el seno de Balcarce 50. Los tironeos son mayores entre los escuderos de la gobernadora María Eugenia Vidal y el entorno del presidente, con un saldo provisorio que paralizó las reuniones partidarias hasta contar con las encuestas suficientes para contrastar cifras con voluntades.