En la Rosada apuntan a dar por cerrado el episodio de la renuncia de Máximo, aunque lo siguen cuestionando. En el entorno del diputado destacan que su espacio no era escuchado.
El enojo con Máximo permanece en la Rosada. Su jugada es analizada como una forma de limarle poder al presidente en medio de las negociaciones con el FMI. La enmarcan en una sucesión de movimientos hostiles que arrancaron con la catarata de renuncias de funcionarios cristinistas luego de las PASO y le suman la “desobediencia al presidente” de Luana Volnovich por vacacionar fuera del país. Incluso consideran que el momento elegido para plantear la disidencia con la estrategia tuvo la intención de deslucir al presidente. “Pinchó la primavera”, sintetizan cerca de Alberto.
Mientras los funcionarios albertistas ven la renuncia de Máximo como una estrategia de disputa electoral con miras a 2023, en las filas kirchneristas sostienen que el ajuste acordado con el Fondo se traduciría en una evaporación del caudal electoral del peronismo.
El temor está puesto en que en 2025, cuando el Fondo vuelva a revisar el acuerdo con Argentina, una vez cumplidos los objetivos pautados hasta 2024, el crédito ingresará en una etapa “intermedia” en la cual se barajarán nuevos objetivos que serán auditados por las autoridades del organismo.
Con ese horizonte, el Fondo puede darse el lujo de esperar un próximo gobierno afín para implementar la reforma laboral y previsional, frustrada durante el gobierno de Mauricio Macri. “Para el FMI es una anomalía que Argentina tenga este sistema público de salud, los sindicatos y estas jubilaciones” dijo el diputado oficialista Hugo Yasky esta semana.
En el entorno del diputado Kirchner señalan lo que quedó escrito en la carta: la posición de un sector importante dentro de la alianza de gobierno no estaba siendo escuchada. Y la única manera de hacerla trascender era haciendo un movimiento institucional contundente.
La principal crítica se centró en la falta de construcción de volumen político a la hora de negociar. Visto desde ahora, se entiende el acto que organizó Cristina Fernández con La Cámpora, presidencia, Lula Da Silva y la invitación de José Mujica. “Que el FMI nos ayude a recuperar de los paraísos fiscales millones de dólares de la evasión”, dijo CFK frente a la multitud.
El diálogo entre los dos grandes socios de la coalición está congelado por ahora. Pero el jueves por la tarde se reunieron los ministros Eduardo “Wado” De Pedro y Juan Zabaleta, virtuales cancilleres de ambos lados que conviven en la gestión del gabinete. Más temprano había pasado por esa oficina Gabriel Katopodis. El objetivo fue “fortalecer la unidad del espacio” y trabajaron para avanzar en el armado de una agenda conjunta de gestión en los territorios. “Se va a trabajar fuerte en la unidad del espacio. Es lo que pidió el presidente”, relataron fuentes de Rosada.
A diez cuadras de allí, en el despacho de la nueva conducción de la bancada oficialista, también delimitan la situación. Agustín Rossi, quien aportó el nombre del santafesino Germán Martínez como jefe de bloque, sostuvo: «La zozobra ya pasó y el mismo Máximo acota su disidencia a un lugar y a un tema, porque va a seguir trabajando otros temas en la Cámara que también son iniciativas del gobierno. El presidente actuó rápido. No podía irse con la crisis no resuelta».
En estos reacomodamientos, la Corriente Nacional de la Militancia logró posicionarse dentro de la coalición de gobierno. “El espacio es un viejo actor que tomó más relevancia en este tiempo”, sintetizó Rossi en diálogo con El Destape Radio. “Si bien somos un espacio político no comparable con los otros, nos sentimos kirchneristas porque hemos participado de los 12 años de gestión de Néstor y Cristina. Después estuvimos resistiendo junto a Cristina la persecución macrista y ahora estamos comprometidos con el gobierno y el liderazgo del presidente, para que eso redunde en la consolidación de la mejoría de la situación de la gente. Es un espacio que integramos con el ministro Daniel Filmus, la ministra de gobierno de la Provincia de Buenos Aires Cristina Álvarez Rodríguez, el secretario de Malvinas, Guillermo Carmona, y ahora con Germán Martínez en la presidencia del bloque”, enumeró Rossi.
El escenario no es muy distinto al de hace apenas una semana, cuando el gobierno anunció el principio de entendimiento con el FMI. Los protagonistas de la discusión sobre el acuerdo ya no son solo el presidente, su ministro de Economía, Martín Guzmán, y los dos funcionarios con línea directa con Washington, Juan Manzur y Sergio Massa. Por ahora, el territorio del oficialismo sigue movedizo. «
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