Los comicios por la gobernación de Entre Ríos, Jujuy, Tucumán y Chubut, y las PASO de Mendoza concentran casi el 15% del padrón. El Presidente apuesta a festejar la reelección de Gerardo Morales tras una secuencia de once derrotas locales. El temor al crecimiento del acuerdo de unidad opositor.
Serán los últimos episodios de una serie de comicios que perfilan la continuidad de los oficialismos provinciales, pero también prefiguran la aridez que Macri deberá afrontar a partir de las PASO de agosto, sin más elecciones por delante que el examen nacional sobre su gestión y con una campaña centrada en la hiperpolarización con el kirchnerismo.
Para este segundo domingo de junio, los principales contornos de sus cinco elecciones estarán definidos por posibles victorias radicales en las dos provincias que controla el segundo socio de Cambiemos, acompañadas por un contrapeso previsible, pero inquietante para la Casa Rosada: las esperadas victorias de los candidatos del PJ en tres distritos que ya vienen de conquistar sus tendencias en primarias. Es el caso de la reelección del gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, que fue el primero en sellar un acuerdo de unidad con todos los sectores del peronismo provincial y achicó las chances de Cambiemos con su apuesta corporizada en el empresario agropecuario, el dirigente radical Atilio Benedetti, que contó con todo el apoyo del gobierno para revertir una pendiente declinante que, originalmente, estaba centrada en la balcanización del PJ local.
En Chubut, el mandatario Mariano Arcioni, sucesor del difunto cacique local Mario Das Neves, está posicionado como el favorito, ante el radical Gustavo Menna, que se encamina a quedar relegado con una amplia desventaja que repite la serie de derrotas patagónicas sufridas por los escuderos de la UCR que disputaron en nombre de Cambiemos.
Sin embargo, el comicio que implica el mayor desafío para el PJ de este domingo es Tucumán, donde el mandatario Juan Manzur busca su reelección, pero signado por la interna del peronismo. El exgobernador José Alperovich también compite, pero con menos chances de imponerse. La disputa entre ambos implica una ventana de oportunidades para Cambiemos, detrás de la senadora radical Silvia Elías de Pérez, sostenida por la Casa Rosada con pronósticos que la ubican en segundo o tercer lugar.
Cálculos y temores
La incógnita santafesina del próximo domingo 16 será la última pieza de una cuenta regresiva que ahora encierra dos atenuantes para el mapa de reveses que acumula Cambiemos a nivel nacional desde febrero. Antes de llegar a esa foto indeseada para la Casa Rosada, la brisa fresca puede llegar este domingo del norte, cuando concluya la contienda en Jujuy. Morales aguarda continuar en el cargo por otros cuatro años, pero con la inesperada irrupción de un adversario peronista, como el exdirector del registro civil, Julio Ferreyra, que en los últimos meses se transformó en el depositario de la fuga de votos de un cacique radical que, hasta el estallido de la crisis económica, se exhibía en Buenos Aires como un mandatario sin adversarios a la vista.
Si alguna vez Morales sintió temor a perder la pelea por su reelección, fue por el impacto negativo de la crisis y el efecto «piantavotos» de la figura de Macri. Hoy, cerca del presidente pronostican una victoria del mandatario radical, pero con un contorno inesperado hace un año atrás, por la emergencia de un oponente peronista, en la provincia donde Morales llegó al poder en 2015 como candidato de la alianza oficialista y del Frente Renovador que conduce Sergio Massa. Fue la primera experimentación cambiemita de las colectoras que Macri anuló por decreto en abril, pero que sus operadores buscan restituir ante el progresivo tejido de reunificación del peronismo.
La emergencia de adversarios competitivos para Cambiemos en territorios que gobierna el radicalismo también sucede en Mendoza, que este domingo será escenario de dos internas indeseadas.
Ese distrito también aporta una geografía inesperada en relación con el año pasado. Aunque el gobierno buscó evitar una contienda abierta entre macristas y radicales dentro del Frente Cambia Mendoza, la pelea de este domingo estará protagonizada por el intendente capitalino, Rodolfo Suárez (UCR), y su colega de Luján, Omar De Marchi, la figura local del PRO. Suárez juega como el delfín del gobernador, el radical Alfredo Cornejo, que no puede buscar su reelección y ungió al jefe comunal como sucesor. En Balcarce 50 pronostican una victoria del 15% a favor del candidato que pactaron Cornejo y el exgobernador Julio Cobos, pero la mayor atracción de esa elección no pasa por Cambiemos, sino por la interna abierta del peronismo local para definir a su candidato a gobernador para las elecciones ejecutivas del 29 de septiembre. Este domingo se medirán la senadora nacional del FpV, Anabela Fernández Sagasti, y el intendente de Maipú, Alejandro Bermejo, que representa al PJ histórico. Las encuestas del gobierno anticipan un «cabeza a cabeza» entre ambos precandidatos, con una aritmética que, por fuera del segundo lugar, restituye al peronismo como un contendiente de peso en el quinto distrito electoral del país.
En ese menú, la proyección nacional del peronismo podría ocurrir en Tucumán, con la posible presencia del candidato presidencial de Unidad Ciudadana, Alberto Fernández, que esta semana recibió la visita del gobernador Manzur, durante su breve internación por una dolencia médica. Si las urnas confirman las previsiones norteñas, el PJ saldrá fortalecido mientras las negociaciones con Massa transitan su etapa de definiciones para consolidar un proceso de unidad que la Casa Rosada observa con resignación.
Cuando hayan concluido los escrutinios de las cinco provincias, Macri buscará revertir el impacto de las once derrotas sufridas desde febrero. El giro lo aportarán la foto definitiva de Jujuy, la previa de Mendoza y la cosecha tucumana, con dos caciques radicales que aguardan volver a Buenos Aires fortalecidos por las cifras de sus terruños. A partir del lunes serán dos de los principales protagonistas de la negociación tirante que mantiene la UCR con el PRO para definir listas a nivel nacional de Cambiemos, pero también para debatir el plato fuerte de todo el poroteo que gira en torno a quién será el candidato a vicepresidente que acompañe a Macri en la búsqueda de su reelección, mientras carga sobre sus espaldas con el costo político de haberse transformado en un salvavidas de plomo para todos sus candidatos provinciales. El menú de intercambios se reabrirá a tres días del 12 de junio y a diez del 22, los dos plazos finales para inscribir alianzas y candidatos antes de las PASO del 11 de agosto, respectivamente. «
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