«Iría con todos aquellos que están dispuestos a jugarse para frenar el tsunami neoliberal que es Macri»

Por: Martín Piqué

Daniel Filmus, legislador del Parlasur y un referente del FpV en CABA, aclara sin embargo que "hay que sumar a todos, pero dejar de lado a tipos como Massa y como Bossio, que han sido funcionales para que el gobierno se pudiera estabilizar en la primera etapa".

Legislador del Parlasur desde diciembre de 2015, Daniel Filmus conoce bien las calles de Buenos Aires. Dos veces compitió como candidato a jefe de gobierno en representación del FpV. Su apellido sonó muchas veces en la CABA. El distrito electoral que vio surgir al PRO –núcleo originario de la alianza Cambiemos, de la que también forman parte la UCR y la Coalición Cívica- empieza a notar los primeros efectos de las políticas neoliberales que regresaron de la mano de Mauricio Macri.

Como la mayor parte de la dirigencia kirchnerista, Filmus dedicó bastante tiempo a preguntar, y preguntarse, por las razones del triunfo de Macri en la segunda vuelta. Luego recopiló el resultado de todos esos interrogantes en un libro, Pensar el Kirchnerismo. Lo que se hizo, lo que falta y lo que viene, que editó la editorial Siglo XXI y que el ex ministro de Educación de Néstor Kirchner y ex secretario de Asuntos Relativos a Malvinas de CFK se encargó de presentar en los primeros meses del verano.

Algunas de las definiciones que aparecen en el libro podrían funcionar como pistas o guías para la estrategia política y electoral que tendrá que desplegar el FpV a medida que avance el calendario. “Si nosotros tenemos una mirada sectaria vamos a perpetuarnos como una fuerza muy parcial. Intensa, pero minoría entre los porteños”, advierte Filmus.

Enseguida propone una suerte de antídoto: “Esta elección de 2017 no es una elección de la ciudad. Yo iría con todos aquellos que están dispuestos a jugarse para frenar el tsunami neoliberal que significa Macri. Hay que sumar absolutamente a todos aquellos que están dispuestos. Todos aquellos que quieran acompañar esta mirada transformadora, pero con un signo de amplitud enorme, tienen que estar con nosotros”, plantea.

Esa vocación frentista, aclara Filmus, tiene algunos límites. “Hay que sumar a todos, pero dejar de lado a tipos como (Sergio) Massa, como (Diego) Bossio, que han sido funcionales para que el gobierno de Macri se pudiera estabilizar en la primera etapa. Porque, para eso, han hecho concesiones de todo tipo al neoliberalismo”, recuerda.

Sociólogo especialista en educación, Filmus convocó para el libro a especialistas reconocidos para abordar los avances, las deudas y el legado del kirchnerismo en múltiples áreas del país. En esta entrevista, sin embargo, los aportes más agudos refieren a los desafíos que deberá enfrentar la identidad kirchnerista a la hora de pelear por su continuidad dentro del peronismo.

“Para nosotros, los kirchneristas, se trata de disputar la hegemonía dentro del peronismo como el eje de un movimiento nacional y popular que no es solamente peronista”, subraya.

-En el peronismo, cuando se pierde una elección, se ponen en discusión muchas cosas. Como los nombres de quienes organizaron las campañas, o el liderazgo que estaba vigente al momento de la derrota. El kirchnerismo, ¿es pasado o es futuro dentro del peronismo?
-El kirchnerismo, por supuesto, es futuro en el peronismo. No tengo ninguna duda. Eso es, justamente, lo que trata de analizar el libro. Todas las transformaciones que se dieron –que fueron probablemente las más importantes que ocurrieron desde el ’55 en adelante- en el país a partir del kirchnerismo. Pero el libro también se pregunta cuál es el programa hacia el futuro. ¿Qué cosas quedaron pendientes? ¿Qué nos faltó como para que esas transformaciones pudieran fructificar y progresar para que siga creciendo el país, por un lado, y para que se distribuyan mejor los beneficios de esa riqueza? En el libro está claro que los doce autores reivindican no sólo los liderazgos de Néstor y Cristina sino también cuáles fueron las políticas centrales de la transformación. Y, asimismo, cuáles fueron los temas que no se llegaron a concretar en la continuidad de las políticas que se necesitan. Por eso el subtítulo: “Lo que se hizo, lo que falta y lo que viene”. A nosotros, en la campaña electoral, nos sobró –o colocamos como eje central- la reiteración de las cosas que se hicieron. Como contrapartida, tuvimos poco desarrollo de las cosas que había que hacer. O sea, cómo responder a las nuevas demandas que tenía la sociedad, a partir de las demandas que ya había conquistado.

-¿Le parece normal y natural la dispersión, el debate y hasta la tensión que se ve entre sectores del peronismo que hasta hace poco tiempo convivían todos juntos en el Frente para la Victoria?
-Es natural. En la primera etapa, después de una derrota, es natural que pesen más las cuentas pendientes entre los distintos sectores, que lo que los une. Sin embargo, la proximidad de las elecciones del ’17 -que todavía van a estar impactadas por la pelea por dirimir la correlación de fuerzas dentro del peronismo e incluso dentro del kirchnerismo- hacia adelante va a generar un escenario de unificación. En el período entre el ’17 y el ’19, cuando ya sea visible la correlación de fuerzas interna que se expresó en el ‘17, se va a unificar todo para recuperar el gobierno. El peronismo, en eso, es muy pragmático. Para nosotros, los kirchneristas, se trata de disputar la hegemonía dentro del peronismo como el eje de un movimiento nacional y popular que no es solamente peronista. Porque hay muchos otros sectores, de izquierda, progresistas, que se pueden unir. Así como el menemismo de los ’90 significó la hegemonía, dentro del peronismo, de los sectores neoliberales y conservadores en lo económico, el kirchnerismo significa, para los 2000, la etapa en la cual el peronismo tiene sectores transformadores consustanciados con los apotegmas centrales del peronismo: de soberanía política, independencia económica y justicia social. Esos sectores transformadores no es que tienen decretada esa hegemonía. La tienen que ir a disputar, dentro del movimiento popular, y teniendo como base –como lo tuyo Perón después del ’55- un gobierno de doce años que dejó el país mejor de lo que lo encontró. Y que fue el primer gobierno desde el ’55 que dejó el país mejor de lo que estaba al asumir. Por el contrario, si usted repasa a los gobiernos de 1955 en adelante todos los indicadores, absolutamente todos, fueron deteriorándose a partir de que pasaban los gobiernos.

-Nadie vuelve al pasado, nadie vuelve a lo que fue. Es una ley de la vida. La vida cambia. ¿Cómo puede proponer algo nuevo el kirchnerismo? Algunos dirigentes del PJ, los que quieren deskirchnerizarlo, dicen que es imposible, porque Cristina todavía concita amores y odios en la sociedad. Sin embargo, también es cierto que CFK parece ser la única dirigente peronista de primer nivel que representa una agenda programática de distribución de la riqueza, integración latinoamericana, revalorización del Estado, consumo popular, industrialización y desarrollo de la ciencia y la tecnología.
– La cuestión está en cuál es la agenda y cuál es el programa. Porque una vez que eso esté claro van a aparecer muchos dirigentes nuevos también, que se van a ir sumando a esta propuesta. Yo escribí hace poco un trabajo cuyo título era “Identidad y apertura”. El gran esfuerzo del kirchnerismo hoy es mantener su identidad como tal, porque es la identidad que genera la transformación profunda en la Argentina. Para adelante, esa identidad kirchnerista tiene que pelear hegemonía respecto del movimiento nacional y popular. Es imprescindible mantener esa identidad. Sobre todo en este escenario global, cuando se ve lo que pasa en Europa, lo que está pasando en Estados Unidos, o lo que pasó al propio Brasil con Dilma… Porque queda claro que cuando el movimiento nacional y popular quiere acercarse a los sectores del establishment, el electorado termina prefiriendo al establishment –lo vota directamente-. O la otra opción es que vote como (Donald) Trump, a sectores que enfrentan al establishment pero desde posiciones de más derecha. Así que el tema es mantener una identidad propia. Pero al mismo tiempo hay que generar condiciones para que el frente se amplíe. Para volver a tener la mayoría. Necesitamos la mitad más uno. Y para tener la mitad más uno en este momento tenemos que tratar de incorporar otros sectores. Fundamentalmente, yo creo que hay que incorporar a los sectores con los que nos hemos divorciado en el último tiempo. Que son sectores de clase media, de los grandes centros urbanos, que fuimos perdiendo. Nosotros muchas veces nos enojamos con los sectores que, al mejorar sus condiciones de vida, empezaban a tener otro nivel de demanda. Lo que tendríamos que haber hecho es pensar cómo satisfacer esas –nuevas- demandas. Una cosa es cuando tenían hambre, cuando no tenían trabajo. Porque cuando se consigue trabajo, luego se quiere un trabajo mejor; o cuando se consigue cierto nivel de consumo, se quiere mayor consumo. Bueno, hay que no sólo hacer un trabajo ideológico, para que comprendan cómo está todo eso vinculado a un proyecto nacional. El libro analiza cada uno de los temas, analiza qué cosas faltaron para poder incorporar más sectores. Porque vos, en Seguridad y Derechos Humanos, resolviste los temas de Memoria, Verdad y Justicia pero no resolviste el tema de las fuerzas de seguridad, que es un reclamo central. Avanzaste muchísimo en la transformación estructural del país, pero no pudiste resolver –lo plantea en el libro Mercedes Marcó del Pont- la restricción externa: seguimos dependiendo de la exportación de productos primarios para poder seguir industrializándonos. Vos resolviste el tema de la unidad política de América Latina, creaste el Unasur, creaste la CELAC, pero no resolviste los temas de la complementación económica: ni siquiera el Banco del Sur pudimos crear. En educación vos creciste muchísimo en matrícula, en instituciones, pero no pudiste resolver temas profundos como el de la calidad educativa. Son todos temas profundos, no es para mirar para atrás y preguntarse ‘por qué no se hizo’. Sino que son todos temas que están en la agenda de la opinión pública y de la demanda popular. Vos tenés que dar este tipo de respuestas. Como también lo que plantea Mempo Giardinelli, que es el tema de la transparencia, sobre el cual hay que dar respuesta también. El desafío para el kirchnerismo hacia el futuro es tomar cuenta aquellos aspectos que no se pudieron resolver en estos 12 años.

-En el kirchnerismo, más allá de que hay muchas coincidencias en lo ideológico y en lo doctrinario, con el programa que representa el FpV, suelen escucharse reproches por el verticalismo, o críticas a la decisión de Cristina de construir una fuerza propia en vez de conducir a la diversidad del conjunto. También es cierto que el gobierno de Cristina fue un gobierno asediado, que enfrentó un ‘periodismo de guerra’ durante muchos años, y que a pesar de todo eso el kirchnerismo sigue vivo como identidad muy vigente. En la nueva etapa, ¿se deberían modificar algunas prácticas políticas hacia adentro de la propia fuerza?
-En ese punto hay que volver a una cuestión casi clásica de cuando Perón hablaba de ‘trasvasamiento’. ¿Por qué utilizaba la palabra ‘trasvasamiento’? Sí, utiliza esa palabra, que significa el pasaje de un líquido de un recipiente a otro. ¿Por qué líquido? Porque, en realidad, lo que trata de hacer –y es una interpretación más o menos propia- es que existe un aspecto que es lo concreto, que es lo denso, lo ideológico, lo doctrinario, que sería el contenido; y también existe la forma en que el líquido adopta en cada recipiente distinto, que puede variar. Lo que no cambia –dice Perón- es que, mientras haga falta seguir luchando por la soberanía política, independencia económica y justicia social, ese será el elemento central. La forma que va a adquirir el movimiento nacional y popular hacia el futuro se irá construyendo. Se irá reconformando a partir de esta experiencia enorme que tuvo a través del kirchnerismo. Pero lo que sí es fundamental son aquellas cosas que son doctrina, que vienen incluso del peronismo y que el kirchnerismo ha profundizado. Hay que ver qué queremos para adelante. Por eso nuestras propuestas para adelante.

-¿Cuáles son esas propuestas?
-La transformación estructural en el mercado de trabajo. Nosotros bajamos la desocupación del 25% al 7%, bajaste el trabajo informal. Pero al mismo tiempo tenías un 23% de trabajo en negro, no registrado. No sólo se trata de trabajo sino cuál es la calidad del trabajo…

-Toda esa agenda que usted plantea es como si en la Argentina hubiera quedado en la foto estática del país que recibió Macri el 10 de diciembre de 2015. Pero, en dos años, los indicadores sociales, económicos, industriales van a ser otros. Quizá vamos a volver a una etapa como la del 2003, en la que había que reconstruir todo nuevamente.
-Muchas cosas sí, muchas cosas no. Uno de los grandes triunfos del kirchnerismo fue un triunfo cultural. Existen dos tipos de liderazgos: uno es el liderazgo estilo Macri, que le pregunta a la gente qué quiere y hace seguidismo. El otro tipo de liderazgo es el de Néstor, que determina qué es lo que la gente va a querer. Cuando nosotros asumimos en la agenda de prioridades de la población el tema de Derechos Humanos; no estaba en la agenda el desendeudamiento; no estaba en la agenda la integración latinoamericana… Acuérdese que De la Rúa había dicho qué suerte que tenemos que nos pudimos endeudar, con el Megacanje. La agenda era totalmente distinta. Fue Néstor el que puso muchos temas en las prioridades de los argentinos. No estaba el tema del matrimonio igualitario. No estaban los derechos sociales. Todas estas cuestiones las planteó Néstor y con eso cambió una cultura, y esa cultura política sigue permanente. Es una cultura sobre la cual yo creo que rápidamente vamos a poder reconstruir mucho más rápido de lo que fue el 2003.

-Usted está muy asociado a la CABA, un distrito por el que ya fue dos veces candidatos a jefe de gobierno. ¿Qué estrategia política-electoral adoptaría en este 2017, con la complejidad de que esta ciudad fue el distrito en el que surgió el PRO? ¿Qué estrategia propondría para el FpV en la ciudad?
-Lo que decía antes. Identidad y apertura. Mantener nuestra identidad como fuerza política, que tiene un piso muy alto en cualquier elección, pero abrirnos a otros sectores que llegaron a votar casi por el 49% contra Rodríguez Larreta. Esos sectores están en disposición de presentar un proyecto alternativo. Un proyecto al que, quizá, nosotros no estamos no sólo en condiciones de encabezarlo sino que tenemos que lograrlo a través de una coalición mucho más amplia. Pero yo soy un convencido de que la cultura de la ciudad de Buenos Aires es una cultura progresista. Nosotros tenemos que saber interpretarla. Y parte de ese progresismo en la ciudad de Buenos Aires tiene que ver con el pluralismo y con una perspectiva muy amplia. Si nosotros tenemos una mirada sectaria vamos a perpetuarnos como una fuerza muy parcial. Intensa pero minoría entre los porteños. Estamos en condiciones de construir una fuerza con un programa.

-¿Usted compartiría una alianza con Felipe Solá y Alberto Fernández?
-Yo creo que antes de decir con quién hay que ver cuál es el programa y cuál es el nombre. Con todos aquellos que están dispuestos a jugarse para frenar el tsunami neoliberal que significa Macri. Hay que sumar absolutamente a todos aquellos que estén dispuestos. Y dejar del otro lado a tipos como (Sergio) Massa, como (Diego) Bossio, que han sido funcionales para que el gobierno de Macri se pudiera estabilizar en la primera etapa: para eso, hicieron concesiones de todo tipo al neoliberalismo. Claramente, nosotros no tenemos nada que ver con las posiciones de Massa, o con las posiciones de Bossio, o con las posiciones por supuesto de (Margarita) Stolbizer y muchos más, que acompañaron al gobierno. Nosotros nos hemos plantado fuertemente en una perspectiva anti-neoliberal y de profundizar el proyecto que se hizo entre 2003 y 2015. Todos aquellos que quieran acompañar esta mirada transformadora pero con un signo de amplitud enorme, tienen que estar con nosotros. Quien lo planteó con mayor claridad fue la propia Cristina, que dijo que todos aquellos que están peor de lo que estuvieron el 10 de diciembre de 2015 tienen un lugar en el frente. En la ciudad de Buenos Aires tenemos que ser nosotros lo suficientemente inteligentes –porque eso no lo va a resolver Cristina-, lo suficientemente generosos, lo suficientemente amplios, como para poder construir ese frente.

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