Hace casi tres años Darío Cortés se cruzó con Ulises Puiggrós en el programa que Hernán Lirio conducía por C5N; el primero iba a presentar dos de su recientes escritos: uno de ellos era Oliverio. “Cuando terminó el programa me regaló los dos libros y enseguida me los puse a leer. Al leer Oliverio me di cuenta de que si tenía ganas de hacer un unipersonal, ése era para mí”, rememora hoy Puiggrós, a días de su última función de Oliverio este viernes en el Teatro La Comedia (Rodriguez Peña 1062).
Puiggrós es de los que cree que el deseo lo guía. No a la manera del libre albedrío, podría decirse, más bien lo conduce; lo lleva por los senderos que le permiten cruzarse con los temas y las personas indicadas. “No soy de los que estudian lo que hay disponible o ven en detalle las propuestas que reciben, que recibo bastante. Si no que trato de hacer lo que siento el deseo de hacer. Y en este caso tenía muchas ganas de hacer un unipersonal, que es algo que nunca había hecho, y se me presentaba como un desafío.”
La obra le gustó porque en ella “todo parecía loco; súper desestructurado, y yo estaba buscando eso. Venía haciendo cosas más clásicas, naturalista, y esto planteaba un giro diferente. Ya el hecho de que uno de los personajes fuera Girondo le daba otras características, y encima tenía nueve de sus poemas, así que era muy distinta”. Así que le pidió la obra a Cortés, pero el autor le dijo que tenía comprometidos los derechos. “Creí que no era el momento, que iba a tener que postergar mi idea. Pero más o menos al año Darío me llamó y me dijo que había terminado la cesión de derechos y a partir de ahí se hizo realidad. Tengo que hacerlo sí o sí, pensé, no puedo dar vueltas. Así que enseguida lo hablé con Debora Longobardi, con quien nos estábamos dirigiendo mutuamente en dos obras pequeñas. A partir de ahí supe que sólo quería hacer Oliverio.”
Apenas tuvo los derechos y el acuerdo de Longobardi, se puso a “leer más la poesía de Girondo. Porque mi cabeza nunca terminaba de asimilarlo y yo no terminaba de incorporar su espíritu, su sentido. Encima estaba el personaje que había inventado Cortés, que lo había escrito para él, para actuarlo. Por eso la obra arranca con el personaje del hombre en conflicto personificado como El joven Manos de Tijera. Después todo es imaginación nuestra y una puesta con mucha poesía y mucho surrealismo”,
Y así como lo sorprendió aquel cruce con Cortés de hace años, también lo hizo la respuesta que tuvo la obra. “Cuando aposté al unipersonal ni siquiera pensé que íbamos a llegar a los dos meses, y menos que las funciones iban a ser a sala llena. Era más que nada un gusto mío. Lo sentía como un desafío artístico, porque se daban dos cosas. Por un lado, el unipersonal, por otro, que fuera con dos personajes que contaban dos historias en paralelo, la del poeta y la del tipo que pierde el trabajo, la novia lo deja, le agarran fobias y ataques de pánico; son cosas que nos pasaron a casi todos. Entonces a través de la obra vas viendo cómo él lo va resolviendo, y que es gracias a que descubre a Girondo que encuentra un giro, una manera de salir. Y después está Girondo que con su poesía es desconcertante. Sus partes de descripción cruda de la realidad, diciendo cosas que en esa época no se hablaban, usar ciertas terminologías, palabras, metáforas que no eran consideradas apropiadas ni bellas; me parece que es un adelantado. Y la gente que cree que viene a ver un espectáculos de poesía, se queda impactada porque la poesía es parte del personaje y está muy teatralizada. De hecho vino a verla la sobrina de Girondo y quedó fascinada con la obra, me abrazaba, me felicitaba. Y no pensé que le iba a gustar tanto, porque en realidad es un espectáculo moderno, no naturalista y clásico.”
En el haber de Puiggrós quedaron más cosas. “Para mí marca un antes y un después porque es mi primer unipersonal, que es algo completamente diferente al teatro más clásico, donde el hecho teatral se produce con otros actores; acá dependés sólo de vos en todo duran la hora y pico que dura la obra. Y lo que surja en escena también lo tenés que resolver . Te da como otra pisada y otra madurez pasar por un unipersonal. Y después está Girondo.” Parece que toma un respiro -o tal vez sea la expectativa que se genera siempre que alguien va a hablar de Girondo-, y dice: “Esta obra algo de eso que no tenemos que perder. No sólo los artistas sino todas las personas, que es el querer volar. Siempre tener esa visión, esa imaginación de niño para poder salir adelante en la vida.”
-Oliverio. Comedia Dramática con texto de Darío Cortés, inspirada en el universo poético de Oliverio Girondo. Interpretada por Ulises Puiggrós. Dirección de Débora Longobardi. Viernes, 21:45, Teatro La Comedia (Sala 3), Rodríguez Peña 1062.