Al gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, todavía le sobran ganas para seguir al frente de la provincia de Mendoza por otros cuatro años. Por eso buscó reformar la añeja Constitución provincial para disputar su reelección, pero la respuesta del presidente Mauricio Macri fue promover a su delegado local, el intendente de Luján de Cuyo y empresario Omar De Marchi.
Así como la Carta Magna local no permite la reelección del titular del Ejecutivo, la ley tampoco le permite unificar los comicios de gobernador con los presidenciales. Con esas dos razones, el mandatario y titular del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical fue el primero en resistir al «operativo unificación» que Macri puso en marcha desde su residencia vacacional de Villa La Angostura hace 20 días, para convencer a dos socios radicales esquivos: Cornejo y su correligionario Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y otro urgente interesado en separar su boleta de la que encabezará Macri.
A diferencia del mendocino, Morales buscará su reelección y no oculta su preocupación por la pésima performance del Presidente en las encuestas. Asegura que el padrón de su provincia no supera el 1% del electorado nacional.
En la Casa Rosada descuentan que el jujeño será el segundo en recibir el «permiso» de Macri para desdoblar. Y le bajan el tono a la tensión con los socios. Dicen que el planteo ordenador de Macri fue «no especular con las fechas electorales», casi el mismo argumento que utilizó la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, para resignar su plan para separar su boleta por la reelección de la presidencial.
«Mendoza no es la provincia de Buenos Aires. Representa el 4.25% del padrón electoral. Cada provincia que gobierna Cambiemos tiene que tener una estrategia particular», aseguró un funcionario de Cambiemos. El Presidente le concedió a Cornejo la razón que le negó a Vidal. «En este caso Macri creyó que un triunfo en Mendoza previo a octubre potenciaba la estrategia de la reelección», justificó la fuente. Es el mismo punto que argumentaron los escuderos de Vidal y les recordaron que el electorado provincial significa el 38% del padrón nacional . Nada parecido a Mendoza ni Jujuy, dos de las tres provincias que gobierna la UCR, además de Corrientes, administrada por Gustavo Valdés, electo en 2017 y con mandato hasta 2021. La lista de radicales prominentes se completa con Daniel Salvador, vicegobernador de Vidal.
En los últimos cuatro días Cornejo resolvió parte de los dilemas electorales que lo atraviesan desde que comenzó a pelearse con el macrismo. Insistió con desdoblar hace dos semanas, el viernes reunió a su tropa para aferrarse a esa posibilidad, ratificó la decisión el lunes y este martes, como titular provincial del partido, apoyó la precandidatura del intendente de la capital provincial, Rodolfo Suárez, de 55 años. La decisión postergó al «superministro» de Economía, Infraestructura y Energía, Martín Kerchner, que sonaba como favorito.
«En las consultas que hemos realizado con intendentes, legisladores provinciales y nacionales, como es el caso de Julio Cobos que está acá presente, vimos que Rodolfo puede representar este proyecto de continuidad para los próximos 4 años”, dijo Cornejo para presentar al contendiente del macrista Omar de Marchi, en las PASO provinciales del 9 de junio, previa a las generales del 29 de setiembre.
Como presidente del Comité Nacional de la UCR, Cornejo tiene otras cuitas pendientes con el PRO. En la Casa Rosada le exigen que intervenga en la pelea cordobesa de dos radicales: el intendente capitalino, Ramón Mestre, y el diputado nacional y jefe del Interbloque de Cambiemos, Mario Negri. Córdoba no tiene PASO y el radicalismo local, encabezado por Mestre, se presentó ante la Justicia para realizar internas de Cambiemos el próximo 17 de marzo, en un territorio que tendrá ejecutivas el 12 de mayo.
Cornejo es uno de los dirigentes boiniblancos que reivindica la utilización de las Primarias para definir las candidaturas dentro de Cambiemos, un punto inaceptable para el PRO que busca cerrar listas únicas en todos los distritos en las PASO nacionales de agosto.
El mendocino integra el pelotón que reclama, dentro de Cambiemos, un compañero de fórmula radical para Macri. Mestre -junto al ex ministro del Interior de Raúl Alfonsín Enrique «Coti» Nosiglia y a un sector de la vieja Coordinadora- apunta al exministro de CFK y excandidato porteño Martín «Guga» Lousteau. Al ex embajador en Washington le adjudican un intercambio con Macri por encima de lo conocido, como una voz de consulta en medio de la crisis, a pesar de la inquina que le prodiga la chaqueña Elisa Carrió, diputada nacional y jefa de la Coalición Cívica.
Obturado su plan por la reelección, Cornejo se encamina a concluir su cuarto año de mandato y el último tramo de su rol como titular de la UCR. En la Casa Rosada le ofrecen encabezar la lista de diputados nacionales por Mendoza y luego presidir el bloque de Cambiemos en la Cámara baja. Un destino que el «cornejismo» no considera viable, al menos por ahora. Dicen que falta un siglo para esas definiciones, una crisis económica por transitar y una interna por resolver.