El escritor y periodista Mariano Abrevaya Dios reconstruye la vida del dirigente villero Alejandro Pitu Salvatierra. Un recorrido vital signado por la exclusión, la falta de oportunidades, el sufrimiento, la esperanza, el sacrificio, el amor y unas cuantas victorias, en la estela de una época dorada del sueño igualitario, con una generación que abrazó la política como herramienta de transformación.
El libro se titula Ya viví cien años. Pitu Salvatierra: un dirigente villero (Punto de Encuentro y UNDAV Ediciones) y cuenta con 13 capítulos y más de 200 páginas. La biografía comienza con la narración de un episodio de tipo penal, también mediático y obviamente político, sucedido en el todavía cercano y frío invierno de 2016, que tuvo a Pitu y al juez federal Claudio Bonadio como protagonistas: amenazas, aprietes y discriminación. Luego, aborda las distintas etapas de la vida del dirigente villero. Pero el epicentro del relato es la dolorosa toma de tierras del Parque Indoamericano, en el olvidado sur de la opulenta Buenos Aires, en diciembre de 2010.
En rigor, son muchos menos, pero parece que Salvatierra ha vivido 100 años. Desde su infancia en el barrio de Mataderos, la adolescencia en la Ciudad Oculta de Villa Lugano, la carrera delictiva y su adicción a las drogas, la detención una semana antes del estallido de diciembre de 2001, los siete años que estuvo en las sombras de la Unidad 9 de la Ciudad de La Plata y la vuelta al barrio; el primer trabajo registrado de la mano de las Madre de Plaza de Mayo y el comienzo de una carrera política y de militancia por los derechos de los excluidos.
Al leer Ya viví cien años se aprecian las dificultades, pero sobre todo el gran trabajo que ha realizado este dirigente villero. Un hombre que sobrevivió a la larga noche neoliberal de los años noventa y el estallido del 2001. Muchos jóvenes quedaron en el camino, abatidos por las balas de la policía, las drogas, el sida y, sobre todo, por las medidas de ajuste y exclusión. Salvatierra encontró en la política y en la militancia social un camino para forjarse una nueva vida, en un momento en el cual se estaba forjando un nuevo país: el proyecto nacional y popular. Pitu encontró su lugar en el mundo y su vocación en la práctica política y en el cuidado de los intereses de los más humildes. Pasó de todas, pero no lo pudieron doblegar; miles de dificultades que se comió crudas. El libro de Abrevaya Dios es una pieza fundamental para reflexionar sobre la vida de un dirigente villero que se juega por los más necesitados.