Lejos de la broma sobre el consumo de páginas de pornografía en el Hogar San Martín, que pertenece al gobierno de la Ciudad, los relevamientos del organismo de control de 2009 y 2015 dan cuenta de una crisis edilicia, falta de mantenimiento de alimentos, medicación vencida, y carencia de personal en esos institutos.
Poco antes de partir hacia los Estados Unidos Mauricio Macri relanzó programas de capacitación para empleados públicos y resaltó de una forma peculiar la importancia de incorporar conocimientos a una edad tardía. «De las experiencias más lindas que he tenido en política es cuando visité los centros de jubilados y me encontré con abuelos de más de 80 años aprendiendo tai-chi, aprendiendo informática, cuando nunca habían abierto una computadora», relató el presidente. «Después tuvimos algunos problemas, porque tuvimos que cancelar algunas cuentas porno, porque batían récords de pornografía. Estaban tremendos, esto es verdad, es científico. Pasó en el Hogar San Martín, estaban como locos (los abuelos)», completó el presidente en tono humorístico.
El director del Hogar, Gustavo Ciappia, le quitó magnitud a los hechos y advirtió que hace cinco años se había registrado solo un incidente con alguien que frecuentaba páginas pornográficas. «Cuando se detectó, se restringió, aunque nunca se supo de quién se trataba», aclaró.
Antecedente complejo
El vínculo del líder del PRO con los adultos mayores es más bien dramático: durante 2014 en el hogar tuvieron que hacer una huelga de hambre de ocho días para que el macrismo refaccionara el asilo. Según un informe de la Auditoría de la Ciudad el lugar no estaba en buenas condiciones cuando Macri transitaba su anteúltimo año al frente de la jefatura de gobierno porteña.
El hogar San Martín tiene seis pabellones que alojan a 240 adultos mayores, todos parte de poblaciones vulnerables. «Población psiquiátrica, enferma, sin contención social», describieron desde la Auditoría. El relevamiento edilicio realizado entre junio y agosto de 2015 da cuenta de las malas condiciones del predio ubicado en La Paternal.
Otro de los institutos, la residencia Victoria Ocampo, ocupada por 38 mujeres, tenía, al momento del relevamiento, «cables aéreos, no reglamentarios ni seguros», «los paneles divisorios no» estaban realizados con material ignífugo», en los baños «ninguna puerta» tenía «herrajes y la mayoría se» encontraba «en mal estado». Además «las canillas y depósitos de los inodoros» perdían agua y faltaba «cielorraso» en el baño.
«Las condiciones de uso del baño son muy precarias», explica el informe. «Hay cuatro duchas de las cuales dos no tienen la flor, cuatro inodoros de los cuales tres no tienen tapa asiento. Los depósitos están todos sin botón ni tapa, la pared de una de las duchas presenta un hueco que la comunica con el sector de inodoros, casi todas las canillas de los lavabos y una de las duchas pierden», puede leerse en la página 133 del documento de auditoría.
En la residencia para hombres «Susana Aguas» los auditores observaron que faltaba «material en varios sectores lo que dificulta el tránsito de sillas de ruedas, bastones, muletas y de los residentes en general». Sobre los baños resaltan que «se encuentran en buenas condiciones luego de las obras realizadas». Del Joaquín V González, uno de los pabellones refaccionados, en el informe se aclara, en cambio, que «la obra es adecuada a las necesidades del lugar».
En las residencias Niní Marshall y Tita Merello los baños se encontraban en malas condiciones. «Faltan las tapas asiento de los inodoros. En uno de los dos baños, un inodoro está anulado y las mochilas tienen todas algún problema (pierden agua o no tienen la tapa y el comando de descarga), las duchas no tienen cortina», describen en el Proyecto N° 9.15.03. Además en el «segundo baño, hay 4 duchas, 2 de ellas sin duchador y de los 5 inodoros que hay, uno está anulado, 2 de ellos sin asiento y las mochilas sin tapa ni botón de descarga», como puede observarse en las fotografías que ilustran el informe.
La enfermería también tiene deficiencias. «Se observó que en una de las estanterías del office se encontraban medicamentos de uso frecuente vencidos.» Según pudo saber este diario, al momento de la inspección un profesional del área comentó que luego de su vencimiento los medicamentos tienen un período de «ventana» y consideró que podían seguir suministrándoselos a los pacientes.
«El informe es material viejo, si hubo algún tipo de observación se resolvió. Todos los informes son del 2014 son cuestiones que ya están resueltas. Cuando las auditorías hacen esas observaciones, se contestan y si la Auditoría ve que está resuelto no vuelve a insistir con el tema», aseguró a Tiempo Claudio Ariel Romero, subsecretario de Tercera Edad porteño que está en el cargo desde 2008. «Hemos reciclado los pabellones y estamos por inaugurar el último pabellón y hasta ahora no volvimos a tener ningún problema de este tipo. Hace ocho años que estoy en el mismo lugar. Los problemas se fueron resolviendo. Los hogares son construcciones muy viejas. Todos los años vas acondicionado algo», completó Romero.
Sin embargo, el informe de 2009 sobre el San Martín, mostraba que había grandes problemas en el hogar. La «infraestructura presenta deficiencias en todos los sectores, siendo las más relevantes las que se encuentran en el sector de residencia y enfermería», puede leerse en el proyecto 9.09.03. «Los recursos humanos disponibles resultan escasos para brindar una atención adecuada a los residentes del Hogar», agregan.
En el San Martín la alimentación de los residentes dista de ser la ideal: «En el 80% de las tipificaciones de los regímenes (4/5) la cantidad en gramos servida es menor a la planificada» respecto a sus valores nutricionales, puede leerse en el documento. Un tercio de los pacientes del Hogar presentaban «padecimientos de salud mental», pero sin embargo el San Martín no contaba con «los recursos humanos necesarios para la atención integral de los mismos (Asistentes Gerontológicos capacitados, psiquiatras, etc)».
Incluso, al momento de realizarse el relevamiento y por estar en reformas el Hogar Eva Duarte había mujeres víctimas de violencia de género alojadas en el San Martín junto a sus hijos que convivían con adultos mayores sin contención familiar. «Todos los informes de Auditoría alertan sobre lo mismo: el estado de abandono y las pésimas condiciones de atención. La falta de personal, los problemas edilicios, el descontrol en la administración de medicamentos, la mala alimentación y las condiciones de hacinamiento son un lugar común en los hogares», advirtió la titular de la Auditoría, Cecilia Segura.
«En el caso de los adultos mayores se repite el mismo escenario que en todos los programas de atención a personas vulnerables», afirmó Segura respecto a otros programas porteños que atienden casos de las poblaciones más delicadas. «
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