Tampoco las dramáticas como realistas apelaciones al desempleo, pobreza, inflación, inobjetables realidades, producto de ambas pandemias, la política y la sanitaria. El presidente volvió a remarcar que su “única preocupación es cuidar la salud de los argentinos”. Nunca será en balde que refuerce la postura de que prima la salud y la vida sobre la economía.
Aunque también asegura: “Uno llama a la disciplina social pero parte de la sociedad no lo escucha”. No hay que dejarla pasar. Es una afirmación severa. No es momento ni lugar para discurrir sobre el poder real. Sí para ocuparse de si la fuerza del gobierno es suficientemente sólida para marcar agenda sin necesidad de recular (recordemos Vicentin), o bien para ejecutar nada sencillas medidas sanitarias restrictivas, que inexorablemente requerirán un esfuerzo económico. “Debemos hacer algo, los datos dan cuenta que lo que está pasando no es bueno”. Por supuesto. Sin tibiezas. Ya el esfuerzo por conseguir vacunas es ciclópeo: se reconoce y se valora con creces. Es la gran apuesta del gobierno. Pero parece no alcanzar, ahora que la pandemia se descontrola.
Europa no siempre es ejemplo a considerar, aunque en este caso no esté mal observar cómo, con cierres y aperturas parciales, controlan las olas recurrentes. Acá ya estamos en la segunda y si bien las muertes no crecen a la par de los contagios, los augurios de voces calificadas no son alentadores. Tantas veces se juró y luego se abjuró que, si era menester, sin empacho se retrocedería en las aperturas.
Probablemente no haya que tener tanto remilgo para solicitar que un gobierno fuerte se haga valer, como bien lo hizo al principio de la pandemia (y en otras decisiones eminentemente políticas), e imponga restricciones que eviten el descontrol. Por caso, evitar que tanto tilingo con plata se vaya de vacaciones justo ahora, sin medir el riesgo de importar cepas supercruentas. Según una encuesta, un 40% reclama (aprobaría, claro) medidas más estrictas: no sorprende, es ese voto, ese afecto, esa adhesión que es patrimonio vital del gobierno y que se refleja en el anhelo por disposiciones fuertes, concretas, desafiantes, si no revolucionarias al menos renovadoras.
Que reclama para estas horas por ese Estado presente, protector, decidido. No solo el que cierra apenas de 2 a 6 de la madrugada y apela a una responsabilidad social, ausente en la calle, en los transportes, en muchos trabajos, en parte de los colegios, decididamente nula en el descontrol de las reuniones sociales, privadas y no tanto. Aunque, claro, todos estamos hartos. Pero muchos sigamos pensamos en el otro. «
Las películas de uno de los más importantes realizadores de cine militante de los ’60…
La compañía, endiosada por el macrismo y LLA, sigue acumulando fallas. En las últimas horas…
Declaró que Rusia se considera con derecho a atacar instalaciones militares de países que brinden…
"Sé mía" es la quinta aventura del emblemático protagonista parido por el escritor norteamericano. Road…
El documental que reconstruye el horror de los vuelos de la muerte cerró el ciclo…
Una adolescente alquila a otros un departamento por horas para que puedan tener relaciones sexuales.…
El gobernador de La Rioja viene de intentar sin éxito una interna por el PJ.…
El objetivo es alcanzar los 189 días de clases, nueve más que lo reglamentado en…
Los grandes maestros teatrales enseñaron que el análisis de la estructura dramática es fundamental para…
La 17° edición del evento abarca conciertos de artistas nacionales e internacionales, presentaciones de discos…
El primer ministro de Israel dijo que se trata de "un moderno caso Dreyfus" de…
El periodista acaba de publicar Días Malditos, una novela histórica que indaga en el fatídico…