El jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, Gerardo Milman, confirmó que el jueves «la ministra (de Seguridad) Patricia Bullrich inició el proceso de una licitación pública internacional para la compra de estas pistolas. Así que en los próximos meses vamos a poder ver que tanto en trenes como aeropuertos habrá una primera experiencia de las fuerzas federales con estas armas». Por su parte, el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, especificó que el gobierno apunta a la compra de 300 pistolas Taser y argumentó que “en los grandes aglomerados de personas está probado que es muy eficaz para no tener que usar armas de fuego”.
Más tarde la misma Patricia Bullrich dijo en declaraciones radiales que la utilización de las Taser para efectivos de las fuerzas federales es una «decisión tomada» y explicó que ese tipo de armas pueden brindar una «respuesta adecuada frente a ciertas aglomeraciones» de gente. La ministra aseguró que, en principio, se utilizarán en los vagones de trenes «con mucha gente parada, (porque) el policía no tiene la posibilidad de usar un arma común». Además destacó que se utilizará «en el caso de los aeropuertos, no es para afuera, pero sí adentro, donde la policía recorre y está en medio de un montón de gente donde se pueden producir situaciones de cierta violencia y necesita actuar, y el arma común es compleja para lugares de este tipo».
La inclusión de las Taser entre el armamento de la Policía porteña era un objetivo de Mauricio Macri desde que ocupaba el cargo de jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La utilización de ese tipo de armamento fue denunciada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque, al no dejar marcas físicas, podría ser utilizada como un elemento de tortura física.
El secretario Burzaco destacó que estas armas se “usan en cientos de países” y siguió la línea argumental de enfatizar que se trata de una alternativa al uso de armas letales. “Hemos decidido a nivel nacional dotar al personal de estas armas no letales para las situaciones de violencia que se dan, para no tener que usar armas de fuego”, subrayó. Y amplió: “Entre el bastón y la pistola faltan armas no letales, para que el personal policial pueda actuar”.
Cada una de las pistolas Taser costaría unos 3000 dólares. Si a este monto se le suma la capacitación del personal de seguridad el Estado nacional debería desembolsar unos tres millones de dólares. Si bien cada jurisdicción podrá decidir si la utiliza o no, ya se sabe que Cristian Ritondo, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, ya estaba decidido a incorporarlas para el grupo Halcón.
Las pistolas Taser inmovilizan de manera instantánea a quien recibe la descarga porque generan múltiples contracciones musculares por segundo. En el modelo que está evaluando el gobierno “las armas de puño tienen un alcance de hasta ocho metros. Pero también hay escopetas que tiran entre 30 y 40 metros”, describió Burzaco.