Se trata de la primera reunión entre enviados de Maduro y Guaidó desde 2021. La agenda política y social con las sanciones como trasfondo. Cómo sigue la gira presidencial.
La reunión comenzó poco después de las 18.30 y se extendió por casi una hora en el segundo piso del Palacio Brongniart, la antigua sede de la bolsa de comercio francesa. La mesa que retomó este viernes el hilo perdido hace 15 meses en el DF mexicano fue el resultado de una discreta negociación impulsada por el presidente francés Emmanuel Macron, su par argentino, Alberto Fernández (en calidad de titular temporario de la CELAC) y el flamante mandatario colombiano Gustavo Petro, que reabrió la frontera con Venezuela que estuvo cerrada durante siete años. Desde que asumió, trabaja por superar el aislamiento venezolano a partir de un nuevo entendimiento que vaya más allá de un acuerdo político para fijar nuevas elecciones en ese país.
Para concretar esa instancia, que insumió meses de sondeos, Macron invitó a Fernández y Petro, pero incluyó a los protagonistas del diálogo perdido en México. También contó con la presencia del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, que llegó a París en representación del presidente Nicolás Maduro, y al exdiputado Gerardo Blyde, que asistió en nombre de Juan Guaidó, el principal dirigente opositor.
En el encuentro también estuvo la canciller de Noruega, Anniken Huitfeldt, la testigo directa de los intercambios que habían quedado truncos con las gestiones del Grupo de Contacto. Según confió uno de los asistentes, la funcionaria valoró la reanudación de las negociaciones y las consideró «un buen testimonio» de la disputa política venezolana en un momento donde Europa se estremece por la Guerra en Ucrania.
Sobre el cierre de la jornada, una cena de honor al ritmo de «Adiós, Nonino» de Ástor Piazzolla fue ofrecida por el presidente francés a Alberto Fernández, Petro y todos los mandatarios participantes del Foro.
A diferencia de las gestiones en México, esta vez la agenda de trabajo tiene dos instancias: una política, enfocada en los temas electorales y democráticos, y otra social, que buscará soluciones al impacto negativo que generan las 772 sanciones impuestas al país caribeño por distintos países. Este punto implica una novedad para la negociación que se había estancado el año pasado, porque los participantes acordaron una hoja de ruta para definir el destino específico de los fondos venezolanos que están embargados por distintas potencias como Estados Unidos, que profundizan la crisis social y económica de Venezuela.
Una alta fuente diplomática le explicó a Tiempo que los fondos serán para financiar políticas de salud, alimentarias y educativas, pero también se concentrarán en el suministro de agua potable y electricidad. A pesar de los esfuerzos diplomáticos, este viernes se conoció que la Unión Europea sostendrá un año más las sanciones actuales.
El objetivo entre los países facilitadores es promover la negociación entre venezolanos y por lo tanto «las propuestas tienen que surgir de ellos», detalló la fuente consultada. Es la misma naturaleza para el capítulo político. Los participantes acordaron que no puede ser «un acuerdo electoral entre dirigentes», sino que tienen que apuntar a los problemas económicos originados por las sanciones internacionales, porque «profundizan la crisis humanitaria y aumentan la situación migratoria» que luego empeora las tensiones actuales.
Petro también planteó que Venezuela vuelva al sistema interamericano de derechos humanos creado por la Organización de Estados Americanos (OEA), pero no por la instancia política del organismo que preside el uruguayo Luis Almagro, cuestionado duramente por el impacto negativo de sus intervenciones en la situación caribeña pero también en otros países de la región, como Bolivia. «El sistema interamericano va por un lado y Almagro va por el otro», detalló otro participante de la reunión.
Por ahora no hay una fecha para una nueva reunión, pero la hoja de ruta pactada es parte del compromiso que cuenta con tres nuevos países como facilitadores. La instancia política incluirá el cronograma electoral para 2024, el esquema de intervención de los veedores internacionales y las condiciones para garantizar la libertad de las candidaturas de todos los sectores.
Cada uno de los puntos fue aceptado por el gobierno venezolano y la oposición. El éxito de ese sendero dependerá también de los compromisos internacionales para destrabar las sanciones impuestas. Cuando finalizó la reunión, Petro también habló con la prensa y aseguró que «Estados Unidos tiene unas variables que jugar, porque puede ayudar en un proceso de acuerdo político democrático», insistió el flamante mandatario colombiano.
«¿Cómo se puede hacer una elección libre si hay un precio sobre tu cabeza medido en millones de dólares para que te maten?», aseguró en referencia a las recompensas de Estados unidos para detener al presidente Maduro y a otros dirigentes del gobierno bolivariano, acusados por los tribunales norteamericanos de terrorismo y el presunto vínculo con las FARC.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos diplomáticos, este viernes se conoció que la Unión Europea sostendrá -por ahora, y sin certezas sobre posibilidades de revisión de la medida- un año más las sanciones actuales.
La reunión de este viernes marcó una inflexión para el presidente argentino. La derrota que le tocó afrontar al Frente de Todos en las elecciones legislativas del año pasado postergó todos los planes de la agenda internacional que Fernández viene cocinando desde que asumió. Nunca ocultó su ambiciosa plataforma diplomática para constituirse como un mediador confiable en la región, pero especialmente con Venezuela. En diciembre fue elegido en forma unánime como titular temporario de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), pero las chances de afianzar ese perfil se redujeron ante el calor corrosivo de la coyuntura nacional y la aceleración de la crisis interna del oficialismo luego de la renuncia de Martín Guzmán al Palacio de Hacienda.
Desde este jueves el Presidente buscó otra oportunidad para retomar la senda internacional perdida en medio de los tumultos de su gestión local y de las internas que crujen dentro de la coalición frentetodista. Comenzó en París y desde este viernes cruzó políticamente el Atlántico para dedicarle un capítulo a Venezuela, la nueva nueva obsesión francesa desde que la guerra de Ucrania azota y conmueve a los balcanes pero, por sobre todo, desnudó la fragilidad energética europea por la dependencia el gas ruso.
Este sábado, Fernández cerrará la etapa francesa de su gira internacional con un encuentro con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a las 7.30 hora argentina. El siguiente destino es Indonesia, donde participará de la reunión del G20 en Bali, en el que lo espera una reunión bilateral con el mandatario chino, Xi Jinping.
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