Unos 150 empleados fueron despedidos de la cadena de kioscos Open 25 Hs, en medio de la prohibición de despidos que rige durante la cuarentena.
Los hermanos Juan Manuel y Jorge Damiani son los dueños de Open 25 Hs, una empresa que destaca por la enorme cantidad de denuncias en contra, por precarización laboral y maltrato a los empleados. En esta oportunidad, utilizaron tecnicismos y vericuetos legales poco éticos para dejar sin trabajo a unas 150 personas.
El abogado Alejo Caivano tiene a cargo una treintena de demandas contra la empresa y contó a Tiempo la situación de los despidos: “Echaron a todos los que estaban en períodos de prueba, ya que el decreto no especifica sobre si se puede despedir o no en ese período”.
“Es un grupo con muchas empresas y, depende de la zona, los empleados pertenecen a una u otra sociedad anónima. Son los mismos dueños, pero distintas sociedades. Entonces, se manejan de la siguiente forma: primero, te hacen trabajar en negro unos meses; después, entrás en el período de prueba formal; y después, te hacen renunciar a una sociedad y te contratan de nuevo con otra, para que vuelvas a iniciar el período de prueba y así poder echarte sin pagar indemnización”, describió Caivano.
De esta forma, con estos 150 despidos, Open 25 Hs se ahorró unos 4 millones de pesos en salarios, ya que los empleados cobran alrededor de $ 30 mil pesos mensuales; mitad en negro y mitad en blanco.
El estudio jurídico Abogades en Cooperativa maneja otra porción de denuncias contra esta empresa. El Dr. Pablo Bentivegne planteó al respecto: “Vamos a plantear que el espíritu del decreto que prohíbe los despidos era que no hubiera despidos en este tramo. Pero es muy difícil que la Justicia lo acepte porque no hay especificaciones”.
Sobre el perfil de contrataciones que realiza la empresa, Bentivegne aseguró: “La mayoría son migrantes, súper precarizados y, en el marco de la pandemia, no les brindan ningún tipo de seguridad en términos de higiene y de cuidados”.
Un chocolate, de los caros
“Buscamos venezolanos, principalmente”, le dijeron a J. S. cuando fue a buscar trabajo a la cadena, a la semana de haber llegado de Venezuela.
Trabajó un año y ocho meses, de domingos a viernes, en el Microcentro. Era feliz por tener franco los sábados, pese a tener que trabajar 12 horas por día e incluso más, ya que cuando no llegaba el remplazo debía cubrir las 24 horas.
Un día de tantos, en el pase de turno, llegaron dos supervisores de la empresa, quienes le dijeron que le faltaba “un chocolate, de los caros”. Ante la sorpresa, como acto reflejo, J. S. se ofreció a reponerlo de su bolsillo, pero los supervisores le dijeron que no importaba, que ya estaba despedido “con causa”.
Buscar excusas para despedir “con causa” es otra de las prácticas de la cadena. A J. S., le dijeron que si él enviaba el telegrama de renuncia, le iban a pagar $ 30 mil. Aceptó. Cobró $ 20 mil y se quedó sin trabajo.