Durante la campaña electoral del año 2015, el macrismo recurrió a una muletilla que fue muy usada por todas las fuerzas de derecha en los últimos años: «Vamos a ser Venezuela». Uno de los datos que muestran que agitar ese fantasma no fue muy redituable, luego de años de demonización del proceso chavista por parte de la mayoría de los medios de comunicación, es que el propio Mauricio Macri la dejó de lado. La situación venezolana se modificó fuertemente a partir del año 2015, cuando la oposición ganó la elección parlamentaria. Comenzó un proceso de intento de derrocamiento de Nicolás Maduro al que el gobierno le respondió con un endurecimiento de sus políticas, que llevó, entre otras cosas, a no permitir la realización del referéndum revocatorio, en 2016, que contempla la propia Constitución bolivariana.
A esto se sumó el boicot económico de Estados Unidos y los casi 2 millones de desplazados producto de la crisis. Es un contexto muy distinto al de 2015. ¿Cuánto puede influir la situación venezolana en el escenario político argentino?
«En este momento el tema tiene una gran importancia en el discurso oficial», destacó Enrique Zuleta Puceiro, director de la consultora OPSM. «Le sirve al gobierno para dividir y fragmentar al peronismo. Esta cuestión dividió rápidamente a la oposición. Quedó, por un lado, el kirchnerismo, que también tiene sus propias diferencias, y por el otro, Alternativa Federal. En toda América Latina hay una especulación con la situación para explotarla internamente. El peronismo estaba bastante unificado respecto del tema económico. Eso venía ayudando para amortiguar otras diferencias y esto las vuelve a acentuar.»
Respecto de lo que pasa en la sociedad, no en los sectores políticos, Zuleta Puceiro sostuvo que no es tan nítido el beneficio para el macrismo. «En la opinión pública argentina el alineamiento con Estados Unidos goza de muy poco apoyo. Hay mucho rechazo a la figura de Donald Trump, así que alinearse con él no les gusta a amplios sectores de la población, a pesar de los excesos de Nicolás Maduro y de cómo se perdió el rumbo del chavismo. Hicimos encuestas para el G20 y la mayoría tiene un sentimiento muy antiestadounidense. La inmensa mayoría de la sociedad quiere una Argentina que se acerque a América Latina, pero no le gusta ni el nacionalismo autoritario de derecha de Brasil ni el de Venezuela”.
Para el sociólogo Carlos De Angelis, coordinador del Observatorio de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, más allá del rechazo a Estados Unidos, la crisis venezolana le servirá al gobierno para intentar atemorizar a la clase media.
«Le viene bien en ese punto: asustar a los sectores medios que están dudando a quién votar en octubre. Van a volver a decir que si el kirchnerismo seguía gobernando íbamos a terminar como está ahora Venezuela, en una situación caótica. El oficialismo lo va a usar todo lo que pueda para mostrar que al menos en eso sí la pegaron, que si se seguía por el camino de la gestión anterior las cosas serían aún peores». «