El jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, el ministro de Infraestructura, Leonardo Nardini, y el presidente del grupo Bapro, Gustavo Menéndez, siguen en sus cargos. El gobernador intenta estirar la permanencia lo más que se pueda.
El desembarco de los intendentes del Conurbano en el gabinete bonaerense se produjo en septiembre del año pasado, tras la derrota en las PASO. Insaurralde asumió en la Jefatura de Gabinete y pidió licencia en Lomas de Zamora. En su reemplazo asumió Marina Selci, quien reporta directamente al funcionario provincial. También cuenta con mayoría amplia en el Concejo Deliberante.
Leonardo Nardini, quien ejercía como intendente de Malvinas Argentinas, también pidió licencia para asumir como ministro de Infraestructura y Servicios Públicos, un cargo clave para la gestión de Kicillof. El funcionario también dejó su cargo bien custodiado con Noelia Correa, una dirigente de su riñón.
Desde el entorno de ambos ministros aseguraron que hoy no piensan en volver a sus municipios. «Leo sigue como ministro», dijeron a Tiempo cerca de Nardini, mientras que en el caso de Insaurralde aseguraron que también seguirá en su función de ministro coordinador. Los dos tienen además funciones claves en la discusión legislativa que arrancará este viernes, con la presentación del Presupuesto 2023 y la ley fiscal impositiva en la Legislatura. Insaurralde es el encargado de tejer los acuerdos con la oposición y Nardini está a cargo de la cartera más codiciada para cualquier jefe comunal por el reparto de obras públicas, un insumo estratégico en año electoral.
No son los únicos intendentes en el gobierno de Kicillof. Gustavo Menéndez asumió a fines del año pasado como presidente del Grupo BAPRO y dejó la intendencia de Merlo en manos de su hermana, Karina Menéndez. También se sumaron al gabinete bonaerense Hernán Izurieta, jefe comunal de Punta Indio, como Director de Vialidad de la provincia, y Héctor Olivera, del municipio de Tordillo, como titular de la Autoridad del Agua (ADA). Los tres, por ahora, también siguen firmes en sus cargos.
Pese a todo, con el 2023 a la vuelta de la esquina, en el Ejecutivo saben que la situación puede cambiar conforme avance el año electoral. Cerca de Kicillof señalaron a Tiempo que la intención es que si se van, «lo hagan lo más cerca posible del cierre de listas», lo que históricamente opera en el mes de junio, «para que no se desordene ni se deteriore la gestión».
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