Todo empezó después de las elecciones generales. Cristina Fernández comenzó a retomar sus apariciones públicas cada vez con más ímpetu. Cartas, tuits, fiestas, discurso en la Plaza de Mayo con cumbia y baile arriba del escenario. Una mezcla de mensajes de optimismo y celebración con señalamientos políticos claros contra los adversarios de su tablero: el poder judicial y el FMI.

Después de dos años de gestión de gobierno de la coalición que ella misma fundó, pandemia de por medio, la vicepresidenta recupera una centralidad política a la que le sube y baja la intensidad a discreción, según el momento político.

La primera aparición en esta etapa post electoral fue a través de su última carta. Fiel a su estilo epistolar público, la vicepresidenta usó otra vez ese recurso para responder a la acusación opositora de esconderse en plena negociación con el FMI. “Hace ya varias semanas desde los medios de comunicación hegemónicos, los sectores del poder real en la Argentina y, créase o no -según pude leer en letra de molde-, también desde el Fondo Monetario Internacional y los brokers de Wall Street, se especula con ‘el silencio de la vicepresidenta’”.

Ese texto, publicado en su web cfkargentina.com y difundido por sus redes el 27 de noviembre, finaliza con la cita de un discurso del presidente Alberto Fernández en el que asegura que no claudicará ante el FMI.

Luego, el 10 de diciembre, ambos dirigentes compartieron sobre el escenario un diálogo similar, frente a la multitud en Plaza de Mayo, junto a dos excolegas que los escuchaban atentos: Luiz Inácio Lula Da Silva y José Mujica. Ese día la vicepresidenta estaba encendida. Entró caminando enfática y se acercó al borde a agitar a la gente.

En su discurso, caracterizó al organismo de crédito como un condicionante de la vida democrática del país e interpeló al presidente sobre la prioridad del crecimiento de Argentina por sobre el pago de la deuda. “Tranquila, Cristina”, le respondió el mandatario para ratificar la unidad de criterio en la negociación. Lejos de mostrar tensión, el acto terminó con abrazos, fotos de Patria Grande y cumbia colombiana.

Luego de los saludos con los tres hombres de Estado que la acompañaban en el escenario, Cristina se fue a bailar adelante de todo con Lita Boitano, presidenta titular de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.

Pero el 9 de diciembre, un día antes del minué público, la vicepresidenta también tuvo un protagonismo inesperado durante la sesión de renuncia del senador del PRO Estaban Bullrich, quien padece esclerosis lateral amiotrófica. La conmovedora carta, con alto contenido trans grieta, abrió un paréntesis en ese recinto en el que, tras la palabra de la presidenta del cuerpo – presidenta con a, como le enseñó al senador José Mayans-, los senadores de todas las fuerzas acordaron que su par trabajara de manera virtual y remota. Bullrich, emocionado, declinó la invitación.

Es que en esta segunda etapa de gobierno, el Senado se convirtió en un ámbito más áspero. El Frente de Todos pasó de tener la mayoría a ser la primera minoría, y las épocas en las que Cristina le garantizaba la media sanción de la Cámara Alta al Ejecutivo quedaron atrás. La búsqueda de consensos “requerirá de mayor trabajo político”, sintetizan fuentes parlamentarias del oficialismo.

Las redes de Cristina también comenzaron a tener más actividad en este final de año. Desde el festejo del triunfo de su “querida compañera y amiga Xiomara”, por Xiomara Castro de Zelaya, primera presidenta electa de la República de Honduras, hasta la repetición de la frase del 10 de diciembre para celebrar la reciente victoria de Gabriel Boric en Chile: “El pueblo siempre vuelve y encuentra los caminos para hacerlo. Puede ser un partido, puede ser un dirigente hoy y otro mañana, pero el pueblo siempre vuelve”.

¿Decisión política?

Más inusual fue el festejo sorpresa de fin de año que se llevó a cabo este martes en una quinta en Pilar, cuyos fragmentos compartió ella misma en sus redes. La convocatoria a artistas, intelectuales y periodistas afines fue sobre la hora. Allí, en medio de amigos, baile y música, dejó un mensaje que algunos quieren leer como una postulación prematura, y otros interpretaron apenas como el anuncio de una búsqueda de mayor protagonismo.

“Muchas veces hay una imagen de los dirigentes políticos, y en especial de quien les habla, de invulnerable, o de lejana, o de dura. No, no, mirá… Ustedes saben lo que fue para mí construir en el año 2019 ese frente -se refiere al Frente de Todos- cuando yo viajaba yendo y viniendo a Cuba. (…) Ahí primó un poco más mi condición de madre. Entre la dirigente y la madre, elegí la madre”, dijo, pero como lo personal es político, no dejó pasar la oportunidad: “Sentía que al actuar como madre de mi hija también actuaba como madre de todos los argentinos y de todas las argentinas al construir algo que nos permitiera recuperar la esperanza en un país y una sociedad que ha sido muy pero muy castigada”.

Consultados al respecto de este perfil más visible que adoptó la vicepresidenta en estas últimas semanas, sus voceros niegan que haya sido una decisión. “No hay nada en especial. Dio la casualidad de que en los últimos días hubo más temas”, descartan.

Es que estas semanas desde su cuenta de Twitter la vicepresidenta no dejó pasar las decisiones del poder judicial que cercan al gobierno y, a la vez, favorecen la situación procesal de Mauricio Macri. “Regalito de navidad de dos jueces de la Cámara Federal de Comodoro Py para Macri y su pandilla. ¡Mamita!”, cerró el hilo de tuits en los que contó cómo desprocesaron a Gustavo Arribas y Silvia Majdalani de la acusación de espionaje a ella y al Instituto Patria, entre otros.

También recordó cómo la Cámara de Casación mandó a Cómodoro Py la causa en la que el espía ilegal Marcelo D’Alessio y el fiscal en rebeldía Carlos Stornelli espiaban y extorsionaban a empresarios bajo amenaza de involucrarlos en “la causa de los cuadernos”. “Finalmente se supo: Papá Noel vive en Comodoro Py”, posteó.

¡Plop! y las orejas del burro

Antes, además, había intervenido en la discusión que lleva adelante el gobierno con el sector de la carne al postear la declaración de la vocera del Gobierno de los Estados Unidos, quien se refirió a “la codicia de los conglomerados cárnicos”, y terminó con su ya clásico ¡Plop!, onomatopeya de la historieta Condorito. Fiel a sus frases vintage, lo toreó a Macri, quien había acusado al kirchnerismo de mentiroso. “El burro hablando de orejas”, posteó.

Lo cierto es que las vueltas de la historia hicieron que una expresidenta se vuelva a postular, pero esta vez como vice y al mismo tiempo elija a su candidato a presidente, todo esto dentro de una estructura verticalista como el peronismo, en donde las disputas por la conducción son fuertes.

En ese contexto, el “silencio atronador” de Cristina durante los primeros años de gobierno de Alberto Fernández a lo mejor haya sido para enfatizar que “el que tiene la lapicera es el presidente”. Pero 2023 se acerca y cuando hay que salir al escenario, Cristina no duda en primerear.