El Tribunal Supremo Electoral de Bolivia informó que la diferencia a favor de Evo Morales era de 10,57 puntos con lo que se aseguraba la reelección. El actual mandatario obtuvo el 47,08% y Carlos Mesa llegó al 36,51%. De inmediato, la reacción opositora fue denunciar fraude y convocar a movilizaciones. El líder opositor incluso llamó a buscar apoyo, dentro y fuera de Bolivia para impugnar esos resultados.
Sus amigos se la dieron con rapidez. Michael R. Pompeo, el secretario de Estado del gobierno de Donald Trump, firmó ayer el siguiente comunicado: “Estados Unidos cree que el pueblo boliviano tiene derecho a elegir a sus líderes en elecciones libres y justas. Este derecho está consagrado en la Carta Democrática Interamericana y en la constitución boliviana. Por lo tanto, estamos profundamente preocupados por las irregularidades en el proceso de conteo de votos de las elecciones bolivianas del 20 de octubre.
Estados Unidos respalda a nuestros socios en la región y a los observadores de la OEA al pedir una contabilidad precisa de los votos emitidos, o si eso no es factible en la opinión de la misión de observadores de la OEA, una segunda ronda que sea creíble y transparente.
Mientras tanto, pedimos calma y respeto continuo por el imperio de la ley. El mundo está observando a las instituciones y líderes de Bolivia para garantizar que se honre la voz y la voluntad del pueblo boliviano”.