Carlos Amad, fiscal general de Salta, celebró la segunda condena contra Marcos Levin, por complicidad empresaria con la dictadura.
Dentro del proceso de Memoria, Verdad y Justicia, el de Levin es un caso emblemático que muestra las dificultades para juzgar al poder económico que se benefició con la última dictadura. En 2016 fue el primer empresario condenado por los crímenes cometidos contra Víctor Cobos, chofer y delegado en la empresa de colectivos. Sin embargo, un año después, la Sala III de la Cámara de Casación anuló la sentencia y abrió un camino sinuoso de demoras que recién terminó este miércoles cuando, a partir de un fallo de la Corte Suprema de 2022, Casación confirmó la sentencia original.
Levin recibió este jueves su segunda condena a 18 años de prisión en el juicio conocido como La veloz del Norte II. Carlos Amad, fiscal general de Salta que trabaja en la causa desde hace años, consideró que se sintió como una «victoria total».
«Fue un proceso muy largo, muy duro. Desde la separación original de las causas, que eran 17 hechos y nos quedó uno por un lado (de Cobos) y otros 16 colgados. Peleamos en la Cámara Federal de Salta, en Casación y al final la Corte nos dio la razón. Sabíamos que era una sentencia importante donde se jugaba la complicidad civil empresarial y con todo esto que habíamos pasado nos liberamos. Estamos muy contentos», señaló en diálogo con Tiempo Argentino.
–¿Cuál es la importancia de estas sentencias?
–Para mí y para el grupo de trabajo fueron muy importantes. Yo particularmente estoy con estas causas desde su apertura. Es una satisfacción en estos tiempos tan rápidos de la información y la negación permanente de los delitos de lesa humanidad, en los que pretenden instalar de vuelta teorías superadas y niegan o quieren tapar el sol con una mano. Como le dije al tribunal en las réplicas: estamos juzgando a personas que en su momento le negaron todo tipo de derecho a las personas que torturaron, que privaron ilegítimamente la libertad, que maltrataron. Entonces para mí es importante darles esos derechos que les fueron desconocidos a estas personas. Sobre todo porque es la primera vez que se condena a un civil que no tiene relación con las fuerzas armadas sino una relación espuria de poder, de dinero, de hacer lo que quería porque podía o porque compartía ideológicamente los términos de quienes habían usurpado el poder.
–¿Cómo era el vínculo de Levin con la dictadura?
–Estaba en su salsa, los mandaba a detener con vehículos de la compañía y salía en los medios de esa época pidiéndole al gobierno usurpador que utilice la Ley de Seguridad Nacional contra la UTA. Era dueño de una empresa que le daba empleo directo a 300 personas y eso, en una ciudad chica como era Salta, vaya que era importante y vaya que era poderoso.
–En una entrevista con el sobreviviente Víctor Cobos, él decía que no se sentía como justicia con tantos años de demora y con muchos de sus compañeros fallecidos.
–Por un lado comparto un poco el sentimiento del señor Cobos. Lo he hablado muchas veces con él. Desgraciadamente es uno de los pocos que está vivo pero él todavía tiene la bandera y los está honrando (a sus compañeros) todos los días. Es cierto que con la impunidad biológica los victimarios, los genocidas, se terminan muriendo sin estar condenados y también da pena que las personas que fueron víctimas terminen de igual modo. Me parece una injusticia que se mueran las víctimas o que una sentencia no puede decir que el señor aquel es culpable de haberlo torturado porque también está muerto o insano, pero es el sistema que hay, son las leyes y eso es precisamente lo que está haciendo grande al sistema judicial porque se están juzgando a estas personas con todas las garantías que dice la Constitución. Estos juicios forman civilidad y somos ejemplo en el mundo. Cuando pasa algo en otro país, miran a Argentina para juzgar crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad porque somos ejemplo con este proceso. No lo digo porque soy un caprichoso, lo dice mucha gente y eso me llena de orgullo porque pertenezco a un grupo de personas que investiga estas causas.
Este lunes a las 18, en la Biblioteca Nacional se realizará la presentación del libro Las tramas de la memoria y la justicia. El movimiento de derechos humanos y el juzgamiento de las violaciones a los derechos humanos en Tucumán de Julia Vitar.
El libro analiza las acciones, demandas, expectativas y alcances del reclamo de justicia de los familiares de desaparecidos de Tucumán. Comienza con un repaso histórico de la década del ’70 y del movimiento de Derechos Humanos en la provincia para luego adentrarse en las causas penales por violaciones. Participarán el periodista Mario Santucho, la sobreviviente de la ESMA Graciela Daleo y la periodista Luciana Bertoia.
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