Sebastián Cuattromo tenía 13 años cuando fue víctima de abuso sexual por parte del hermano y docente, Fernando Picciochi, en el Colegio Marianista del barrio porteño de Caballito. En 2012, luego de 20 años de dolor y de lucha, logró que su violador rinda cuentas ante los estrados judiciales donde fue condenado a 12 años de prisión por los delitos de “corrupción de menores calificada y reiterada”. En diálogo con Tiempo, el hombre lamentó el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de San Martín que acaba de absolver al ex cura Eduardo José y analizó que la Corte Suprema de Justicia de la Nación debe pronunciarse de manera urgente sobre la imprescriptibilidad de estos delitos.
“Este fallo es lamentable y se debe a que en nuestro país estamos aguardando que la Corte Suprema de Justicia de la Nación falle y resuelva el tema de la prescripción de este delito. Hay por lo menos entre cuatro y cinco causas en Capital Federal, en la justicia nacional ordinaria, que están esperando esta resolución”, señaló Cuattromo, quien junto a Silvia Piceda, fundó la asociación civil “Adultxs por los Derechos de la Infancia”.
“La Corte debe echar por tierra la tan injusta e inaceptable prescripción de este delito”, expresó el presidente de la organización quien añadió que “como colectivo no tenemos dudas que la Corte va a tener que fallar sentando jurisprudencia acerca de la no prescripción de estos delitos en pos de los derechos de las víctimas a obtener reparación y justicia, poniendo fundamentalmente que la obligación del Estado es proteger a niños, niñas y adolescentes frente a este delito tal como lo manda la Convención Internacional de los Derechos del Niño”.
Dicho de otra manera, el especialista puntualizó que este tipo de fallos se dan porque el máximo tribunal del país no pone a la justicia en sintonía “con la denominada Ley Piazza (N° 26.705 de 2011) y con la Ley de respeto a los Tiempos de las Víctimas (N° 27.206 de 2015), que justamente son leyes que vinieron a dar cuenta de la enorme complejidad psicológica, emocional y subjetiva básica que tiene para cualquier niño, niña o adolescente víctima de abuso sexual el solo hecho de poder hablar de lo que se ha sufrido”.
“Ni hablar poder iniciar –insistió Cuattromo- un camino en búsqueda de reparación y de justicia por esos delitos. Recordemos que hace muy pocos años en nuestro país finalmente se declaró que este delito era de instancia pública, pero hasta la sanción de esta Ley era de instancia privada, es decir que las víctimas necesitaban que fueran sus adultos familiares por ejemplo quienes llevaran adelante estas denuncias, cuando buena parte de los abusos sexuales ocurren dentro del ámbito familiar”.
El rol de la Iglesia
Como víctima y sobreviviente de abuso sexual en la infancia, Cuattromo destacó la importancia de “poder parar a tiempo a través de herramientas legales el contacto de estos personajes para proteger a la infancia, porque sabemos bien que cuando no existe una intervención el agresor o agresora sexual sigue atacando y suele haber muchas víctimas”.
En ese sentido, para Cuattromo el mensaje de la Iglesia no debería tener fisuras. Sin embargo, el presidente de Adultxs por los Derechos de la Infancia aduce que “a pocos días de cumplirse 8 años del papado de Francisco, según nuestra mirada, hay una ausencia total de cambios en la Iglesia Católica Argentina, en sus jerarquías y en sus sistemas de poder en relación con el abuso sexual contra la infancia y en relación con las víctimas de este delito”.
“Nunca se pronunciaron públicamente acerca de este delito, ni le pidieron perdón a quienes hemos sido víctima en Argentina de abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica”, concluyó Cuattromo.