«¿Viste 300, la película en la que los griegos luchan contra un montón de persas? Bueno, hay un momento en que Leónidas le tira un lanzazo al emperador y lo hace sangrar. Después los hacen pelota a los griegos, pero el otro sintió algo». Así resumen en cercanías del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, el saldo de la derrota ante Cristina Kirchner por la renovación de autoridades del Partido Justicialista. Sin romper los puentes, la diferencia con la expresidenta seguirá adelante y el mandatario arma su propia corriente para cosechar lo sembrado, sobre todo en el peronismo de las provincias.
No sin raspones, el 2024 de Quintela incluyó enfrentamientos públicos con Javier Milei ya presidente y CFK.
Con el libertario se paró de manos desde el inicio mismo del calendario por la coparticipación, al principio negada de plano y luego discrecional al máximo por parte de la Casa Rosada. Fiel a un estilo que no deja de preocupar muchas veces a los propios, acusó al gobierno nacional de romper con pactos históricos que se remontan a Alfonsín sobre las compensaciones en los giros de fondos y en paralelo emitió cuasimoneda provincial, el Chacho, para pagar parte de los sueldos públicos. La movida fue arriesgada pero salió bien, según explican en el área económica riojana: pagarán a fin de año lo comprometido por esos billetes en su totalidad.
Sin embargo, el mayor costo fue de imagen pública: toda referencia a la crisis devenida del crack de 2001 pega mal en la Argentina del presente. Es por esto que el Chacho pasó de los primeros planos a una discretísima liquidación en la provincia. Aunque, según el oficialismo local se enorgullece, en la vecina Córdoba también se estuvo usando.
En la esgrima verbal de los primeros meses ante el mileísmo, la cuestión del default de deuda privada de La Rioja también apareció como argumento desde Balcarce para señalar a Quintela como un ejemplo de peronista «desprolijo» en sus cuentas. Ante los acreedores, la provincia juntó las yemas de los dedos con una mano y con la otra señaló hacia Milei: nosotros no pagamos porque él se la está quedando, así que vayan a reclamarle. Con un optimismo llamativo, en la gestión de Quintela juran que los números están todos bien en un año en que todas las arcas provinciales están mal.
No romper pero no ceder
Las semanas de tensión y vértigo por la interna en las urnas que no fue dejaron moretones en todos los brazos del peronismo nacional. Cristina Fernández de Kirchner es la nueva presidenta del Partido Justicialista con bastante esfuerzo. Al menos para quienes prestan algo de atención a la urdimbre con la que se teje en la política nacional, ese esfuerzo transparentó la intensidad de la interna con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Los avales para que Ricardo Quintela pudiera ser candidato al PJ no alcanzaron, pero el dato central es que fueron buscados por dirigentes cercanos al mandatario bonaerense. En el pancristinismo no parecen muy dispuestos a olvidarse rápido de tal afrenta. Kicillof y Quintela comparten entonces un desafío que parece abstracto de momento: cómo discutir futuros posibles con Cristina sin que eso implique armados paralelos, listas en contra, massismos de 2013, randazzismos de 2017.
El equilibrio, podría observarse, está en que a diferencia de los anteriores Quintela fue de los primeros en defender a Cristina ante el reciente fallo de Comodoro Py. Incluso Jorge Yoma, representante legal de La Rioja y muy criticado por una más que inoportuna visita a Guillermo Francos en la Casa Rosada a horas del cierre de listas del PJ, tuiteó en apoyo a reciente exvice.
No hubo foto Cristina – Quintela y existe el temor de que tal cosa no ayude a una pacificación interna del partido. «No la va a destratar, nunca la puteó, pero quiere que haya discusión sin olvidarse nunca que el contrincante de verdad es Milei», subrayan desde cerca del gobernador riojano. Y cuentan los distintos lugares del país donde su figura parece haber calado bien en un año de orfandad dirigencial para el movimiento derrotado poco más de 365 días.
En Tucumán y Misiones, por ejemplo, donde Osvaldo Jaldo y Carlos Rovira se esfuerzan por impostar un apego a las ideas de la libertad libertaria, y los peronistas no saben dónde ni cómo pararse. Mendoza o Jujuy también, extensiones donde campea el radicalismo, habrían visto en los movimientos de Quintela un dirigente a quien prestar atención. Por supuesto que el rechazo al kirchnerismo en muchas provincias es un activo con el que cuenta Quintela a la hora de pensar hacia adelante.
Una interpretación apurada le pondría el traje de presidenciable. Sin embargo, sus representantes niegan de plano que busque candidaturas más allá de La Rioja. Toda la cosa estaría centrada, de momento, en organizar una corriente diferente a la que se impuso en la sede central de la calle Matheu. El nombre sería Federales y el lanzamiento tendría lugar en el inmediato diciembre. La sede sería, por supuesto, en La Rioja, con la presencia de referentes justicialistas. Seguir la discusión pero por adentro, ahí el camino sutil del gobernador.