Massa presentará mañana las "medidas concretas" que tomaría si llegase a la Rosada. En su entorno y el de Lavagna apuntan a juntar los votos que pierde el oficialismo por la crisis.
La estrategia electoral de Massa tuvo un giro a partir de diciembre del año pasado. Su actual asesor, el catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, que asesoró a Cristina en las elecciones de 2017, le dijo que debía dejar la ambivalencia y asumir un claro rol opositor. El exintendente de Tigre dio ese giro y ahora tiene una empinada cuesta que remontar, su imagen negativa aparece muy alta en todos los sondeos. Y la explicación no es demasiado compleja: su intento de ubicarse en el medio del oficialismo y la oposición durante los primeros tres años de la gestión Macri hizo que en ambos electorados lo miren con desconfianza.
La presentación de mañana, según hicieron trascender desde el massismo, tendrá algunas de las medidas concretas que tomaría el líder del Frente Renovador si llegase a la presidencia. A grandes rasgos, en el plano económico, serán medidas que apuntan a la reactivación del mercado interno, es decir, del consumo popular.
Además de los arrepentidos de Macri, el tigrense ha desplegado en las últimas semanas un discurso que apunta al votante «kirchnerista pragmático». El intento es atraerlo con el argumento de que para la expresidenta es más difícil derrotar a Macri en un escenario de balotaje y que lo central es ganarle a Cambiemos. Es una estrategia que los sondeos más recientes debilitan. CFK comenzó a aparecer por primera vez con chances de alzarse con el triunfo en segunda vuelta, siempre y cuando enfrente esté el presidente.
Roberto Lavagna, el otro precandidato de la «tercera vía» con algún caudal electoral, anunciará su postulación luego de las elecciones en Córdoba, el 12 de mayo. En su entorno sostienen que la reunión que tuvo con Juan Schiaretti fue «muy buena», a pesar de que el mandatario cordobés no aceptó la propuesta de que el candidato surja del consenso y defendió la idea de las PASO. En el lavagnismo sugieren que una vez que Schiaretti garantice su terruño le dará un respaldo más explícito al economista. Ese apoyo sería clave para fortalecer el intento de Lavagna, que pretende que Massa decline su postulación presidencial y que el candidato surja de un acuerdo, mirando las encuestas.
El problema que tiene ese planteo es que justamente los sondeos muestran que Lavagna y Massa rondan ambos los 10 o 12 puntos. Ninguno tiene una ventaja sobre el otro lo suficientemente fuerte como para argumentar la «inutilidad» de la primaria abierta. Y esto es lo que Massa pone sobre la mesa cuando los lavagnistas lo visitan para tratar de convencerlo.
Ambos referentes se mostraron juntos con Gerardo Martínez de la Uocra y, a partir de esa foto, en el entorno del exministro de Economía de Néstor Kirhcner y Eduardo Duhalde señalan que tampoco es «imposible» que acepte ir a unas PASO contra el tigrense. Hay un dato claro: por ahora sólo la suma de los votos de ambos podría darle a ese frente político chances de realizar una elección que no sea sólo testimonial.
La cuesta que tiene que remontar Lavagna es distinta a la de Massa. Su imagen positiva es muy alta pero tiene un bajo nivel de conocimiento. Por eso algunos de los sectores que lo impulsan, los radicales disidentes y los socialistas de Santa Fe, le han pedido en los últimos días que se defina y lance su postulación. Mientras más la demore, más difícil será contrarrestar el desconocimiento que tiene en amplios sectores de la sociedad, en especial los jóvenes. Sin embargo, la decisión de formalizar su candidatura luego de la contienda cordobesa sigue inamovible.
Como se dijo al inicio de esta nota, la gran apuesta de este sector es crecer a costa de los votantes arrepentidos de haber acompañado Macri. Parten de la base de que sacarle votos a CFK es bastante más difícil. Por eso es que el fracaso del modelo económico macrista renueva sus esperanzas, aunque ciertamente eso no se refleja aún en la intención de voto de ninguna de sus figuras. «
La interna política de la familia Dietrich
El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, salió a responder los dichos de su padre, de mismo nombre, que criticó el manejo de la economía por parte del gobierno nacional. «No coincido con mi padre en alguna de las cosas que dijo pero entiendo en él y en mucha gente la ansiedad y la frustración de que esto no fuera más rápido», aseguró el funcionario.
Dietrich padre se había despachado contra los acuerdos de precios y pidió una baja de impuestos, volver a tener un Ministerio de Economía y cambios en la política laboral. «Todos queremos impuestos más bajos, el problema es cómo hacemos eso», dijo el hijo ministro. «Los cambios profundos, por ejemplo, tener impuestos menores, requieren gastar menos.»
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