Patricia Bullrich cree que está en el mejor momento de su carrera política para afianzar sus aspiraciones presidenciales. La titular del PRO forma parte del reducido puñado de dirigentes y dirigentas del partido amarillo que el próximo martes desayunarán en la residencia que el expresidente Mauricio Macri alquila en las barrancas de Accassuso, partido bonaerense de San Isidro. El desenlace será un termómetro, pero dicen que ya fue pactado con anticipación. Aun así, al cierre de esta nota, siguen las especulaciones: si hay foto compartida entre los invitados se habrá cumplido el cometido de bajarle el tono a la interna del partido, pero si solo surgen declaraciones formales o todo termina en un silencio atroz, no habrán alcanzado a cubrir ni el objetivo de mínima.
Así es el clima de distanciamiento que se respira en el partido amarillo desde este lunes, cuando se filtró un video en el que se ve a Bullrich advirtiéndole al jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, que si volvía a acusarla de ser funcional al kirchnerismo ella «le iba a romper la cara». La advertencia que lanzó la exministra de Seguridad no estaba dirigida al funcionario, sino a su jefe, y es parte de una contienda que, según reconstruyó Tiempo, tiene capítulos más espinosos que giran en torno al futuro del exintendente de Vicente López y actual ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri.
La convocatoria del desayuno surgió para controlar los daños del video que se filmó hace dos semanas, durante la presentación del libro Para qué, que protagonizó Macri en calidad de autor de la obra. Se filtró este lunes y desnudó escenas incómodas que los macristas prefieren eludir. La filtración desató todo tipo de sospechas. En el larretismo están convencidos del origen de la explosión controlada. Aseguran que fue promovida por Bullrich, pero con el activo respaldo de Macri, a quien le adjudican apoyo político y (por sobre todo) financiero para proyectar la instalación de su exministra de Seguridad.
Cuando las diferencias estallaron con fuerza viral, Macri jugó su carta del desayuno e incrementó las desconfianzas de sus principales críticos. La idea de la reunión pacificadora tiene lugar pero la lista de participantes hasta ahora no está cerrada. Incluirá al alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta, el mayor interpelado por Bullrich, y a los dos jefes parlamentarios más importantes del PRO, como el senador Humberto Schiavoni, que responde directamente al magnate desde hace más de una década, y el diputado Cristian Ritondo, que trabaja detrás de su candidatura a gobernador bonaerense con el auspicio de Bullrich y el rechazo manifiesto de Rodríguez Larreta. La asistencia final de los convocados también pondrá a prueba la capacidad de Mauricio para demostrar que sigue contando con los resortes de poder suficientes para reunir a todas las tribus amarillas.
Según supo Tiempo, en la cita de Acassuso también hay sillas aseguradas para dos diputados que son claves en la interna, como la exgobernadora María Eugenia Vidal y el ex vicejefe porteño Diego Santilli.
Hasta ahora están asegurados los principales protagonistas de la contienda amarilla, pero todavía falta el más importante. Ninguna de las fuentes consultadas aseguró la asistencia del exintendente de Vicente López y ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri. El primo del expresidente está en el ojo de las tormentas de furia que azotan en el larretismo. Una alta fuente cercana al alcalde confió que «Jorge pegó el salto a la Ciudad a cambio de usar esa designación como una plataforma para continuar con la construcción de su candidatura a gobernador bonerense». Apenas el alcalde aceptó los términos de la negociación, estos se trastocaron. Especialmente desde que confirmó a Santilli como su delfín para pelear la provincia y afianzó el pacto con el radicalismo porteño para facilitar la candidatura del senador radical Martín Lousteau y así disputar la sucesión de Rodríguez Larreta el año que viene. El pacto incluye al exministro y empresario Enrique «Coti» Nosiglia e involucra a todo el radicalismo de la capital. Esa combinación es muy resistida por Macri, que habilitó a su primo Jorge a cambiar de planes y reemplazar sus ambiciones bonaerenses por una candidatura porteña. El regreso del apellido del fundador del PRO a las arenas porteñas es una sombra incómoda para el larretismo. Temen que se podría erigir en un inesperado competidor para una contienda que parecía controlada y que podría saltar por los aires si el ex presidente de Boca mete la cuchara.
«Jorge acordó pelear por la Provincia y ahora amaga con la Ciudad”, advirtió un larretista que condenó la nueva aspiración y apuntó directo al actual ministro de Gobierno. Cerca del jefe de gobierno no sólo apuntan a la candidatura porteña que promueve el “primo”, sino también al pacto que tiene con Bullrich. «¿Qué hace en el gabinete larretista si sigue trabajando para ella?”, se quejó un alto funcionario con despacho vidriado frente al Parque de Los Patricios. A pocos metros de su oficina, el primo Jorge pasa sus días como ministro. “Debería analizar dar un paso al costado si va a seguir agitando con Bullrich y con el respaldo de su primo”, bramó la fuente consultada. En el segundo piso del edificio que proyectó el arquitecto inglés Norman Foster, se siguen preguntando si el exintendente irá al desayuno que armó su primo. Sólo saben que antes del momento crucial, habrá otro más importante, porque antes del desayuno con todos los invitados, habrá una reunión privada entre el expresidente y Rodríguez Larreta. “¿Hablarán de Jorge?”, se preguntan con una intriga directamente proporcional a la tirantez de la interna que este martes tendrá otro capítulo de novela.