El gobierno denunció hace unas horas que más de 30.000 argentinos fueron los que abandonaron el país, posteriormente a que la OMS declarara como “pandemia” la propagación del coronavirus y que, como consecuencia de ello, el presidente Alberto Fernández anunciara el 12 de marzo las primeras medidas para controlar la situación. Dos tercios de ellos lo hicieron por aire a través del aeropuerto de Ezeiza, mientras que los restantes se fueron por tierra, mediante pasos internacionales.
El propio primer mandatario se mostró molesto por esa gente que no mostró los mejores signos de responsabilidad social. En esa dirección el jefe de Gabinete de Cancillería, Guillermo Justo Chaves, denunció con vehemencia: “Esto hay que ponerlo de relieve, hay que dimensionar lo irresponsable de algunos argentinos, que aun sabiendo la situación se fueron de viaje y hoy piden ser repatriados”.
Según Chaves la logística para la repatriación requiere de una “gran complejidad” y por lo tanto justificó la exigencia de que se tenga “la mayor responsabilidad en este tema y que se ayude en el trabajo que llevan adelante todas las áreas del Gobierno nacional. El tema es complicado, ya que estamos haciendo frente a una pandemia mundial y todos los Estados están restringiendo la circulación de las personas”.
Por otro lado, explicó sobre el rol de las empresas de aviación que “el transporte aéreo registra graves inconvenientes y eso por supuesto que nos afecta a nosotros los argentinos en el país y a los que hoy tienen problemas para retornar”. Admitió que “desde nuestros consulados y embajadas estamos tratando de hacer frente a las demandas de los argentinos que están intentando volver. En nuestro 0-800 hemos atendido más de 53.000 llamados. La coordinación se da no solo con Aerolíneas Argentinas: se ha cuestionado desde la Cancillería a las empresas que se han negado a realizar vuelos para repatriar. Algunas compañías habían tomado la decisión de no venir más y eso se modificó a partir del reclamo del canciller Solá”.
El jefe de gabinete de Cancillería analizó finalmente que “con respecto a la cuestión económica se está tratando de que la economía se resienta lo menos posible, pero es cierto que las prioridades hoy pasan por la salud. Somos conscientes de que las economías van a sufrir un impacto muy fuerte”.