Amnistía Internacional denunció el modelo de negocios de Facebook y Google, porque se basa en la “vigilancia omnipresente”, y representa un “peligro sistémico para los derechos humanos” de miles de millones de personas. “intrínsecamente incompatible con el derecho a la privacidad”
En el reporte de sesenta páginas presentado este viernes, llamado “Gigantes de la vigilancia”, la ONG apuntó que el modo de acción de las empresas virtuales más grandes del mundo no sólo es “intrínsecamente incompatible con el derecho a la privacidad” sino que también atentan contra “la libertad de opinión y de expresión, la libertad de pensamiento y el derecho a la igualdad y a no sufrir discriminación”.
El modelo de negocio a que se refiere AI consiste en ofrecer servicios de forma gratuita a cambio de gestionar los “datos personales íntimos” que los usuarios ceden al hacer uso de las plataformas, que incluyen a Instagram, YouTube y WhatsApp, un monopolio de hecho. Un monopolio al que millones de personas en todo el mundo acuden varias veces al día e incluso donde pasan una parte importante de su vida social. De hecho, en la UE Google, por caso, se ha visto obligada a pagar multas de miles de millones por posición dominante.
Por esto AI señala que se trata de un peligro “sin precedentes”. Más que poner en valor productos, estas empresas monetizan a los usuarios. Facebook, en el mismo informe, responde: “no vendemos datos, vendemos anuncios”.
Sin embargo, Kumi Naidoo, secretario general de AI, sostuvo en la presentación del documento que el control de la vida digital “menoscaba la esencia misma de la privacidad y es uno de los problemas de derechos humanos que definen nuestra época”.
El escándalo de la empresa Cambridge Analytica reveló la facilidad con que manipuló de manera masiva los datos de las personas para manipularlas e influir en ellas. Quedó expuesta en la elección que decidió el Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, en la campaña de Donald Trump, y actuó en las elecciones argentinas de 2015 cuando trabajó para el PRO.
La advertencia sobre la titánica arquitectura publicitaria de Google y Facebook puede ser utilizada con fines políticos, “con consecuencias potencialmente desastrosas para la sociedad, sino que también permite todo tipo de nuevas tácticas publicitarias oportunistas, que hacen presa, por ejemplo, en personas vulnerables debido a enfermedades, problemas de salud mental o adiciones”, criticó Naidoo.
La investigación reconoce que otras grandes empresas tecnológicas, como Apple, Amazon y Microsoft, acumularon “considerable poder” en otras esferas, pero señala que Facebook y Google son las que se han vuelto «esenciales para nuestra forma de relacionarnos e interactuar”, al punto de convertirse en una “nueva plaza pública global”.
Otra internet es posible.
“Ha llegado la hora de reclamar este espacio público vital para todas las personas, no para unas cuantas empresas poderosas y que no rinden cuentas de Silicon Valley”, recomendó la ONG a los gobiernos.
“Para proteger nuestros valores humanos básicos —dignidad, autonomía y privacidad— en la era digital es necesaria una transformación radical del modo en que las grandes empresas tecnológicas desarrollan sus actividades a fin de dar paso a una Internet basada en los derechos humanos”, consideró Naidoo.
La organización de Derechos Humanos convoca a los gobiernos para que “actúen de manera urgente” mediante “la aplicación de sólidas leyes estrictas de protección de datos y la regulación efectiva de las grandes empresas tecnológicas en consonancia con el derecho de los derechos humanos”.