El vínculo de Mariano Elizondo con el fútbol se remonta a su juventud: jugó como defensor central en el torneo regional de Mercedes, su ciudad. La expectativa de trabajar como futbolista se terminó cuando, a los 17, se mudó a Capital para estudiar contaduría y administración de empresas. Su llegada al fútbol profesional se produjo 27 años después: el 9 de junio pasado asumió como el primer presidente de la Superliga sin haber pasado por ningún club. Es interesante trabajar acá porque la vara para poder cambiar y mejorar cosas está muy baja, dice.
-¿En qué sentido?
-Se puede hacer mucho para mejorar la calidad y la presencia del producto en el mercado global, la situación de los clubes y las canchas. No hay que inventar nada raro, simplemente hay que hacer.
-¿Por qué se eligió un presidente sin experiencia como dirigente?
-Marcelo (Tinelli) me invitó a que lo acompañe en la comisión audiovisual de la AFA cuando analizaban las ofertas televisivas porque antes ya habíamos trabajado juntos en la compra y venta de derechos en Ideas del Sur. Siempre me decía que me quería como gerente general o CEO cuando él fuera presidente. Finalmente eligió no ir como candidato y algunos dirigentes me preguntaron si me interesaba ocupar el lugar. Fui como candidato y me eligieron 22 clubes. También creo que, como no soy de ningún club, nadie me ve como alguien que tome una decisión en beneficio de otro. Nunca fui presidente, tesorero, vice ni nada de ningún club. Es lo que ven en mí más allá de lo que pueden valorizar sobre mi vida profesional: no soy de nadie y soy de todos y tengo un conocimiento del tema.
-¿Cuáles son los objetivos de la gestión?
-La Superliga es una asociación civil formada por 28 clubes de Primera. El objetivo es tratar de llevar al fútbol a un lugar distinto al que encontramos.
-¿Qué encontraron y hacia dónde quieren ir?
-Encontramos lo que veíamos todos los argentinos. No es que yo encontré algo que el resto no veía. Me gustaría modificar un montón de cosas: tener más orden, que las canchas se vean distintas, que sean más seguras, que estén más llenas y que los hinchas tengan un mejor servicio, que crezcan los sponsors para que haya más dinero para repartir y que podamos controlar los ingresos para que lo que se genera con mucho esfuerzo no se vaya en gastos innecesarios. El trabajo es largo y ojalá que en dos o tres años se vean lo que estamos haciendo ahora. Hay tareas que tienen que ver con la estética y otras con el fondo del producto. El año que viene los clubes van a tener que aplicar para obtener su licencia del torneo de Primera. Estamos trabajando en el reglamento de los criterios que cada club va a tener que cumplir en fútbol profesional, juvenil, infraestructura, temas financieros o jurídicos. Tanto la FIFA como la Conmebol piden una licencia desde el año que viene. Nuestra idea es que la vara de la licencia de la Superliga sea superior a la de Conmebol.
-¿Cuáles son los requisitos?
-El más fácil de explicar es el famoso Fair Play Financiero. Ya arrancamos con eso: les pedimos a los clubes que presenten una declaración jurada y que tengan los salarios al día. Trabajamos para que presenten sus declaraciones, digan cuántos ingresos van a tener, cuántos gastos, cómo van a cancelar las deudas no regularizadas y cómo es el balance del club. También vamos a trabajar sobre la infraestructura de los estadios, de las inferiores, temas de seguridad y todo lo vinculado a los árbitros tanto para capacitarlos como para dotarlos de tecnología. Además, desarrollamos la gestión comercial con un nuevo sponsor del torneo como Quilmes y vamos a anunciar otros. Trabajamos distintas líneas para conseguir recursos para repartir entre los clubes.
-¿Hasta dónde puede controlar la Superliga?
-Antes de fin de año tenemos que definir el reglamento sobre las licencias. En abril, los clubes van a tener que presentar los requisitos y desde el próximo torneo están obligados a contar con la licencia. Este año es de transición, pero desde el torneo que viene ningún club va a poder participar sin la licencia. Estamos definiendo los reglamentos pero tomamos medidas de corto plazo como pedir presupuestos y las declaraciones juradas con el pago de los salarios.
-¿Qué recepción tienen?
-La aceptación hasta ahora es muy buena. El argentino a veces es cortoplacista y se olvida de lo que vivimos hace poco tiempo. Seis o siete meses atrás el fútbol estaba parado porque los clubes no les pagaban a los jugadores. Sesenta días atrás se decía que no arrancaba porque había deuda con los jugadores. Entre la AFA, el gremio y la Superliga logramos que los clubes encaucen sus deudas. Ahora trabajamos mes a mes para que no se vuelva a desordenar. Nuestra gestión tiene que ver con el orden, la transparencia y la credibilidad. Tenemos un fixture y un calendario que van hasta el 31 de diciembre de este año. Es importante porque ayuda mucho para que los clubes sepan qué días juegan, tengan previsibilidad y para que los hinchas puedan saber cuándo juega su equipo.
-¿Qué sanciones podrían caber si hubiera incumplimientos?
-Este año adherimos a una norma vieja de la AFA: si el club no tiene cancelada la deuda con los jugadores, el Tribunal de Disciplina puede aplicar la quita de puntos como máximo castigo.
-¿Por qué fue necesaria crear una Superliga?
-Deberían responder los que la crearon. A mí me eligieron como el primer presidente. El modelo se aplica en todo el mundo y es exitoso. Está en muchos lugares y la FIFA recomienda separar la liga y la federación. No es invento argentino: hay años de experiencia en muchos países.
-¿La gran diferencia está dada por la constitución de los clubes?
-Hay diferentes figuras en el mundo. Barcelona y Real Madrid no son Sociedades Anónimas. Tenemos muy buen vínculo con la liga española y tratamos de copiar las cosas que vemos para nuestro fútbol y de descartar las que no. En España, por ejemplo, definen hasta el alto del pasto de la cancha y presentan un plan de riego. Tienen definidos largo, ancho y ubicación de las banderas. Están obligados a tener el 70% del estadio completo. El valor lo define cada uno, pero tienen que llegar a ese porcentaje porque una cancha llena es mucho más linda. Parece años luz para nosotros, pero tenemos que llegar. Tienen un modelo de trabajo desarrollado y una estrategia internacional del producto, como en la NBA con quien también estamos en contacto. Argentina nunca tuvo esa estrategia. Hay muchas cosas más allá de la figura jurídica que eligen la liga y los clubes.
-¿En las cuestiones a copiar aparece el ingreso de otras formas jurídicas?
-No es un tema de debate hoy y no creo que deba ser un debate solo de la Superliga. En todo caso sería de todo el fútbol argentino y tendría que ser una potestad de los clubes. Hoy no se debate y si se debatiera habría qué definir el modelo porque hay muchos. En Alemania, por ejemplo, los socios tienen mayoría en la participación con el 51% y puede haber una participación privada en el 49% restante al que le exigen que cumpla con las funciones sociales. Hay miles de modelos. Si mañana se tomara uno, la última barrera son los clubes que definen qué quieren hacer.
-¿La Superliga tiene potestad para modificar las figuras jurídicas?
-No es un tema en discusión. De existir una reforma debería ser del fútbol argentino por completo, no de la Superliga.
-¿Era necesario cambiar la televisación para que existiera la Superliga?
-No, son dos cosas que se dieron en simultáneo. El contrato con Fox-Turner lo terminó firmando la AFA y un tiempo más tarde lo ratificó la Superliga. Cuando se hizo el acuerdo original, la Superliga estaba en pañales. No sé si una era condicionante de la otra. Sí está claro que el Gobierno venía diciendo que el programa Fútbol Para Todos se terminaba y en ese momento no se hablaba de la Superliga.
-¿Entre los nuevos desarrollos están el Prode y las apuestas online?
-Las apuestas no están en la órbita. Lo que está en el radar es la idea de generar otro tipo de vínculo con el hincha. El Prode puede haber sido exitoso muchísimos años atrás, pero un pibe de 20 o 25 años no sabe de qué hablamos. Nuestra idea es trabajar en esa generación con un fantasy game, un juego con los futbolistas. También trabajamos para hacer un e-game de la Superliga. Hay posibilidades de generar recursos y de jugar con el fútbol como modelo con algo más moderno que el Prode.
-¿Hay un porcentaje posible sobre el aumento de ingresos?
-Imagino que este año los recursos generados por fuera de los derechos de televisión pueden llegar a estar casi en un 10% de lo que paga la televisión. Ese porcentaje debería ir creciendo año tras años.
-¿Cuál es el criterio para repartir el dinero?
-A partir del que viene, el 50% se divide en partes iguales, 25% en base al mérito deportivo y el otro 25 en base al rating. El rating es complejo. El modelo que se tomó era de TV abierta y ahora va por cable y en algunos casos por Premium. Entonces hay que ver qué definición tomamos para ser justos. ¿Por qué? Porque el universo de gente entre el básico y el Premium es diferente. Hay que encontrar una forma para que el reparto sea justo y equitativo.
-¿Esa es la línea?
-En un momento, los clubes más grandes cobraban mucho más que los chicos. Hoy se achicó bastante. Los clubes que más cobren no van a poder recibir más de 2,2 veces en relación a los que menos cobran. En España, por ejemplo, Barcelona y Real Madrid llegaron a cobrar el 50% del dinero.
Nuestro reparto es más parecido al de la Premier League con una concepción igualitaria: se fija un tope para que no exista una diferencia tan grande. Por otro lado, el reparto del dinero de la Superliga es mucho más solidario que el reparto de dinero del mercado. Lo que cobren los clubes por la Superliga va a ser mucho más parejo que el dinero que cada uno genere por su lado. Imaginemos que el que menos cobra no tiene 2,2 veces menos en cantidad de socios ni en la venta de camisetas, de publicidad o de jugadores. Probablemente si analizamos esos números debe existir una diferencia de 10 o 15 veces más entre los que más recaudan y los que menos recaudan en esos mismos ítems en el mercado.