“Esto que ocurrió, lamentablemente, significa revivir los momentos más tristes de nuestra historia” reflexiona el historiador, abogado y profesor universitario Hugo Chumbita, actualmente docente en la Universidad Nacional de las Artes y con una vasta vivencia académica y de militancia, al analizar el intento de magnicidio perpetrado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Nacido en Santa Rosa, La Pampa, en 1940, organizador de la Federación de Estudiantes Santarroceños, maestro rural en el sur de esa provincia y en escuelas de Capital Federal, entre muchas otras vivencias, recordó: “Empecé a estudiar Derecho en La Plata y continué en la UBA, donde también cursé materias de Sociología. Participé de las revueltas juveniles de esos años y conocí a muchos luchadores de la resistencia. Fundamos la Juventud Universitaria Peronista en 1962, dirigí la revista 4161 y tuve mi bautismo de cárcel a causa de una toma de la Universidad”.
“A raíz de la persecución que el ex general Ramón Camps desató contra la Universidad, fui secuestrado y estuve preso sin causa judicial entre 1975 y 1978 en el penal de Rawson: una dura experiencia en la que encontré la solidaridad de amigos entrañables. Tuve que refugiarme en España, donde ejercí diversos oficios, me casé y tuve un hijo…en 1984, regresé a Buenos Aires”, rememoró.
Consultado por Tiempo, al analizar el intento de asesinato perpetrado contra Cristina en perspectiva histórica, Chumbita reflexionó: “Este es un hecho que vuelve recordar épocas de otro tiempo, de violencia desatada en la vida pública del país. Que nunca estuvo ausente, pero que pensábamos que habíamos dejado atrás. Basta recordar los fusilamientos, que empezaron con Dorrego, siguieron con los federales rebeldes, los anarquistas, los irigoyenistas rebeldes, y luego los peronistas. Toda nuestra historia está sembrada de atentados contra los representantes del movimiento popular. Y, sin duda, Cristina Kirchner es hoy la principal dirigente de este movimiento sucesor de las mejores experiencias de nuestro país, que es el peronismo kirchnerista”.
“Esto ha sido de alguna manera instigado por una oposición integrada por medios, política y justicia quienes son los actuales voceros, agentes del imperio global que intenta someter a otros países. Y el peronismo siempre ha sido blanco de los peores enemigos. En 1945, antes del primer gobierno de Perón, hay un cable de quien está a cargo de la Embajada norteamericana en ese momento, que habla de la posibilidad de un atentado contra Perón. Después, intentaron matar a Perón el 16 de junio de 1955, bombardeando su casa y la Casa de Gobierno. Después vinieron los fusilamientos de 1956, e incluso otros atentados que sufrió Perón en Caracas, estando exiliado allí. Años después, incluso hay un atentado a Alfonsín, que no llegó a consumarse, con un arma que no se llegó a disparar”, marcó el historiador.
Discursos de odio e instigadores
También, Chumbita puso el foco en los factores que pudieron colaborar para instigar este intento de asesinato. “Más allá de que (el acusado Fernando Sabag Montiel) se trate de un personaje digamos, enloquecido, o que actúe por su cuenta, sin dudas hay un clima y una instigación, expresa o implícita. Y este personaje tiene, además, según mencionó en las redes Jorge Elbaum, un tatuaje que lo identifica con los neonazis. El mismo emblema del Sol Negro tatuado lo usan actualmente los nacionalistas en Ucrania. Entonces hay que pensar que esto viene siendo una amenaza que se disemina por todo el mundo”.
“Hay que terminar con esa instigación a la violencia, a las malas artes e incluso al crimen. Y hace falta la firmeza del Estado para poner límites. Creo que hay que poner límites, porque no hay libertades ilimitadas. Ningún derecho humano es ilimitado. Y acá hay que poner coto a esa locura, ese desborde de los medios, de los discursos opositores y todos los recursos de ese tipo que se están utilizando” reclamó Chumbita.