Fueron juzgados por el asesinato de seis personas en dos operativos represivos y por los abusos sufridos por los hermanos Ramírez, de 2, 4 y 5 años, en un hogar de menores de Banfield. Hubo 7 condenas a perpetua y una a 5 años de prisión.
Los condenados fueron Jaime Lamont Smart, exministro de Gobierno bonaerense de facto, la ex secretaria del Tribunal de Menores de Lomas de Zamora, Nora Susana Pellicer, el ex comisario Juan Miguel Wolk y los ex miembros de la Brigada de Investigaciones de Lanús Roberto Guillermo Catinari, Héctor Raúl Francescangeli, Armando Antonio Calabro, Rubén Carlos Chavez y José Augusto López.
Smart y los ex integrantes de la Policía Bonaerense recibieron prisión perpetua por el homicidio de seis personas en los operativos represivos realizados el 15 y el 16 de marzo de 1977. Una de las víctimas fue Vicenta Orrego, quien se encontraba con sus tres hijos pequeños, Alejandro, María Ester y Carlos Ramírez, quienes fueron luego secuestrados y llevados al hogar de menores “Casa de Belén”. Pellicer fue condenada a 5 años de prisión como partícipe necesaria del ocultamiento de esos niños y por la alteración de su estado civil.
Además de las condenas, el Tribunal hizo lugar al pedido de la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y de la fiscalía y realizó una declaración de verdad para que haya constancia judicial de la comisión de esos delitos, una forma de reparación para los hermanos Ramírez, quienes llegaron desde Suecia para presenciar la lectura del veredicto.
Los jueces, además, señalaron que enviarán la sentencia a los diarios Clarín, La Nación, Unión, Crónica y La Prensa para que se rectifiquen las notas que se hicieron en ese momento sobre los dos operativos ilegales y que pondrán en conocimiento de las autoridades sobre el pedido para que el Hogar de Belén se convierta en un espacio de memoria.
“Se reconoce lo que hemos pasado, nuestra historia. Es muy importante para nosotros, que podemos cerrar este capítulo, y para todos porque estas cosas que nos sucedieron no queremos que vuelvan a suceder”, dijo apenas terminó el debate María Ester Ramírez en diálogo con La Retaguardia y agregó, como conclusión: “El amor venció al odio”.
El de Hogar de Belén fue un juicio emblemático sobre los crímenes sufridos por las niñeces durante el terrorismo de Estado: de manera central, el debate abordó los padecimientos de Alejandro, María Ester y Carlos, quienes tenían 2, 4 y 5 años cuando mataron a su mamá.
Quedaron entonces a cargo del Tribunal de Menores 1 de Lomas de Zamora de Martha Delia Pons, ya fallecida, quien decidió no investigar las razones por las que habían llegado allí y evitó contactar a su familia: en ese momento, su padre, Julio Ramírez Domínguez, era presos políticos de la Unidad Penal N°9 de La Plata. En cambio, los envió a un hogar de menores, el Hogar de Belén, que dependía de la parroquia Sagrada Familia de Nazareth de Banfield y que estaba a cargo de Dominga Vera y Manuel Maciel. En ese lugar, fueron sometidos a todo tipo de vejaciones, malos tratos y abusos durante más de seis años. También intentaron borrar su identidad, ya que los inscribieron como hijos de Vera y Maciel.
Durante el debate, los tres hermanos contaron todas las formas de violencia que padecieron: “Todo el tiempo que estuve ahí, fueron palos y golpes. Me decían que me lo merecía porque iba a ser como mi mamá», contó María Ester durante su testimonio.
El rol del Tribunal de Menores de Lomas de Zamora fue clave para bloquear los intentos de la familia para ubicar a los niños y mantenerlos privados de su libertad hasta 1983. Las demoras del Poder Judicial para investigar estos hechos provocaron que ninguno de los acusados por los abusos a los hermanos Ramírez pudiera ser juzgado.
El primero de ellos fue el 15 de marzo de 1977 en Adrogué, partido de Almirante Brown, en la casa en la que vivían los hermanos Ramírez con su mamá, Vicenta Orrego. Las fuerzas policiales y militares dispararon sobre la vivienda durante 15 minutos. En el medio de la balacera, Vicenta comenzó a evacuar a sus hijos por una ventana y ella salió con el menor en brazos y un trapo blanco, lo que no impidió que la fusilaran en el lugar. También fueron asesinados María Florencia Ruibal y José Luis Alvarenga, sus compañeros de militancia.
Al día siguiente, en la localidad de Lavallol, partido de Lomas de Zamora, unos 200 efectivos rodearon la casa done se encontraban Narcisa Adelaida Encinas, Andrés Steketee y el médico Pedro Juan Berger, padre de María Antonia, una de las sobrevivientes de la Masacre de Trelew. Los tres se rindieron, salieron con las manos en alto y a pesar de eso fueron acribilladas y sepultadas como NN en el cementerio local.
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