Desde el feminismo popular, atamos a Diego con nosotras. No se justifica la violencia machista por amar a Maradona. Porque no hay que establecer personalismos sino pensar en un sistema: el patriarcado, donde la mayoría de nosotres crecimos y nos educamos. Contextualizando, la violencia de género que Diego expresó en cantidad de oportunidades es la misma que han ejecutado miles de varones en Argentina y en el mundo, y muchas mujeres que también forman parte de ese machismo y lo sostienen. Perder la dimensión de Maradona y anularlo por la violencia de género como representante de nuestra cultura resulta imposible. El feminismo no es un movimiento romántico en el que todas nos llevamos bien, sino que también tiene tensiones. Cuando pensamos en un fútbol femenista pensamos en un fútbol con conciencia de clase, política y de género. De clase, porque no es lo mismo jugar en Villa Fiorito que en un lugar en el que tenés todo; política, porque intentamos transformar nuestras vidas con el fútbol como camino de libertad; y de género, porque no puede haber nada más importante para una futbolista que otra futbolista. Nosotras creemos que si hubiera tenido tiempo, Diego hubiera levantado nuestras banderas. Lo siento y me da un dolor profundo. Pero siento que va a ser nuestro santo. Nuestro santo de los barrios.
Todas queríamos jugar como Diego
Desde el feminismo popular, atamos a Diego con nosotras. No se justifica la violencia machista por amar a Maradona. Porque no hay que establecer personalismos sino pensar en un sistema: el patriarcado, donde la mayoría de nosotres crecimos y nos educamos. Contextualizando, la violencia de género que Diego expresó en cantidad de oportunidades es la misma que han ejecutado miles de varones en Argentina y en el mundo, y muchas mujeres que también forman parte de ese machismo y lo sostienen. Perder la dimensión de Maradona y anularlo por la violencia de género como representante de nuestra cultura resulta imposible. El feminismo no es un movimiento romántico en el que todas nos llevamos bien, sino que también tiene tensiones. Cuando pensamos en un fútbol femenista pensamos en un fútbol con conciencia de clase, política y de género. De clase, porque no es lo mismo jugar en Villa Fiorito que en un lugar en el que tenés todo; política, porque intentamos transformar nuestras vidas con el fútbol como camino de libertad; y de género, porque no puede haber nada más importante para una futbolista que otra futbolista. Nosotras creemos que si hubiera tenido tiempo, Diego hubiera levantado nuestras banderas. Lo siento y me da un dolor profundo. Pero siento que va a ser nuestro santo. Nuestro santo de los barrios.