“Para mí, es el desafío más importante de mi vida. La oportunidad de estar en esta Secretaría no solamente es un desafío para mí sino que es la mejora de muchas de las vidas de las familias más vulnerables”. La que habla del otro lado del teléfono, con la voz quebrada, es Fernanda Miño, flamante secretaria de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat. Se pasa el día de Zoom en Zoom, en su casa, en la villa La Cava de San Isidro, donde vive desde que nació y de la que no se piensa ir. Porque es allí donde empezó a militar hace ya muchos años para mejorar la vida de quienes, como ella, viven en extremas condiciones de vulnerabilidad. Y toda esa militancia comenzó a ver la luz esta semana, en la que se publicó en el Boletín Oficial la Resolución 52/2020, firmada por la ministra María Eugenia Bielsa, que oficializó la creación del “Programa Argentina Unida por la Integración de los Barrios Populares” cuyo objetivo es financiar proyectos de infraestructura urbana y mejoramiento del hábitat, tendientes a la integración de barrios y áreas urbanas vulnerables.
Con esta medida se busca impulsar la integración sociourbana de los barrios incluidos dentro del Registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Socio Urbana (Renabap), que depende de la Secretaría de Fernanda y que ella misma impulsó. “Yo participé desde el minuto cero relevando a mi propio barrio. El registro fue la base de lo que en 2018 llevó a la sanción de la Ley de Integración Socio Urbana de barrios populares. Gracias a ese relevamiento determinamos que en Argentina hay 4400 barrios populares”, explica Fernanda a Tiempo. En base a esa ley, se lanzó esta semana el ambicioso megaplan que tendrá como meta que los barrios accedan a servicios públicos como agua, cloacas y electricidad como prioridad. Los proyectos podrán ser presentados por gobiernos municipales, provinciales, asociaciones o cooperativas, contemplando las necesidades particulares de cada territorio, y las obras que demanden deberán ser ejecutadas al menos en un 25% por organizaciones comunitarias y trabajadores de la economía popular, teniendo prioridad aquellas que realicen su actividad en los barrios a ser intervenidos.
“Los barrios tienen distintas características y distintas demandas. Y esta pandemia lo dejó más al descubierto. El tema del agua, por ejemplo. Hay muchísimos barrios en donde no ha habido nunca agua potable. Quedó totalmente expuesto que no todos enfrentamos la pandemia con las mismas condiciones. Lo mismo con la calefacción. Obviamente, va a tener mejor calefacción una casa que tiene gas natural o que tiene electricidad con una estufa que la gente que no tuvo nunca y que no puede prender una estufa porque se explotan los cables afuera, porque baja la tensión y por la mala conexión”.
El plan presentado esta semana tiene dos líneas de acción. Por un lado, la ejecución de Proyectos de Obras Tempranas, complementarias o de asistencia crítica; y una segunda línea tendiente a la formulación y elaboración de un Proyecto Ejecutivo General impulsado desde los propios vecinos del barrio. “Hay vecinos que quieren armar el propio proyecto de su barrio, que saben por dónde empezar, cuál es la urgencia”. A partir de ahí, la Secretaría que comanda Fernanda deberá monitorear el plan de acción. “Tenemos tres líneas de financiamiento. Una es el externa con el tema de los bancos, el BID, el Banco Interamericano de Desarrollo, la CAF y el Banco Mundial. Tenemos también plata del Presupuesto, que es propio del Ministerio, y por último el fideicomiso que se creó con el impuesto PAIS cuyo destino será para este programa”.
Fernanda está exhausta pero contenta. Desde que asumió como secretaria su vida dio un giro de 180 grados pero sigue manteniendo los pies en la tierra. “Muchos me dicen ‘ahora te podés ir del barrio’, pero yo no lo concibo eso. Nosotros como familia tenemos una misión dentro del barrio que es poder integrarlo, poder darle dignidad, poder abrir calles. Creo que hoy no pasa por una necesidad individual. En mi casa estamos colgados de la luz, como todos, tenemos conexiones clandestinas de agua potable y no tenemos cloacas, tenemos pozo, tenemos gas envasado –grafica–. Yo soy profesora de catequesis y siempre tuve la mirada comunitaria que me llevó a no pensar solamente en la familia como individuo, sino como algo comunitario. Y cuando entré a la política la responsabilidad social se va transformando en dar respuesta y ayudar. Creo que asumir ciertos roles de reclamo, de obtención de derechos te, va llevando por lugares y hoy me encuentro acá. Y yo puedo ser la cara visible y la cabeza de la Secretaría, pero detrás de mí están todos y cada uno de los compañeros de todas las organizaciones que llevamos adelante la lucha desde siempre. Por eso yo no me voy a ir nunca de La Cava, me voy a quedar hasta lograr que sea un barrio integrado al resto y en ese camino estamos”. «