Germán Chávez Torrez tenía 31 años y hacía nueve que trabajaba como cajero en la sucursal del Banco Nación de Isidro Casanova, donde su padre Rinaldo Chávez había sido tesorero antes de jubilarse. Nacido en Ituzaingó, amante de los videojuegos e hincha del Deportivo Morón, sus restos fueron despedidos ayer al mediodía, entre los aplausos y el llanto de sus familiares y amigos, en el Cementerio Municipal de Morón. Chávez fue asesinado el viernes durante un robo comando al banco, perpetrado por tres delincuentes fuertemente armados.
Los sospechosos huyeron con un millón de pesos y 25 mil dólares, y si bien aún no fueron detenidos, autoridades policiales dejaron trascender que ya habrían sido identificados.
Todo fue muy rápido. Habían pasado minutos de la apertura de la entidad, situada en Roma 3271, de esa localidad del partido de La Matanza, cuando un grupo comando, armado con al menos una ametralladora y pistolas, irrumpió en escena y obligó a la docena de clientes que había, entre ellos jubilados y madres con sus hijos, a tirarse al piso.
Inmediatamente después, los delincuentes fueron a la línea de cajas, donde exigieron el dinero. Aparentemente, la víctima pretendió alejarse y resistirse al robo, y allí uno de los delincuentes lo ejecutó de un balazo en la cabeza.
Luego de hacerse con el botín, los ladrones salieron del banco a la carrera y se toparon con un agente de la Policía Federal que se encontraba casualmente en el cajero automático y abrió fuego. Tras un intercambio de disparos, la banda logró escapar.
El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, quien el viernes se acercó al lugar del crimen, aseguró: “Lamentablemente Germán, capaz que sin pensar, intentó forcejear con uno de los delincuentes y recibió un impacto que le produjo la muerte”. El funcionario se refirió al hecho como una “desgracia que sacude a la provincia” y remarcó: “No podemos permitir que un grupo de delincuentes arrebaten la vida de cualquier bonaerense porque sí”.
Berni aclaró que «nada tuvo que ver la intervención del policía federal con la muerte del cajero». Poco antes, el ministro se había reunido con los familiares de Germán.
Fuentes de la investigación indicaron que durante el tiroteo, uno de los delincuentes resultó herido, aunque logró subirse con sus cómplices a un Renault Fluence gris, en el que huyeron con al menos uno o dos delincuentes más que actuaban de «campana».
El automóvil fue hallado minutos más tarde en la esquina de Pujol y Segundo Sombra, a pocas cuadras del banco, adonde se cree que los delincuentes abordaron un Volskwagen Suran, en el que continuaron la huida. Más tarde, se estableció que el Renault Fluence había sido robado el miércoles en Lanús.
Los investigadores intentaban establecer si los autores de este hecho son los mismos que más temprano habían realizado una salidera en una financiera en Olavarría al 2300, de Villa Madero, también en La Matanza.
Si bien la entidad bancaria contaba con seguridad privada de la empresa Briefing Security, se trataba de dos custodios que no están armados. Durante el asalto estaban en el interior de la sucursal, uno de ellos en la garita de la planta baja y otro en la sala de cámaras de seguridad, en la planta alta, pero ninguno pudo intervenir.
En señal de “duelo, repudio y reclamo”, la Asociación Bancaria anunció durante las dos primeras horas de este lunes un cese de actividades en todos los bancos. Eduardo Berrozpe, vocero del gremio, sostuvo que «esta muerte es consecuencia de la desregulación de la seguridad bancaria ejecutada por los presidentes del Banco Central durante el macrismo: Federico Sturzenegger, Luis Caputo y Guido Sandleris», advirtió y subrayó que «el personal de seguridad, falto de capacitación y desarmado, no tiene la culpa». «