El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, inauguró el II Encuentro del Grupo Puebla que se realizó en Buenos Aires y reunió a líderes progresistas de América Latina bajo el lema «El cambio es el progresismo». El encuentro estuvo atravesado por la liberación del expresidente de Brasil, Lula Da Silva, quien salió de prisión en la tarde del viernes y envió un mensaje grabado en video. El Grupo se fundó como un llamado a la unidad de las fuerzas progresistas del continente para la integración latinoamericana y a la lucha contra la desigualdad. «Cuando dije que iba a ver a Lula en plena campaña, algunas voces me preguntaron si era conveniente. Es necesario estar cerca de quienes padecen injusticias. Y en Argentina tenemos un ejemplo de lucha sin especular y está sentada en primera fila con un pañuelo blanco», dijo al empezar Fernández y señaló a la Madre de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.
«Estoy feliz de ver a Lula libre otra vez, cuando lo fui a visitar me dio una sola orden: ‘Você tem que ganhar na Argentina’. Me lo dijo dos, tres veces. Cumplí Lula, gané en Argentina. Vamos a poner de pie a América Latina con todos ustedes», remarcó el presidente electo, que inició su intervención tras escuchar el mensaje que el expresidente de Brasil grabó especialmente para los asistentes a la cumbre.
El II Encuentro reunió este fin de semana en el hotel Emperador del barrio porteño de Retiro a 30 referentes del progresismo latinoamericano de una decena de países, desde México hasta Chile y Argentina. La escena recordó al escenario que se configuró hace más de una década y media cuando la asunción presidencial de Néstor Kirchner juntó en la capital argentina a los principales líderes de la izquierda y el progresismo del continente.
En la mesa de apertura se sentaron junto a Alberto Fernández el expresidente de Colombia y exsecretario del Unasur, Ernesto Samper Pizano, quien abrió las alocuciones; la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff; el fundador y ex vicepresidente del Partido de los Trabajadores (PT) Aloizio Mercadante Oliva; y el referente del socialismo chileno Marco Enríquez Ominami, quien ofició de moderador de la mesa.
El inicio de la cumbre comenzó con media hora de demora y Fernández reveló que el motivo fue una extensa charla de una hora con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, con quien habló de los problemas de Argentina, Chile, Brasil, Ecuador. «¿Saben lo que siento? Que en este tiempo ganaron otras voces y no pudimos explicar lo que verdaderamente ocurría en el continente. Y sentí que el presidente Macron entendía lo que ocurría», reveló.
El presidente electo repasó la situación de Chile, de Bolivia, de Ecuador y advirtió que el continente no pasa el mejor momento. Pero recordó que hace cuatro años América Latina creyó que el conservadurismo había llegado para quedarse. También hizo una alusión a la tensión con el futuro gobierno argentino que propuso el presidente brasileño, Jair Bolsonaro. «Con Lula Libre también soplan otros vientos en Brasil. Y confío en esos vientos. No tengan dudas de que la unidad entre Brasil y Argentina es indisoluble. Ningún gobierno de coyuntura lo puede romper y vamos a seguir trabajando por esa unidad que es el eje de la unidad de América del Sur», remarcó.
Este espacio comenzó a construirse en el continente y tuvo, según las palabras de Fernández, su germen en la elección del progresista Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. «El Grupo de Puebla va a ser la voz que se levante ante el mundo para contar lo que pasa en América Latina. Y no sólo eso: va a ser el grupo de donde salgan los dirigentes que van a poner de pie la América Latina que soñaron Artigas, O’Higgins, San Martín, Sucre, Bolívar», cerró y resumió el horizonte hacia el que caminará el espacio progresista latinoamericano.
En el público lo escucharon y acompañaron, además de Hebe de Bonafini, el expresidente de Paraguay, Fernando Lugo, los dirigentes argentinos Felipe Solá, Jorge Taiana y Carlos Tomada, el excanciller brasileño Celso Amorím y la referente colombiana Clara López Obregón.
También estaban los senadores chilenos Carlos Ominami y Carlos Navarro, el expresidente de Panamá, Martín Torrijos, la candidata presidencial de Perú, Verónica Mendoza, y la expresidenta del Frente Amplio, Mónica Javier, en representación de Uruguay, entre muchos otros. La apertura del II Encuentro concluyó con una foto de los referentes.
La convocatoria incluyó a otras figuras centrales de la política regional, como el expresidente de Uruguay, José «Pepe» Mujica, y el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, cuya presencia se mantuvo en suspenso por la crisis que atraviesa su país.
Una nueva agenda con inclusión social
A pesar de su ausencia, el recientemente liberado expresidente brasileño Luiz Inácio «Lula» da Silva fue la presencia destacada: todos hablaron de él y sus palabras estuvieron presentes en un mensaje grabado en el que felicitó a Alberto Fernández y a Cristina Fernández de Kichner por haber conseguido la presidencia de Argentina.
«Tengo un objetivo en la vida, que es constituir una integración regional latinoamericana muy fuerte. Aún continúo con el sueño de construir nuestra gran Latinoamérica», dijo Lula. El expresidente aseguró que es posible mejorar la vida de los pueblos generando trabajo y distribuyendo las riquezas, y apuntó: «Creo que Fernández puede hacer eso en Argentina y puede servir de ejemplo para otros países». Y cerró anotándose entre quienes pugnará por ese objetivo: «Quiero decirles que estoy en la lucha».
El primer orador en la apertura del II Encuentro del Grupo de Puebla fue el expresidente colombiano Ernesto Samper Pizano, quien destacó que América Latina asiste a un momento de rebelión de sus clases medias bajas, que han tomado conciencia de que el continente está retrocediendo. Como salida propuso la integración en base a una agenda progresista basada en la inclusión social, agregar valor, superar el modelo extractivista y la construcción de ciudadanía.
Le siguieron la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff y su exministro Alizio Mercadante, quien ofreció el respaldo del PT a Alberto Fernández y Cristina Fernández y agradeció el apoyo del pueblo argentino y del peronismo en el reclamo de libertad del expresidente de Brasil. «