Desde hace varios días participo y leo debates en las redes sociales sobre la vuelta a la presencialidad en la escuela. También leo y escucho medios varios. Sin dudas mi principal preocupación es la liviandad con que se trata el tema y el sentido común que se va construyendo alrededor del mismo. En general, el sentido común no se basa en fundamentos, no desarrolla argumentos, desestima la complejidad de pensamiento y prefiere lo simple, se deja llevar por creencias, sentires, pensamientos binarios, y construye verdades basadas en lo que la mayoría piensa.
Cuando se habla de vida y de muerte se espera que el sentido común dé lugar a opiniones más fundadas, informadas en fuentes relativamente confiables y que se pueda refutar, debatir, interpelar.
¿Por qué la vuelta tiene vueltas? Porque es un tema complejo, conformado por muchas variables a tener en cuenta, que se combinan y entrelazan.
Para abrir la discusión, propongo avanzar en algunos puntos, para ordenar algunas de las opiniones que vengo leyendo (advierto que, si bien en algún caso me refiero a todo el sistema, priorizo centrarme en la situación de CABA):
1. “Los docentes no quieren volver a la escuela, no quieren trabajar”. Nada más errado, nunca se trabajó tanto, en jornadas eternas y los siete días de la semana como en pandemia. Buscando formas no conocidas, variedad de recursos para poder llegar a las casas, enseñando de un modo que nunca se había hecho. Nada me haría más feliz que volver al aula.
2. “Abren las cervecerías y no abren las escuelas”. Muchxs desconocen lo que implica la apertura de laS escuelaS. Por ejemplo, la apertura de todas las escuelas implica un movimiento de al menos 15 millones de personas en todo el país, en un rango horario más bien acotado. Son algo así como 50.000 instituciones que abren sus puertas diariamente. Ni remotamente se compara al movimiento de las cervecerías por más que un ex Ministro las haya recomendado como emprendimiento exitoso.
3. “Abren las colonias en verano y no quieren abrir las escuelas”. Las colonias son al aire libre. Vamos al tema siguiente.
4. “No es a todo o nada, abran las que se puedan”. Coincido plenamente. Hay que relevar la infraestructura escolar, hacer adaptaciones, tener en cuenta la geografía y el clima de nuestro país, por ejemplo, en enero una provincia puede tener 50 grados de sensación térmica y en el otro extremo del país puede estar nevando. Casi la mitad de las escuelas (instituciones, NO población) son rurales, algunas con alojamiento, otras con dificultades de acceso, claramente las políticas deben ser diversificadas.
5. “Que cada jurisdicción resuelva y listo”. Ideas como esas fragmentaron el sistema educativo argentino. El Ministerio de Educación de la Nación tiene que garantizar la regulación para la unidad del sistema. ¿Entonces la misma decisión para todos? No. Pero deben respetarse los acuerdos logrados en el Consejo Federal de Educación. En tiempos de crisis y excepción es cuando más necesitamos la unidad de criterios y las políticas educativas que achiquen las brechas.
6. “Que vayan pocxs estudiantes, en burbujas y se roten”. Las únicas burbujas que funcionan muy eficazmente hasta el momento son aquellas en las que viven muchxs funcionarixs, sobre todo lxs de CABA. ¿Tenemos claro que hay escuelas con aulas sin ventanas? ¿y con patios reducidos o sólo cubiertos? ¿Y con ventiladores de techo que distribuyen homogéneamente el virus en toda el aula? Sabemos que es necesario renovar la totalidad del aire en cada aula frecuentemente para evitar posibles contagios, se recomiendan ventiladores de pared apuntando a ventanas de una forma determinada y medidores de dióxido de carbono en las aulas. Nada de esto se ha instalado en las aulas de CABA.
7. “Que den clases en los patios”. La experiencia de CABA nos demuestra que no ha funcionado. El porcentaje de presencialidad ha sido extremadamente bajo. No es cuestión de sombrillas. ¡Es la economía, estupido! (Solo un parafraseo, que no busca ofender, por las dudas). El presupuesto del GCABA de infraestructura escolar pasa de 3000 millones de pesos en 2020 a 1000 millones en 2021 ¿Pero entonces no hicieron ni harán la compra de equipamiento y reformas necesarias en las escuelas? Y fíjate…
8. “Con protocolos se puede”. ¿Sabías que en CABA (también en muchas otras provincias) los insumos de limpieza los financian las cooperadoras? ¿Sabías que las cooperadoras dependen, en general del poder adquisitivo de las comunidades? Esto es, en sectores empobrecidos, cooperadoras empobrecidas. ¿Sabes qué plan tiene el Ministerio de Educación de CABA para garantizar la limpieza y desinfección de aulas y zonas comunes en las escuelas? ¿Lo explicitaron? ¿Sabés con cuánto personal se va a contar para hacerlo y garantizar ese aseo entre grupos que rotan?
9. “Solo piensan en lxs docentes hay que pensar en lxs pibxs”. Nada más alejado de la realidad, esta idea responde al pensamiento binario de la construcción de sentido común. Hay que pensar en la sociedad toda. Quienes agitan el fin de la grieta luego generan otra. Sólo si no comprenden a la escuela como lugar de encuentro pueden decir esas cosas. La escuela no es ellxs y nosotrxs. Al menos no para mí y para gran parte de mis compañerxs docentes. Pero tampoco para el virus. En la escuela, como en otros lugares, con o sin síntomas se puede contagiar cualquiera de cualquier edad. ¿Lxs pibxs sufren la pandemia? Vaya novedad, se vulneran en muchas casas sus derechos. ¿Si se podría avanzar en otro formato para que los pibes salgan de sus casas? Si. ¿Se generaron las condiciones en CABA por ejemplo, para que eso suceda? NO.
9. “Que vayan los que viven cerca”. Bien, despejemos la profundización de la desigualdad, porque si no ni siquiera vale la pena argumentar esto. Para que vayan estudiantes, deben ir docentes y personal auxiliar. Muchxs trabajan en varias escuelas distintas por semana y por ende la circulación se multiplica. Eso implica que el transporte público incremente considerablemente sus pasajerxs. ¿Hay alternativas? Desconozco. ¿Vos conocés alguna? “Lxs docentes son esenciales”. Ergo cuando casi todxs somxs esenciales, ¿quiénes quedan por fuera, o mejor, abajo del bondi?
10. “Vamos a la bimodalidad”. Ok. Me interesa. En CABA el gobierno recortó 370 millones del Plan Sarmiento, esto es menos computadoras, menos conectividad. En plazas y en el subte tenes WiFi pero en las villas no. Ni netbook, ni señal. Ni una señal tampoco que indique cómo se logra la bimodalidad, el modelo “híbrido” para ser más cool. ¿Cómo se organizarán los grupos y lxs docentes? ¿Qué materias serán las priorizadas en la presencialidad? ¿Qué sucede con lxs docentes que están en riesgo por posible comorbilidad? ¿Se abrirán nuevos cargos? ¿Hay fechas de concursos? Recordemos que en CABA se decidió dejar sin trabajo a lxs suplentes en plena pandemia. ¿Será posible incrementar las plantas docentes para dar respuesta al modelo “híbrido”? ¿Se formará a lxs docentes para esta modalidad? ¿Se dará el equipamiento? ¿Se está pensando que el/la mismx docente se duplique para patear el centro y cabecear?
11. “Con estos diez puntos demostrás que no querés volver”. NO. Yo quiero volver al aula YA. Pero no quiero volver a como dé lugar. Quiero políticas de cuidado. De lxs pibxs, de lxs docentes, de las familias, de la comunidad. No quiero sombrillas. Quiero computadoras en las casas y conectividad. Quiero un plan, una planificación, no quiero deseos, slogans, ni progres ni de derecha. No quiero la nueva grieta lxs docentes o los pibxs. Quiero a todxs cuidadxs. Quiero escuelas con recursos en infraestructura. Quiero la vacuna. Quiero que quienes opinen, sepan, y que se termine el “panelismo” de tv. Quiero que se tengan en cuenta la didáctica, las culturas institucionales, los recursos tecnológicos, la diversidad climática y de modalidades del sistema, que se garantice la unidad del sistema en esa diversidad. Que el diálogo deje de ser sólo declamado, que las políticas sean con financiamiento y no el bla bla larretiano que rasca donde no pica.
Por si hiciera falta: en muy pocos lugares soy tan feliz como en un aula.