El día después de las PASO, el gobierno y la oposición comenzaron a delinear la estrategia electoral para retener los votos cosechados y ampliar la base de cara a la pelea de octubre que definirá la renovación parlamentaria. Los candidatos hicieron un balance de las respectivas campañas y comenzaron a escrutar con detalle de qué sector esperan capturar apoyos: el oficialismo mira a los espacios antikirchneristas de los votantes de Sergio Massa y Florencio Randazzo; CFK estudia a los votantes de esos mismos adversarios que se identifican con el PJ; su exministro analiza alternativas para retener la base cosechada; y el exintendente de Tigre actualiza y redefine el fallido discurso «del medio». Sin excepción, todos evalúan cómo atraer a los ciudadanos que votaron en blanco (3,46%) y a los 3 millones de bonaerenses que optaron por no concurrir a las urnas.
Plan amarillo
La gobernadora María Eugenia Vidal seguirá siendo la figura estelar de la campaña de Cambiemos. Como el presidente Mauricio Macri, decidió tomarse el fin de semana largo para descansar y repasar lo que dejaron las PASO en la Provincia, el distrito más importante del país. Antes de irse adelantó, de todos modos, los ejes del segundo tramo de la campaña y bajó línea a todo su gabinete en la primera reunión tras el examen electoral que sorteó su gobierno el domingo.
El eje central seguirá siendo mostrar la gestión y las obras que están en marcha en cada punto de la Provincia. Vidal les pidió especialmente a sus ministros volver a la agenda de trabajo y mostrarse activos para retomar el modo campaña a partir de mediados de septiembre, cuando arranca en los términos formales.
Aunque no dejará el contacto con los vecinos y las visitas «sorpresa», la mandataria también pidió espaciar los timbreos y retomar esa práctica semanalmente recién cuando falte un mes para los comicios. Algo similar ocurrirá con la exposición mediática que la tuvo como figura estelar de la campaña y que ahora quiere bajar hasta que se acerque la fecha de los comicios. «Hay que bajar el volumen, la gente está harta de la campaña», repiten en La Plata.
El oficialismo también reforzará la «lucha contra las mafias», pieza clave en el discurso de Vidal y de sus candidatos para el Congreso Naciona: Esteban Bullrich, Gladys González, Graciela Ocaña, Héctor «Toty» Flores y Guillermo Montenegro. Lo cierto es que el gobierno ya comenzó a trabajar esta semana en la estrategia electoral para sumar más votos que permitan ganar el eventual balotaje en que los dejaron las Primarias, del que aún no están los resultados definitivos. Con el 34,19% del conteo provisorio, Bullrich quedó cinco puntos abajo (563 mil votos) de los obtenidos por Vidal en octubre de 2015, cuando fue electa gobernadora.
El objetivo está puesto en varios frentes. Por un lado, buscan crecer en la primera y en la tercera sección electoral, donde la boleta de Bullrich perdió. Y si bien Cambiemos ganó en 101 de los 135 municipios, es necesario ajustar la estrategia en los distritos propios donde perdió como, por ejemplo, Pilar, Lanús y Quilmes. Ya hay un Foro de Intendentes previsto para los primeros días de septiembre en San Isidro con el objetivo de analizar los números.
Por otro lado, el oficialismo piensa en sostener la candidatura del exministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, para que esos votos no migren hacia la expresidenta Cristina Kirchner. El candidato de Cumplir consiguió 525 mil votos apenas un 5,9% lo que puso en un escenario complicado a nivel local a los intendentes que se jugaron por él como Gabriel Katopodis (San Martín), Juan Zabaleta (Hurlingham) y Eduardo «Bali» Bucca (Bolívar), pero favoreció a Cambiemos. «Randazzo nos salvó», admiten en el gobierno y agregan que harán «lo imposible» para que siga. Salvai y el ministro de Gobierno, Joaquín De la Torre, ya comenzaron a trabajar en tender los puentes y en contener, con obras y promesas varias, a los jefes comunales randazzistas.
El otro blanco son los votos de 1País, de Sergio Massa y Margarita Stolbizer, frente que está en estado de ebullición tras el escaso 15% obtenido en las PASO. En este caso también el objetivo es acercarse a los intendentes del espacio y a los legisladores. Massa, que es aliado legislativo de Vidal desde diciembre de 2015, sufrió ya esta semana una fuga en su bloque de diputados. En Cambiemos alientan la sangría.
Más allá de la batalla nacional, la elección de octubre será clave para la gobernabilidad de Vidal en lo que resta de su mandato. Hasta ahora, la mandataria debió gobernar con bloques en minoría en la Legislatura bonaerense, lo que la obligó a asociarse con Massa para aprobar las leyes clave como el Presupuesto y el endeudamiento.
Si los números de las PASO se repiten en los comicios de octubre, Vidal engrosará sensiblemente los bloques propios: ingresaría 34 legisladores provinciales sobre los 69 que se renuevan en ambas Cámaras, contra 24 de Unidad Ciudadana y 11 del frente 1País.
En el Senado, podría conformar un bloque de 25 escaños, lo que permitiría contar con quórum propio y convertirse en la Cámara de ingreso de las iniciativas de interés para el Ejecutivo. En Diputados, con los mismos guarismos, podría llegar a un bloque de 44 legisladores sobre un total de 92 y quedaría como primera minoría a tres votos del quórum, por lo que aun así necesitaría de aliados para sesionar y de más manos aun para llegar a la mayoría especial. La incógnita es con quién negociará a partir de diciembre. «