El impacto hacia adentro del oficialismo del intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner comenzó a sentirse tras la lectura del documento, cuando la masiva movilización en repudio a la violencia política comenzaba a desconcentrarse. El delicado equilibro que se había conseguido tras el acuerdo entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta comenzó a crujir otra vez. Los cuestionamientos se centraron en el operativo de seguridad y en el tratamiento que califican de “complaciente” a los medios que propalan discursos de odio.
Una de las discusiones que se abrió fue sobre los mecanismos de seguridad destinados a los altos funcionarios. Si bien desde el kirchnerismo no cuestionan la actuación del presidente frente a uno de los hechos de violencia más impactantes desde -por lo menos- la recuperación de la democracia, sí se evalúa que la falta de firmeza con respecto al avance opositor en la imposición de las formas del debate político generó un terreno fértil para que suceda lo que se señaló en el documento avalado por el propio Alberto Fernández: «Desde hace varios años, un sector minúsculo de la dirigencia política, y de sus medios partidarios, viene repitiendo un discurso de odio, de negación del otro, de estigmatización, de criminalización de cualquier dirigente popular o afín al peronismo, y aun de cualquier simpatizante”.
Esta vez las críticas cayeron sobre Aníbal Fernández. “Aníbal es el ministro de Seguridad y hubo un atentado sobre una vicepresidenta. No hay medias tintas. No hay buenas lecturas. Lo que tiene que seguir a esto es su renuncia”, afirmaron fuentes que estuvieron la noche del intento de magnicidio en la calle Juncal. Si bien admiten que es cierto que en cualquier parte del mundo puede pasar algo semejante, como lo muestra el ejemplo de Japón o de Estados Unidos, acá, destacan, “llegaron hasta el cuerpo”. “Es una falla de seguridad muy grande”, enfatizaron. “Nunca tuvieron como hipótesis que algo así pudiese pasar, sí en la teoría, pero no en la práctica, no se trabajó seriamente la posibilidad de que una persona con un arma llegue hasta el cuerpo de una vicejefa de Estado”, criticaron. Es que en el kirchnerismo hay enojo y no lo disimulan. Además de las objeciones al operativo de seguridad, también resucitaron los cuestionamientos al esquema de pauta oficial que el gobierno destina a los medios hegemónicos que reproducen los discursos de odio.
Si bien todos los sectores coinciden en que se debe aumentar y hacer más rígida la seguridad de por lo menos los tres dirigentes del Frente de Todos más importantes, un alto funcionario contextualizó que Argentina, a diferencia del Brasil en etapa bolsonarista o de Colombia, tiene mucha cultura de participación política callejera, y a su vez, los y las dirigentas están acostumbrados a tener contacto directo con la gente. Pero creen que poner en discusión pública la propensión de Cristina a abrazarse con la gente es desviar la atención del problema y dejar de lado el señalamiento de los culpables: los discursos de odio propalados desde la dirigencia opositora.
“Cuando fue lo de Semana Santa en el 87, el peronismo estaba en la oposición y fuimos todos juntos a apoyarlo a Alfonsín sin especulaciones. Pero acá reina el “sí, pero”. Hemos sido muy tolerantes. Ponen una horca y tiran bolsas mortuorias y no hacemos nada. Pero desde 2008 que no hacemos nada. Hay que poner un límite y el camino es la denuncia judicial por parte del partido justicialista”, reflexionó la fuente.
Mientras tanto, una de las coincidencias de todos los sectores del FdT es que es poco probable que la oposición baje su virulencia. Después de la actuación institucional que tuvieron este sábado en la cámara de Diputados, comprobaron que no van a cambiar de estrategia, con miras al rédito electoral que pueda darles el año próximo. “Ellos no van a bajar. Y cuando hable Cristina por primera vez después de esto, va a poner la vara muy arriba también”, analizó un ministro con buena llegada con ambos miembros de la cúpula presidencial.
Para el funcionario, se sorteó con institucionalidad y política este drama que no terminó en tragedia social, porque “el andamiaje político está ordenado”. “Alberto, Cristina, Máximo y Sergio, junto a los gobernadores, están alineados, todo esto bajo una impronta muy fuerte de Cristina”. En este esquema, que de ahora en más marca una centralidad de la vicepresidenta, “Alberto funciona bien, tiene su rol institucional. Por eso logró sentar a la UIA, la CGT y la CTA y unificar un mensaje de repudio con todos los sectores”.
Es que, a diferencia de la primera vez que atacaron a la vicepresidenta, con piedras a su despacho en el Senado allá en marzo cuando Alberto y Cristina no se hablaban, el encuentro personal en la casa de la vice marcó los pasos a seguir, y sobre todo el contenido y la lectura del documento. “Alberto jugó fuerte en el detrás de la escena con la cadena nacional, la declaración del feriado y la convocatoria a una plaza de la paz. Y todo salió bien. Es por eso que Alberto estaba tranquilo de haber podido maniobrar esta situación de extrema gravedad, y satisfecho con que la gente se había podido expresar”. «
Plenario del Frente Patria Grande
El Frente Patria Grande realizará hoy un Congreso partidario para definir si el espacio que conduce el dirigente social Juan Grabois deja la bancada del Frente de Todos en la cámara de Diputados o si se mantiene en las filas del oficialismo a través de la conformación de un interbloque.
El encuentro -bajo el nombre «Sin los últimos, no hay todos»- tendrá lugar a las 9 de la mañana en el Centro Cultural Paco Urondo, ubicado en 25 de Mayo 201 de la Ciudad de Buenos Aires.
«Los trabajadores informales y quienes están bajo la línea de indigencia necesitan una medida distributiva como el Salario Básico Universal, o podrían verse otras propuestas. No puede ser que no estén contemplados en ningún anuncio», indicó un comunicado de Patria Grande que anuncia la realización de este plenario.