Pablo Verna es el hijo del médico Julio Alejandro Verna, excapitán del Ejército Argentino que participó de los vuelos de la muerte que partían desde Campo de Mayo, y fue aceptado para declarar en el juicio oral por la Contraofensiva de Montoneros que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°4 de San Martín realiza contra nueve represores por los crímenes de lesa humanidad cometidos en ese centro clandestino de detención y exterminio de la dictadura cívico-militar. En su declaración aportará la información que le confesó su padre: la verdad sobre los asesinatos de Alfredo Berliner, Susana Solimano, Julio Suárez y Diana Schatz, cuatro militantes de un grupo de la Contraofensiva que fueron arrojados en un auto a un arroyo de Escobar. La mecánica fue la misma que la de los vuelos de la muerte: fueron secuestrados y, tras ser adormecidos con anestesia, los arrojaron al curso de agua y se ahogaron, pero el crimen fue simulado como un accidente automovilístico.
El excapitán y médico Julio Verna no está imputado en el juicio oral. Pero el relato de Pablo Verna será trascendente porque por primera vez el hijo de un represor podrá contar en un debate oral la confesión de su padre: que desde Campo de Mayo dormían a detenidos desaparecidos que luego eran arrojados al río o al mar en los vuelos de la muerte.
Verna fue aceptado como testigo por el TOF4. Fue ofrecido por la querella que lleva adelante el abogado Pablo Llonto y la fiscal Gabriela Sosti en el caso Berliner. Se trata del múltiple homicidio de Berliner, Solimano, Suárez y Schatz, quienes fueron arrojados a un arroyo de Escobar sedados dentro de un auto Peugeot 504 de color rojo que fue hallado el 27 de noviembre de 1979. En ese episodio, los genocidas de Campo de Mayo usaron el mismo método que ya habían utilizado con el diputado Diego Muniz Barreto, que fue adormecido y arrojado al río con su auto para hacer pasar su homicidio como un accidente vial.
Ese caso es el que le confirmó a Pablo Verna que su padre había participado en los crímenes de Campo de Mayo, donde había revistado como médico, al menos entre los años 1978 y 1980. «A una persona de la familia le hizo referencia a la simulación de un accidente de un auto que es arrojado a un río con personas anestesiadas», contó en noviembre de 2017 en un informe que emitió Telefe Noticias. «Un auto que supuestamente iba con cañas de pescar y canastas con elementos de picnic como para simular un día de pesca, cae al arroyo y como estaban anestesiados, se ahogan», explicó.
El punto de quiebre de Verna con su padre fue a mediados de 2013, cuando finalmente confirmó su participación en los crímenes de la dictadura cívico-militar. Esa fue la última vez que habló con él. Lo interpeló con información que le había dado su madre y el represor no tuvo más opción que admitirle que había participado.
«Mi papá participó en los vuelos de la muerte, puntualmente inyectando a las personas que fueron arrojadas vivas al río o al mar, se les inyectaba anestesia», relató en cámara.
El excapitán Julio Alejandro Verna ingresó en 1971 al Ejército y revistió en Campo de Mayo. Está sospechado de integrar el grupo de tareas del Centro Clandestino de Detención «El Campito», que funcionó en esa guarnición militar. Los vuelos de la muerte estaban a cargo del Batallón de Aviación 601. El médico militar, de adormecer a las víctimas.
Se espera que Pablo Verna declare ante los jueces Esteban Rodríguez Eggers, Alejandro De Korvez y Matías Alejandro Mancini antes de la feria judicial de invierno. Lo que diga en esa audiencia se sumará a los dichos del exmilitar Nelson Ramón González, que en la jornada de juicio del 28 de mayo pasado declaró como testigo y contó que «por Campo de Mayo pasaron unas 4000 personas que luego fueron arrojadas vivas al mar».
El proyecto de los hijos.
Luego de confrontar a su padre en 2013, Verna se presentó en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación para denunciar los crímenes que el represor había admitido. Con ese testimonio los abogados del organismo nacional concurrieron al juzgado federal N°1 de San Martín, donde la jueza Alicia Vence investigaba la causa «Vuelos de la Muerte» de Campo de Mayo. Pero la decisión de declarar contra su padre chocó con el Código Procesal Penal argentino que en los artículos 178 y 242 impide denunciar o testificar a cónyuge, ascendiente, descendiente o hermano del imputado. Por eso, para poder denunciar a sus padres, los hijos e hijas de genocidas del grupo Historias Desobedientes presentaron en el Congreso en noviembre de 2017 un proyecto para modificar esos artículos para que exima esa prohibición en los casos de delitos de lesa humanidad.
«El mandato del silencio con el que crecimos en nuestras familias, ahora que logramos traspasarlo lo encontramos reflejado en la legislación penal en estos dos artículos», explicó entonces en el informe de Telefe Noticias Pablo Verna, autor del proyecto que presentaron de forma colectiva. «
Más de 250 testigos
La declaración de Pablo Verna se dará en un debate oral en el que su padre no está imputado, en el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el marco de la Contraofensiva Montonera que comenzó el 12 de abril pasado y que tiene nueve exintegrantes del Servicio de Inteligencia del Ejército imputados por secuestros, torturas y asesinatos perpetrados en Argentina, Brasil, Perú y España contra 94 militantes montoneros que ingresaron al país –o que iban a hacerlo– en los años 1979 y 1980. El debate, que será largo, contará con el testimonio de más de 250 testigos.