La historia de Nathy Peluso se parece mucho a la de una Cenicienta moderna. Nació en Luján y cuando tenía sólo 10 años sus padres decidieron ir a probar suerte a España. Pero nada les resultó sencillo. La búsqueda de cierta estabilidad económica los llevó por Tenerife, Alicante, Murcia, Madrid y Barcelona, entre otras ciudades, y los resultados fueron menos alentadores de lo esperado. Mientras tanto, Nathalia crecía y para mantenerse empezó a trabajar de empleada administrativa, camarera y telemarketer –»la gente me odiaba y muchos me cortaban, es un trabajo muy invasivo», recuerda–. Pero después de cada jornada todavía le quedaban energías para sentarse y componer. No importaba el día ni la hora: la música era su obsesión y no estaba dispuesta a renunciar a ella. Comenzó cantando en hoteles, subió sus temas a YouTube y «Corashe» (2017) se transformó en megahit que fue abrazado casi como un himno feminista por miles de jóvenes. Sin príncipes ni zapatos de cristal, Nathy Peluso se había transformado en una estrella.
Desde entonces su carrera no paró de crecer. Los números son elocuentes: en Spotify sus diez temas más reconocidos ya superaron los 200 millones de reproducciones. Peluso logró articular rap, hip hop, soul, jazz, música latina y algún trazo de fervor argento hasta dar con una personalidad reconocible. Un disco (Esmeralda, 2017) y cuatro singles le alcanzaron para encaramarse en lo más alto de la escena urbana española, girar por Europa y hacerse profeta en su tierra. Peluso despliega una personalidad ostentosa y desbordante que nada tiene que envidiarles a muchos raperos de la vieja escuela. «Soy una nena mala, una droga asesina, me brillan las tetas, me querés de vecina (…) Me llaman porque soy una business woman, tengo negocios que dirigir yo sola, hago guita desde que nací bien piola, me llaman porque soy una business woman», canta/rapea en su flamante single «Business Woman».
Esta vez Peluso llegó a la Argentina para tocar en el Cosquín Rock, hacer un sideshow en Niceto y presentarse en el Lollapalooza 2020. La pandemia de coronavirus obligó a cancelar sus presentaciones en Caba y Buenos Aires, pero no impidió que dialogara con Tiempo.
–¿Qué sentís que tiene de diferente «Business Woman», tu nuevo simple?
–Estoy trabajando en mi nuevo disco, pero quería ir lanzando un nuevo simple. Elegí este tema porque condensa mucha de mi identidad. Creo que a mis seguidores les gusta cómo soy y cómo me expreso. Tenía ganas de rapear y defender este concepto.
–¿El de la mujer de negocios?
–Sí. Soy una mujer de negocios y me gusta serlo. A mi cargo tengo mucha gente y muchas responsabilidades. Soy una artista liderando un proyecto y eso te obliga a supervisar y lidiar con un montón de cosas. También te permite ganar dinero. Es un lugar de poder que asumo con convicción y muchas ganas. Siento que esta canción también es un mensaje que puede ser inspirador para mucha gente.
–En el rock hay muchos empresarios y muchos millonarios. Pero difícilmente hablen de eso en una canción. ¿Por qué la música urbana no tiene esas inhibiciones?
–Es verdad. La música urbana, el rap, el hip e incluso el trap tienen otro tono. Una cosa más altanera, más avasallante quizás. Al hip hop le gusta mucho alardear del poder adquisitivo y del poder en general. Creo que viene de ese tono gánster, eso de mostrarse con cadenas de oro, autos y todo lo que se te ocurra. Esa es un poco la onda. Me gustó interpretar algo similar, pero desde la mirada de una mujer. Es como me salen las cosas: yo nací para hacer lo que me sale de la mente, el corazón y la concha.
–Hoy la industria musical trabaja mucho con singles. Vos lanzás temas solos, pero también discos. ¿En eso sos más clásica que otros músicos de tu generación?
–Creo que sí. Te diría que para la edad que tengo soy bastante clásica. A mí me siguen gustando los discos. Creo que un disco es mucho más que unas cuantas canciones juntas. Tiene que haber un concepto detrás, una idea que las hilvane. Entiendo cómo funciona el mercado y lanzo canciones solas o simples. Pero para mí un disco nunca va a ser algo del pasado.
–¿Qué nos podés adelantar de tu segundo disco?
–No está terminado, pero tenemos varias canciones. Puedo decir que será muy versátil, que juega con diferentes ritmos, pero con ciertas ideas recurrentes. Creo que será un disco muy divertido, que va a entretener a todos los que lo escuchen. Que permitirá jugar con climas y formas. La idea es editarlo antes de fin de año y después volver a la ruta para presentarlo en todos los lugares donde tengan ganas de escucharlo.
–¿Disfrutás arriba del escenario?
–Un montón. Es un lugar especial, único, no se parece a nada. El estudio es otro deporte. Menos intenso, de más detalle, pero con la posibilidad de rectificar. El escenario le abre las puestas a la pasión. Al mismo tiempo, soy una persona muy detallista y en vivo también estoy pendiente de todo lo que pasa a mi alrededor. Así que a veces me cuesta relajarme del todo. Pero disfruto muchísimo la conexión con la gente. Y hay algo que muchos no imaginan y es totalmente real: las personas transmiten una energía diferente. Yo percibo eso, me moviliza y hace que cada show sea distinto. Por eso disfruto tanto salir de gira.
–Con una carrera corta ya tenés varios hits y uno en particular, «Corashe», se transformó casi en un himno generacional. ¿Alguna vez te hizo sentir incómoda o no tuviste ganas de cantarlo?
–Por suerte, nunca me pasó. Esa canción es casi una confesión íntima, algo muy mío que se transformó en algo de mucha gente. Valoro mucho eso y lo sé disfrutar. No podría subirme a un escenario y no cantar «Corashe». Le estoy muy agradecida a esa canción porque me hizo quien soy. Cuando la canto se genera una energía muy potente y muy viva con la gente. Es una conexión única. Creo que en el escenario se transforma casi en un ritual. La disfruto yo y la disfruta todo el público. Tengo la impresión de que jamás la voy a dejar de cantar. Creo que la gente sintió toda la sinceridad que tiene la letra y por eso la adoptó como algo propio.
–Por tu personalidad y muchas de tus letras suelen asociarte con el feminismo. ¿Te sentís feminista?
–Descubrí el feminismo con mi música. No quiero ser pretenciosa: sería irrespetuoso de mi parte. No leo libros de feminismo, no soy activista. Simplemente, desde mi lugar, trato de hacer todo lo que puedo, aportar mi granito de arena, crecer. La música es mi mensaje y doy todo en ella. Si inspira a alguien, mucho mejor. El feminismo en mí es algo instintivo. No estudié feminismo. Creo que lo vivo como una mujer que quiere crecer, hacer más cosas y pelea todos los días por ello. Me relaciono con mucha decisión tanto en mi vida profesional como personal, y me relaciono con todos los humanos por igual. Creo que de eso se trata.
En foco
Nathy Peluso, Business Woman. Composición: Fede Vindver, Rafael Arcaute, Peter Party y Nathy Peluso. Dirección del videoclip: Bradley & Pablo.
Con acento argentino y algo más
Si bien Nathy Peluso pasó la mayor parte de su vida en España, no renuncia a sus raíces argentinas y las considera una parte fundamental de su identidad personal y artística.
“La infancia es una etapa crucial en múltiples aspectos. Un chico es una esponja que va absorbiendo casi todo lo que se le cruza. Cuando vivía en la Argentina escuchaba mucho rock nacional. De Serú Girán a Pappo. Y esas cosas te van quedando. De hecho, empiezo todos mis shows con la intro de ‘La grasa de las capitales’, de Serú Girán. Me sigue pareciendo un tema perfecto: la música, la letra, los coros… Es casi insuperable. Ponerla en mis shows es un pequeño homenaje y también una forma de reafirmar mi identidad. Pero hay cosas que son más sutiles. No soy fanática del tango, pero cierto tono nostálgico nos atraviesa a todos los argentinos y la gente de otras partes del mundo lo nota casi inmediatamente. Yo me siento muy argentina y eso nunca se me olvida”, puntualiza.
–Hace muy poco Eminem sampleó una parte de “Peteribí”, el tema de Pescado Rabioso, para su canción «Stepdad».
–¡Y quedó genial! Esas cosas son muy lindas. Primero por el resultado artístico de la canción de Eminem. Pero también porque lleva una información muy rica, en este caso a Spinetta, para muchos curiosos de todo el mundo. Desde hace rato quiero hacer algo similar con diversos músicos argentinos. Tengo varias ideas, aunque todavía no las pude concretar. Pero no me desespero. Sé que es cuestión de tiempo y en algún próximo disco esas ideas se van a hacer realidad.
Nathy Peluso de película
Otras de las pasiones de Nathy Peluso es la actuación. No hace tantos años estudió teatro y hoy su sueño es participar de alguna película importante.
“Me imagino a full actuando en una película. Creo que tengo ciertas habilidades teatrales que me facilitarían interpretar personajes muy diferentes. En estos momentos no me animaría a hacer una serie porque demanda mucho tiempo. Pero si me ofrecieran una película no dudaría. Sé que tengo mucho que aprender, obvio, pero soy muy dedicada y creo que podría hacerlo de una manera satisfactoria. Igualmente, tengo mucho tiempo por delante y las cosas se darán cuando se tengan que dar. Trato de disfrutar de cada momento de mi vida y el tiempo dirá. Pero estoy casi segura que alguna vez me cruzaré con el mundo del cine”, confiesa la cantante, rapera y compositora.