Miles de personas se congregaron junto a la Piramide de Mayo para acompañar la movilización. Hebe de Bonafini llamó a "llenar muchas plazas" para reivindicar a los desaparecidos ante los dichos de Macri.
La movilización comenzó, como siempre, a las 15.30 y la gente fue acercándose hasta el escenario montado especialmente para la ocasión, de espaldas a Rivadavia y frente a la Pirámide de Mayo. Una escultura gigante de un pañuelo blanco hecha con tela y un corazón humano de color rojo servían de decoración para los oradores. Pañuelos de papel similares a los que se volvieron el símbolo distintivo de las Madres colgaban en todas las direcciones desde la punta de la Pirámide y pancartas hechas a mano por La Grieta y Biblioteca Popular «La Chicharra», de La Plata, le daban color a la manifestación. Además, se instaló una réplica de la Casa Rosada para que el público escriba mensajes y graffitis al gobierno, tal como lo hicieron al cumplirse las 1000 rondas. La Néstor Kirchner, Peronismo Militante, Unidos y Organizados, MILES, La Cámpora, Frente Transversal, Frente Ciudadano, Los Irrompibles y Resistiendo con Aguante acompañaron con sus banderas.
Hebe llegó apenas pasadas las 17 en una camioneta que en todo momento estuvo rodeada por manifestantes, cámaras y un cordón de dirigentes, personalidades y gente común. En el mismo momento en que llegó la dirigente, en el escenario se realizaba un «juicio relámpago» a Macri, a cargo de estudiantes del Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos Madres de Plaza de Mayo: «El pueblo soberano acaba de pronunciarse: los declaramos culpables por cada uno de los hechos enumerados», fue el veredicto unánime. La multitud acompañó la condena con cantos de «Macri, basura, vos sos la Dictadura».
En el escenario, se sucedieron los discursos y las condecoraciones. El diputado por el Frente Para la Victoria Edgardo Depetri recibió de parte de Bonafini un pañuelo de las Madres, en reconocimiento a su compromiso con la lucha de los trabajadores: «El 54 por ciento de los desaparecidos eran trabajadores», recordó la titular. Depetri dijo que recibía el obsequio «en nombre de Milagro Sala y Néstor Kirchner» y cuestionó fuertemente al Gobierno: «Soy parte de los miles y miles de trabajadores que le dicen ‘no’ a las políticas de ajuste del Macrismo. El gobierno de Cristina Kirchner está siendo discutido y está bien que así sea, porque los grandes gobiernos se discuten, como pasó con Perón, Evo Morales, Lula, Correa y Chávez. Pero todos fueron grandes gobiernos, a favor del pueblo. No como Macri, que está haciendo el gobierno de los ricos y el poder económico». El diputado, además, respondió categóricamente a los dichos de Macri sobre la Dictadura: «Acá no hubo guerra, sino Terrorismo de Estado».
Por el escenario también pasaron Verónica Parodi, directora del ECuNHi, quien aseguró que «Macri omite sin escrúpulos una parte fundamental de nuestra memoria histórica y quiere volver a instalar la teoría de los Dos Demonios» y la periodista Nora Veiras, que leyó un texto conjunto. Entre los presentes, se destacaban las figuras de Guillermo Moreno, Robero Baradel, Jorge Ferraresi, Axel Kicillof, Andrés Larroque, Wado De Pedro, Daniel Catalano y Luis D’Elia, entre otros. La que finalmente no se acercó hasta la Plaza fue Cristina Fernández de Kirchner, quien al mediodía visitó la sede de Madres de Plaza de Mayo y se reunió con Bonafini.
Luego llegó el turno de la propia Hebe, quien tomó el micrófono a las 17.49 y se explayó durante once minutos. El discurso comenzó con un recuerdo de la militancia de todos sus hijos y un llamado a «llenar muchas plazas para reivindicarlos»: «Todos ellos querían que tuviéramos una patria como las que nos dieron Néstor y Cristina, que hoy nos visitó. Ella también es como nuestra hija». Acerca del intento de detención de la semana pasada, Bonafini sacó pecho: «Sí, me planté». Y la multitud la ovacionó.
La parte más fuerte del discurso se la dedicó a Mauricio Macri, a quien no dudó en definir como «un enemigo» de las Madres. Por ese motivo, la titular también anunció que el 26 y 27 de agosto vuelven las Marchas de la Resistencia: «Tenemos que inundar las plazas de la ciudad con la consigna ‘Por el derecho a trabajar. Resistir sin descansar. Cristina conducción'».
El 30 de abril de 1977 fue la primera ronda guiada por Azucena Villaflor, quien junto a otras madres, comenzó a reunirse en la plaza frente a la Casa Rosada reclamando la pronta aparición de sus hijos, secuestrados en la última dictadura militar. Ante este reclamo, Villaflor también fue desaparecida por un comando liderado por el marino Alfredo Astiz.
Fue mantenida en cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada, asesinada y sus restos fueron reconocidos en el año 2005 por el Equipo Argentino de Antropología Forense, ya que había sido sepultada en cercanías de Santa Teresita como NN cuando hallaron su cuerpo en el mar.
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