Las acusaciones de Lilita revivieron un escenario amargo en la alianza opositora. Volvió a enlodar a sus socios y los puso en pie de guerra. Las advertencias y denuncias veladas cosecharon furia y respuestas. Sobrevuela la duda sobre un embate contra los lazos de JxC con el panperonismo o un ataque sobre los acuerdos distritales con Milei. Los lazos incómodos.
Tal como lo hizo contra Martín Lousteau en diciembre, no tuvo reparos en deslizar la existencia de negocios compartidos. Esta vez apuntó a las relaciones de Massa con el gobernador jujeño Gerardo Morales y los diputados nacionales Cristian Ritondo (PRO), Emilio Monzó (bloque Federal en JxC), Rogelio Frigerio (PRO) y Facundo Manes (UCR). Al actual ministro de Economía le endilgó, junto a Ritondo y el entonces ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, un vínculo con los fiscales de San Isidro Julio Novo y Claudio Scapolán, que fueron investigados por vínculos con el narcotráfico. Un tiro por elevación a la exgobernadora María Eugenia Vidal y otro embate contra el titular del bloque del PRO en Diputados. En las entrañas de la coalición opositora aseguran que Lilita veta la posibilidad de que Ritondo presida el interbloque de 10 bloques, aunque el macrismo es la fuerza que más bancas tiene. La lista de acusados por Carrió es más extensa y en cada dardo hay una sospecha para obturar los contactos con el panperonismo.
Casi toda la dirigencia del PRO y de la UCR repudió la serie de acusaciones, pero hay silencios que aumentaron el clima de desconfianza interno. El expresidente Mauricio Macri no dijo una sola palabra para cuestionar a Carrió y ese silencio aumentó los indicios sobre un nuevo vínculo entre ambos. Cerca del magnate insistieron que «nunca» acordó con Lilita una embestida de este tipo, aunque ella dijo que lo había hablado con él. En otros rincones de JxC, y también en el PRO, no le creen. Entre los aludidos por la fundadora de la Coalición Cívica hay varios que cuestionan a Macri y consideran que hay un pacto entre ambos para arrinconar públicamente al sector peronista de Juntos por el Cambio, pero sin pasar a llevar al exsenador Miguel Pichetto, que fue candidato a vice de Macri y busca evitar que la crisis sea peor, pero considera que la embestida de la chaqueña es un error. Ritondo no cree eso y contó en una entrevista por A24 que se reunió dos horas con Macri luego del primer ataque de Carrió. No duda del magnate, su principal respaldo para pelear por la gobernación bonaerense el año que viene.
Otro destinatario de intrigas es Horacio Rodríguez Larreta. También fue criticado por la amistad que tiene con el tigrense, pero Carrió dijo que no tiene negocios con Massa. Con ese guiño a su favor, el alcalde también está en el ojo de las sospechas por quienes creen que Macri no está detrás de la movida de Lilita. Así de espesas son las desconfianzas dentro del espacio opositor.
La irrupción de Carrió rompió el acuerdo que habían sellado los socios de JxC de evitar la ventilaciones sobre las diferencias internas para no quitarle el foco a la crisis que surca al oficalismo desde la renuncia de Martín Guzmán al ministerio de Economía. Hace un mes y medio les reclamó a todos los socios opositores que no hablen más de candidaturas ante un escenario signado por la crisis económica. Quienes recuerdan ese momento ahora le critican haber hecho todo lo contrario porque comenzó la última ofensiva tres días antes de la publicación del índice inflacionario de julio, que se publicará este jueves. Desde hace un año es la instancia comunicacional que JxC aprovecha para demoler al gobierno y borrar la mancha del 54,9% anual que alcanzó durante la gestión de Macri. En esta oportunidad llegaron rengos porque Carrió sumió a buena parte del PRO y la UCR en un estado de sospecha que resulta insoportable para los acusados.
¿Qué llevó a Carrió a decidir un ataque interno de este tipo en este momento? En la alianza opositora algunos diputados tienen otra interpretación. Consideran que la gota que rebalsó el vaso fue el anuncio que hizo la titular del PRO, Patricia Bullrich, de avanzar en pactos distritales con el partido de ultraderecha que lidera el diputado Javier Milei. Desde abril de este año Carrió pactó con Morales y Rodríguez Larreta cortar de cuajo los acercamientos de JxC con Milei y con su exsocio, el diputado José Luis Espert.
Cuatro meses después le pega a Morales y lo condiciona a Rodríguez Larreta, mientras recibe una durísima respuesta de Patricia Bulrich. «No puedo ver con buenos ojos el espectáculo degradante de Carrió, al golpear a dirigentes de JxC objetando sus conductas éticas. Y esto sin mirar la propia y la de sus aliados», contestó. La titular del PRO fue una de las primeras en contestar y es la mayor impulsora de cerrar pactos con la ultraderecha, especialmente en la Provincia de Buenos Aires donde no hay segunda vuelta. Si se confirma la hipótesis del castigo de Carrió por pactos con la extrema derecha, las acusaciones de estos días son el recrudecimiento de un riesgo concreto de ruptura o de un cambio clave para el futuro de la alianza.
Otros dirigentes del mismo espacio insisten que es una forma de marcarle la cancha a los vasos comunicantes de JxC con un sector del peronismo, liderado por Massa. Adhieren a las definiciones politicas que dijo Carrió para acompañar sus denuncias. “La asunción de Massa como ministro salvó a Juntos por el Cambio, porque delimitó a los que querían confundir el año que viene a Juntos con el Cambio con un neo-PJ con Massa, y ahora no saben dónde están. La discusión en Juntos por el Cambio era: ‘Vamos al pan-PJ o al pan-republicanismo’, donde Lilita ubicó también a Macri y a Bullrich, que poco después la criticó duramente.
Luego del raid en los medios los diputados de la CC se llamaron a silencio. Antes de hacerlo la defendieron. Juan Manuel López, titular del bloque en Diputados, le contestó a Bullrich y también abonó el motivo de delimitación contra todo peronismo. «Patricia no te reconozco. Carrió sólo quiere evitar cualquier promiscuidad panperonista y consolidar JxC que quiere la mayoría y supongo querés vos».
Si la movida es para ahuyentar cualquier coincidencia entre el una parte del radicalismo y un sector de JxC con la geografía más socialdemócrata y liberal del peronismo, las denuncias podrían ser la punta de un iceberg que podría incrustarse en la imagen de varios de los mencionados por Carrió.
A Monzó le adjudicó negocios compartidos cuando presidió la Cámara Baja y Massa les aportó los votos necesarios para superar la ausencia estructural de quórum propio que tuvo Cambiemos entre 2015 y 2019. Morales y Manes también recibieron señalamientos de sospecha: les adjudicó un vínculo con el Banco Macro, cuyo titular fue Jorge Brito hasta su muerte, otro amigo entrañable del tigrense. Carrió habló de la provincia de Salta, pero no mencionó al exgobernador Juan Manuel Urtubey y su sucesor Gustvo Sáenz, aliado del Frente Renovador. Lo mismo sucede con Morales, cuyo vicegobernador es Carlos Haquim, que llegó a la fórmula bajo el paragüas del massismo.
Ritondo la acusó de mentirosa y recordó que siempre lanza acusaciones de este tipo y no aporta una sola prueba. El titular del bloque macrista ha recibido el fuego amigo de Carrió en otros momentos pero nunca le contestó. Dice que esta vez está decidido a confrontar. Para empezar le pidió que se jubile y consideró que busca presionar «como hace siempre» para conseguir «uno o dos diputados más».
Monzó eligió guardar silencio pero en su espacio recordaron que cada punto negociado con Massa en la Cámara le fue consultado a Carrió. Con Frigerio se metió con su vida privada de nuevo y recordó que la candidata Johana Piscetti, a quien le impugnaron la posibilidad de asumir como diputada por denuncias en su contra, «era su testaferro» en AySA. La empresa estatal que distribuye agua potable para el Área Metropolitana es presidida por Malena Galmarini de Massa.
Casi todos los socios del espacio repudiaron las declaraciones de Carrió. Algunos salieron en defensa de Frigerio, otros de Monzó y lo mismo sucedió con Manes. El Comité Nacional de la UCR volvió a repudiarla por segunda vez desde diciembre, cuando se metió en la elección de la presidencia del bloque del partido para respaldar a su amigo Mario Negri y cargó durísimo contra Lousteau y habló de negociados con la organización estudiantil Franja Morada y el espacio del radicalismo porteño que lideran Emiliano Yacobitti y el exministro y empresario Enrique «Coti» Nosiglia.
En el partido que conduce Morales no se sorprendieron ante la reedición de las acusaciones de Lilita pero anticiparon que le contestarán cada golpe. El jujeño utilizó un método similar cuando buscó criticar a Lousteau por liderar el cisma del bloque radical en Diputados y dijo que todos eran empleados de Rodriguez Larreta, señalado por buscar la división del partido.
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